La reforma posible
El Gobierno tiene v¨ªa libre para ampliar la edad de jubilaci¨®n y el periodo de c¨¢lculo de las pensiones
La Comisi¨®n del Pacto de Toledo no ha conseguido poner de acuerdo a los partidos pol¨ªticos para que acepten una reforma del sistema de pensiones que incluya una prolongaci¨®n de la edad de jubilaci¨®n desde los 65 a?os actuales hasta los 67. La edad de jubilaci¨®n se ha convertido en el motivo de discordia pol¨ªtica sobre la reforma, aunque no es poco que la Comisi¨®n haya alumbrado un conjunto de recomendaciones (incluido el otro gran pilar de la reforma, la ampliaci¨®n del periodo de c¨®mputo para calcular la pensi¨®n) que deja al Gobierno las manos libres para imponer el cambio que quiere en las pensiones. Y ese cambio es aplazar la edad de jubilaci¨®n hasta los 67 a?os, ampliar el periodo de c¨¢lculo de la pensi¨®n desde los 15 a?os actuales hasta los 20 (quiz¨¢ 25) y aumentar el n¨²mero de a?os de cotizaci¨®n para tener derecho a la pensi¨®n m¨¢xima.
En favor de la tesis del Gobierno hay que decir que los argumentos para acometer la reforma son s¨®lidos. Existe una probabilidad muy elevada de que el sistema entre en d¨¦ficit a partir de 2020 si no se corrigen ahora los par¨¢metros b¨¢sicos de las prestaciones; por tanto, es necesario tomar decisiones ahora. Es verdad que la gesti¨®n pol¨ªtica de esta reforma ha sido algo confusa. Recu¨¦rdese el efecto del caso del documento presentado por el Gobierno ante la CE que inclu¨ªa la jubilaci¨®n a los 67 a?os, que fue inmediatamente retirado, o las reticencias de los ministros de Trabajo a aceptar cambios. Pero en las ¨²ltimas semanas, quiz¨¢ desde la llegada de Rubalcaba a la vicepresidencia, las reformas se aceptan y adem¨¢s se les pone fecha. En el caso de las pensiones, el 28 de enero es el d¨ªa l¨ªmite, tres d¨ªas despu¨¦s de que el pleno del Congreso vote el documento del Pacto de Toledo aprobado ayer.
Al Gobierno se le critica precisamente ese escaso margen de tiempo entre la votaci¨®n del Congreso y la presentaci¨®n formal de la reforma que proponga. La cr¨ªtica es razonable, ya que revela una instrumentalizaci¨®n del documento pactado; pero tambi¨¦n debe tenerse en cuenta que el Ejecutivo est¨¢ obligado a gobernar teniendo en cuenta los acuerdos posibles, que no los ideales. Por razones t¨¢cticas, el PP no acepta una jubilaci¨®n a los 67 a?os, salvo con matices, y los partidos de izquierda nunca la avalar¨¢n. Una vez que se acepta la reforma, es m¨¢s pr¨¢ctico aceptar un consenso parcial que demorarla en busca del acuerdo total.
La reforma de las pensiones que propone el Gobierno es racional, sobre todo si se aplica con prudencia, mide los tiempos de aplicaci¨®n, tiene en cuenta la vida laboral de cada trabajador y ajusta algunas deficiencias bien se?aladas por el Pacto de Toledo (ampliar la pensi¨®n de viudedad). Si de lo que se trata es de garantizar la supervivencia del sistema, del que nadie hoy quiere prescindir, esta es una de las muy escasas opciones disponibles. Las organizaciones sindicales no deber¨ªan perder la oportunidad de enriquecer la reforma, por m¨¢s leg¨ªtima que sea su oposici¨®n a la misma.
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