Viajar al infierno sin pisarlo
Una monumental edici¨®n discogr¨¢fica rememora la guerra de Vietnam
Woodstock 1969. El rockero psicod¨¦lico Country Joe McDonald canta el estribillo de I-feel-like-I'm-fixin'-to-die [Me siento como si me estuviera preparando para morir]: "?Para qu¨¦ luchamos? No hay tiempo para preguntas porque, ?hurra!, todos vamos a morir...". Poco a poco, el p¨²blico se une a la mordaz cr¨ªtica a la guerra de Vietnam, envuelta en una melod¨ªa de vari¨¦t¨¦, hasta que miles gritan "Fuck" [Joder] junto al artista, conciso resumen de su rabia por una lucha absurda en un pa¨ªs en el que sent¨ªan que EE UU no ten¨ªa nada que hacer.
"Fue de las primeras canciones que trataban la guerra de manera sarc¨¢stica. Y choca porque la letra carece de simbolismo", explica McDonald desde California. Tanto es as¨ª que frases como "no dud¨¦is en mandar a vuestros hijos a Vietnam porque pod¨¦is ser los primeros de la manzana en verlos volver a casa en una caja" siguen impidiendo que salga por la radio en el pa¨ªs de la libertad. "La gente se siente ofendida aunque es humor negro. Desde el 11-S reina la misma correcci¨®n pol¨ªtica que en 1960", opina el cantante.
'Next stop is Vietnam' contiene 13 discos y un libro de 300 p¨¢ginas
8.774.000 soldados estadounidenses sirvieron -de los cuales 58.220 dejaron su vida- en la guerra de Vietnam (1964-1973), cuya sombra persigue no solo a los supervivientes. Next stop is Vietnam. The war on record 1961-2008, una colecci¨®n de 13 discos completada por un libro de m¨¢s de 300 p¨¢ginas con cientos de fotos y numerosos ensayos, explora aquel trauma que polariz¨® a la sociedad estadounidense a trav¨¦s de su impacto en la m¨²sica popular. El equipo de la discogr¨¢fica alemana Bear Family Records, famosa por sus cuidadas reediciones, seleccion¨® m¨¢s de 300 canciones, algunas atemorizantes, otras casposas y muchas capaces de provocar un nudo en la garganta.
"Quer¨ªamos abarcar todo el espectro, de la izquierda a la derecha m¨¢s profundas. Lo que me importa es la documentaci¨®n", explica Richard Weize, fundador de Bear Family. Escuchar las m¨¢s de 17 horas de material es como viajar al infierno sin tener que pisarlo. Desde la furia hirviente de Eve of destruction, de Barry McGuire, una de las primeras canciones antiguerra en convertirse en ¨¦xito comercial, pasando por la horrible Christmas wish, de Becky Lamb, que pide a Santa Claus que para Navidad mande a casa a su hermano muerto en Vietnam, hasta Universal soldier, de Buffy Sainte-Marie, que llama a los soldados a rebelarse, y la recalcitrante respuesta de Jan Berry, Universal coward, que acusa de cobard¨ªa a los disidentes.
No faltan grabaciones de los presidentes Johnson y Nixon, ni de la actriz y activista pacifista Jane Fonda o de Hanoi Hannah, la voz en ingl¨¦s de la propaganda de los Vietcong, que con sus burlas deb¨ªa desmoralizar a las tropas enemigas. Est¨¢n los ¨¦xitos de The Doors, Bob Dylan, Marvin Gaye o Yoko Ono, aunque conseguir los derechos fue imposible en el caso de Ohio de Crosby, Stills, Nash and Young, sobre el asesinato de cuatro estudiantes por parte de la Guardia Nacional en Ohio.
?nico es el material que los mismos soldados grabaron en los campamentos -all¨¢ donde fueran, incluida la jungla, los yanquis se llevaban su m¨²sica, en vinilo y cinta magn¨¦tica-, y luego como veteranos, que se estrena en dos discos de la antolog¨ªa. Aunque algunas canciones hablan de conflictos recientes, como Don't give us a reason, de Hank Williams Jr., que despu¨¦s de la invasi¨®n de Kuwait por Sadam Husein en 1990 advierte a este que el desierto no es Vietnam, la mayor¨ªa de los temas de la posguerra giran alrededor de los viejos fantasmas. Vietnam foreign correspondent, de The Peacemakers Band (2004), recuerda el fotoperiodismo de revistas como Life, Look y Time Magazine, cuyos fot¨®grafos intentaban "salvar vidas con una Leica en lugar de un M-16". Nunca m¨¢s los periodistas tendr¨ªan ese acceso casi ilimitado a las guerras. "La gente entonces luchaba con armas y guitarras. No escribir¨ªa una canci¨®n sobre Irak o Afganist¨¢n incluso si fueran las ¨²ltimas guerras en esta tierra. No tienen nada rom¨¢ntico", apunta Tim Otto, cantante de The Peacemakers Band, que era un ni?o cuando las tropas estadounidenses despejaban el terreno Vietcong con Agent Orange.
EE UU ha vuelto a la polarizaci¨®n, pero no solo sus guerras son distintas. "Nuestra m¨²sica era rock and roll y el¨¦ctrica, controvertida en s¨ª misma: la gente la odiaba", cuenta McDonald, cuya famosa canci¨®n, por cierto, es una de las favoritas de los veteranos de Vietnam.

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