Las sombras de Pachi V¨¢zquez
Manuel V¨¢zquez, que ahora se postula como acorazado l¨ªder, deber¨ªa haber seguido el sabio consejo de una aut¨¦ntica dama de hierro como Margaret Thatcher ("El consenso es la negociaci¨®n del liderazgo") o de un presidente para tiempos dif¨ªciles como Harry Truman ("Liderar es la capacidad de conseguir que las personas hagan lo que no quieren hacer y que adem¨¢s les guste hacerlo"). Obedeci¨® a otras voces y, lamentablemente, se equivoc¨®. Hay pocos espect¨¢culos m¨¢s tristes que un solitario boxeador peleando con su sombra. V¨¢zquez le declar¨® la guerra a sus fantasmas y se infligi¨® una severa derrota pol¨ªtica. Decidi¨® sustituir una mancha por un agujero. En su empe?o por saldar un viejo problema de incompatibilidades, logr¨® renovar el debate sobre su interinidad como secretario general. Por m¨¢s que su c¨ªrculo de leales fabule la resoluci¨®n de la crisis navide?a de los socialistas gallegos como una victoria un¨¢nime de su autoridad, Pachi V¨¢zquez no tiene ninguna medalla que colgarse en el pecho.
Las inseguridades sobre sus capacidades se disipar¨ªan si no titubease en la defensa del bienestar
El principio de una persona, un cargo complace a muchos socialistas molestos por la acumulaci¨®n de responsabilidades institucionales de algunos de sus dirigentes y enlaza con otros debates que esperan una respuesta positiva para hacer del PSdeG un partido mucho m¨¢s democr¨¢tico y sensible a las opiniones de sus militantes. Sin ir muy lejos, hace pocos meses la ejecutiva de V¨¢zquez decidi¨® que en los ayuntamientos con gobiernos del PSdeG solo habr¨ªa primarias si una candidatura alternativa lograba el aval del 40% del censo de la agrupaci¨®n socialista. Para la salud democr¨¢tica del partido ser¨ªa m¨¢s beneficiosa una norma menos preocupada por librar a sus alcaldes del debate interno y mucho m¨¢s interesada en favorecer la participaci¨®n de los afiliados.
Si se quieren limitar los efectos devastadores de la desafecci¨®n ciudadana respecto de la pol¨ªtica, los partidos de la izquierda saben que deben propiciar nuevos espacios de participaci¨®n y enterrar una decepcionante tradici¨®n que indica que la democracia es un recurso del que se echa mano ¨²nicamente en casos extremos, principalmente cuando no cuajan los acuerdos de las ¨¦lites dirigentes o las derrotas electorales obligan a una catarsis colectiva. Desconectada de la reactivaci¨®n democr¨¢tica del PSdeG, la aplicaci¨®n selectiva y discrecional de la doctrina de una persona, un cargo no pasa de ser una maniobra para lograr una direcci¨®n del grupo parlamentario m¨¢s entregada al secretario general o una concesi¨®n suicida a la dictadura de la incompetencia que sacrifica a los mejores en beneficio de los m¨¢s fieles, sean v¨¢lidos o no.
Con P¨¦rez Touri?o en la secretar¨ªa general y en la presidencia de la Xunta, se inici¨® una revoluci¨®n tranquila que modific¨® la imagen tradicional del PSdeG reafirmando su compromiso galleguista. Hay que tener una memoria muy fr¨¢gil, o estar cegado por el sectarismo, para no reconocer que con ¨¦l se produjo la refundaci¨®n del PSdeG como fuerza pol¨ªtica gallega fortaleci¨¦ndose como un proyecto aut¨®nomo de la izquierda progresista al servicio de los intereses de Galicia. Las dudas sobre la interinidad de V¨¢zquez tienen, en buena medida, remedio si es capaz de atender, sin ambig¨¹edad, al llamamiento que Touri?o hizo para que el PSdeG se reivindique con una renovada orientaci¨®n socialdem¨®crata y una radical convicci¨®n galleguista y federal.
Las inseguridades sobre sus capacidades tambi¨¦n se disipar¨ªan si V¨¢zquez no titubease en la defensa de pol¨ªticas de bienestar que, en tiempos de crisis, nunca deben ser podadas y s¨ª decididamente reforzadas. De talar y miniaturizar el sistema gallego de bienestar ya se ocupa celosamente N¨²?ez Feij¨®o, el jardinero infiel que concibe nuestro autogobierno como un bons¨¢i. El secretario general del PSdeG puede estar seguro de que su jefatura igualmente ganar¨ªa profundidad de campo si rechazase con contundencia la simplona explicaci¨®n que Jos¨¦ Bono ofrece de la debacle electoral del PSC como resultado inevitable de su maldito acuerdo con los nacionalistas. Adem¨¢s, deber¨ªa abonarse al evidencialismo pol¨ªtico: en Galicia, el cambio de gobierno posible se funda en una alianza entre el PSdeG y el BNG, cualquiera otra especulaci¨®n estrat¨¦gica trabaja en beneficio del inventario de poderes del PPdeG. Hay una ¨²ltima evidencia que deber¨ªa asumir: Leiceaga, Lage Tu?as o Pose no son su mala sombra, lo que oscurece su liderazgo es que, si ¨¦l no impulsa iniciativas pol¨ªticas que hagan cre¨ªble que hay una alternativa al PPdeG, pronto ser¨¢n muchos los socialistas que se convencer¨¢n de que para vencer a Feij¨®o en 2013 ser¨¢ necesario, primero, derrotar a Pachi V¨¢zquez.
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