El sue?o eterno de Sigfrido
Adi¨®s a otro icono de la movida, compa?ero de Pedro Almod¨®var, Fabio McNamara y Carlos Berlanga
Llamarse Sigfrido imprime car¨¢cter. Es algo que su madre, la galerista Mari Carmen Begu¨¦, deb¨ªa saber muy bien cuando eligi¨® ese nombre para su ¨²nico hijo, su gran obra. Sigfrido es un nombre heroico al que Richard Wagner dedic¨® la tercera de las cuatro ¨®peras que forman la tetralog¨ªa de El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen). Es un nombre muy sonoro con un defecto: no tiene miedo.
Sigfrido Mart¨ªn Begu¨¦ abandon¨® este mundo sin hacer ruido entre petardos y serpentinas, entre confetis de colores y bengalas, el ¨²ltimo d¨ªa del a?o (pasado). Con ¨¦l se ha ido un maestro de muchos alumnos de Bellas Artes, un amigo de otros tantos, otro trozo de la movida madrile?a, quiz¨¢ "el ¨²ltimo artista rom¨¢ntico espa?ol", como lo han definido algunos de sus amigos.
El pintor preparaba una retrospectiva propia de los ¨²ltimos 10 a?os
La exposici¨®n deber¨ªa inaugurarse en Cuenca a finales de este a?o
Y, sin ¨¦l, vuelven un mont¨®n de recuerdos. "?l pon¨ªa el coche", cuentan las voces de hoy que se suben a 100 por hora en ese R-5 que hac¨ªa viajes de ida y vuelta a Somosaguas, donde estaba la casa de Carlos Berlanga. Cinco en ese R-5: Berlanga, Fabio McNamara, Pedro Almod¨®var, Bernardo Bonezzi y Sigfrido al volante. Carretera de La Coru?a va y viene, trayectos en los que con toda probabilidad nacieron toda clase de canciones, pel¨ªculas, obras y delirios que hoy ya forman parte de la memoria de todos.
Sigfrido dej¨® este mundo "vulgar" que tantas veces prolong¨® en sus cuadros llen¨¢ndolo de fantas¨ªas, molde¨¢ndolo con sus propios sue?os arquitect¨®nicos, haci¨¦ndolo m¨¢gico y haciendo estallar sus sostenes con la fuerza de la ¨²ltima posibilidad. Y, paradojas de la muerte, no se fue con el traje y la corbata, la se?a de identidad del gran dandi que fue, sino en pijama. As¨ª lo encontraron sus padres la pasada ma?ana del 31, extra?ados de que no respondiera a sus llamadas de tel¨¦fono se acercaron a su casa-estudio en el 29 de la calle de Jorge Juan donde hab¨ªa ca¨ªdo abatido por una intensa vida de 51 a?os (sin miedo) en pulso permanente con la diabetes. "Nadie se muere de nada salvo de vivir", sol¨ªa decir este hombre polifac¨¦tico que, atravesado por la carrera de Arquitectura, lo mismo pintaba otros mundos posibles, que dise?aba el vestido de la Barbie en su 35? aniversario o una falla con un pinocho gigante; o montaba una ¨®pera como El Barbero de Sevilla o tan pronto le encargaba a sus alumnos que dibujaran una coca-cola gigante como que hicieran una buena paella.
"Ten¨ªa una preparaci¨®n muy cl¨¢sica por herencia materna y paterna pero se lanz¨® sin paraca¨ªdas a la movida, seducido por la efervescencia creativa de ese momento, ¨¦l siempre dispuesto a reinventarse el mundo", cuenta el artista Pablo Sycet, con quien Sigfrido mont¨® el a?o pasado la ¨²ltima exposici¨®n aniversario dedicada a Carlos Berlanga Viaje alrededor de Carlos Berlanga 1959-2009. "No he conocido a ning¨²n artista que lo tuviera tan claro, desde la adolescencia supo adonde quer¨ªa ir y lo desarroll¨® minuciosamente a lo largo de su vida, sin dejarse contaminar, quiz¨¢ ah¨ª radica su grandeza y su miseria", a?ade Sycet, que recuerda las eternas discusiones de aquel montaje y la socarroner¨ªa caracter¨ªstica de un personaje hecho a s¨ª mismo con absoluta consciencia art¨ªstica, "hasta el pa?uelo de su solapa".
Ahora preparaba, comisariada por su joven amigo y escritor Julio P¨¦rez Manzanares, una retrospectiva propia de estos 10 ¨²ltimos a?os, ya que su ¨²ltima gran muestra fue en 2001 en el Centro Cultural Conde Duque, donde expuso 70 cuadros, 50 dibujos y 30 dise?os, algunos de los cuales han pasado por el Reina Sof¨ªa o el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Madrid.
"Ha sido un trabajo largo porque mientras prepar¨¢bamos la exposici¨®n se le ocurr¨ªan mil cosas urgentes, desde ver una pel¨ªcula a hacer cualquier cosa aparentemente imposible, y siempre ten¨ªa que recordarle: 'Sigfrido vamos a hacer una exposici¨®n que consista en colgar cuadros de las paredes", recuerda P¨¦rez entre risas nost¨¢lgicas. "La ¨²ltima vez que le vi fuimos juntos a la inauguraci¨®n de la nueva sala de exposiciones de ABC Serrano. Dec¨ªa que era un sitio estupendo para hacer una monogr¨¢fica de ilustraciones de Carlos".
Su retrospectiva ten¨ªa t¨ªtulo: Sigfrido Mart¨ªn Begu¨¦: Fantasmagor¨ªas, espejismos y apariciones 2001-2011. Se inauguraba en Cuenca a finales de este a?o, en la Fundaci¨®n Antonio P¨¦rez, con quien Sigfrido manten¨ªa una buena relaci¨®n de amistad. "En principio la idea se mantiene", dice Sycet, responsable del cat¨¢logo de la futura muestra.
Las cenizas de Sigfrido, de su mordacidad incesante, de su verbo imparable, de sus sonoras carcajadas... fueron a parar ayer al cementerio de la Almudena. Aunque Madrid segu¨ªa de resaca por el Fin de A?o, le acompa?aron muchos en el camino hacia ese sue?o eterno junto a los que siempre fueron tambi¨¦n de los suyos: Disney, Serg¨¦i Eisenstein, Jardiel Poncela, G¨®mez de la Serna...
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