Compromiso con talento
A cualquier cin¨¦filo joven le resulta familiar que han existido ancestralmente g¨¦neros denominados comedia, terror, b¨¦lico o western (aunque este lleve mucho tiempo en estado de defunci¨®n) pero le puede sonar a marciana la certidumbre de que en una duradera ¨¦poca se prodigaron etiquetas tan prestigiosas como cine pol¨ªtico, social y de denuncia. Y se preguntar¨¢n cu¨¢les eran los imprescindibles requisitos para inscribirse en esas tem¨¢ticas. Tambi¨¦n la fe en que el cine pod¨ªa ser utilizado como un arma para cambiar el mundo. Los posmodernos, esos impostores que no inventaron nada aunque supieran tanto del vac¨ªo vendible, se partieron de risa a?os m¨¢s tarde ante esos planteamientos entre naifs y apolillados del cine militante. Y como todo en la vida, en esos g¨¦neros con vocaci¨®n de trascendencia convivieron lo mejor y lo peor, el planfletario necio y el retratista complejo, el voceador de consignas esquem¨¢ticas y el intelectual en posesion de matices y capacidad para sembrar la duda.
TAMBI?N LA LLUVIA
Direcci¨®n: Iciar Bollain. Gui¨®n: Paul Laverty. Int¨¦rpretes: Luis Tosar, Gael Garc¨ªa Bernal, Karra Elejalde, Juan Carlos Aduviri.
El guionista Paul Laverty, habitual colaborador para bien y para mal en el siempre identificable cine de Ken Loach, y la directora Iciar Bollain, representan dos visiones del mundo, sensibilidades, formas de acercarse a la realidad, que estaban destinadas a encontrarse. El resultado en Tambi¨¦n la lluvia destila cosas buenas, matices, verosimilitud, sentimiento, las mejores esencias de ese cine pol¨ªtico que dej¨® de estar de moda hace tanto tiempo.
Cine dentro del cine
Hay varias historias en esta pel¨ªcula, incluida esa tan arriesgada del cine dentro del cine. Todas ellas funcionan. adquieren sentido al mezclarlas. Est¨¢ la del rodaje en Bolivia de una concienciada pel¨ªcula que reconstruir¨¢ el expolio y la legalizada barbarie que sufrieron los ind¨ªgenas cuando las carabelas de Col¨®n desembarcaron en Am¨¦rica, la rebeli¨®n de ¨¦stos ante el tributo en oro que les exigen los civilizados depredadores, la protesta ante la voracidad de los colonizadores y la indefensi¨®n de los nativos del cura Bartolom¨¦ de las Casas. Le acompa?a el retrato sicol¨®gico de la gente que est¨¢ haciendo esa pel¨ªcula, sus relaciones con la poblaci¨®n ind¨ªgena que act¨²a como secundaria y extra a precios tercermundistas, los tormentos internos y las dificultades externas para lograr que esa ficci¨®n que reconstruye un pasado atroz pueda llegar al final en medio de las tensiones ambientales, el dilema y el desgarro del posibilista productor, el angustiado director y los acojonados o dignos actores protagonistas al ser obligados por las circunstancias a tomar partido entre el arte y la realidad. La tercera historia se centra en el grito popular y las manifestaciones en Cochabamba contra la privatizaci¨®n del agua concedida a una multinacional, acaudillada por un indio que interpretaba en la pel¨ªcula al lider ind¨ªgena que se sublev¨® contra los invasores espa?oles.
El tema es suculento para las tentaciones de manique¨ªsmo, algo contra lo que no tengo prejuicios si es inteligente, si logra convencerme de que existen los buenos y los malos. Pero aqu¨ª tampoco aparece. S¨ª las luces, sombras, dudas, miedos, huidas, miserias, coraje , paradojas y contradicciones de los que pretendiendo denunciar mediante el arte atrocidades del pasado descubren que en la vida real y en su presente se est¨¢ repitiendo la antigua tragedia de los eternos perdedores.
Tambi¨¦n la lluvia es algo m¨¢s que un retrato digno acompa?ado de inmejorables intenciones. Es una buena y compleja pel¨ªcula. Iciar Bollain cree en lo que est¨¢ contando y lo sabe transmitir con talento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.