La fe de los votantes
Hay un malestar general, la moral est¨¢ por los suelos y el mundo no da una a derechas. Numerosos indicios lo prueban. La Iglesia cat¨®lica llama a la reconquista de Espa?a: que las familias hagan de esta tierra un lugar de redenci¨®n. Hay que ir a misa y dar ejemplo, vaya. Por su parte, Barack Obama tambi¨¦n vuelve al templo. Cuando se mud¨® a Washington, dice Pablo Pardo en El Mundo, la familia del nuevo presidente acudi¨® a varias iglesias en busca de una parroquia. Como ninguna satisfizo al mandatario y a sus parientes, "se quedaron en casa -o en el campo de golf- los domingos", se burla Pardo. Innecesariamente: con las cosas de Dios y con los milagros no se bromea.
Bien mirado, nuestro caso es muy distinto. Para empezar, en Valencia nunca hemos dejado de confiar en los eventos y en los portentos: as¨ª, acudir a misa y jugar al golf son actividades compatibles, espirituales y muy elevadas. M¨¢s a¨²n, si Dios no lo remedia, el Partido Popular volver¨¢ a ganar en la Comunidad a pesar de los esc¨¢ndalos; a pesar de la deuda astron¨®mica o planetaria; a pesar de las cr¨ªticas de los empresarios, que ya no conf¨ªan en las maravillas; a pesar de la desafecci¨®n ciudadana. Admitamos algo: Francisco Camps, Rita Barber¨¢ o Carlos Fabra nos han colocado en el mapa; o en la tierra. No son unos angelitos, pero estos pol¨ªticos populares obran prodigios: su expectativa electoral aumenta como si de un misterio teol¨®gico se tratara. Digo yo que acudir¨¢n a la iglesia a pedir perd¨®n por sus pecados.
O no, tal vez no sea ¨¦sta la raz¨®n: el l¨ªder del Partit Socialista del Pa¨ªs Valenci¨¤ parece estar en las nubes, all¨ª c¨®modamente instalado, sabiendo que para justificar la derrota siempre podr¨¢ echarle la culpa al ¨¢ngel ca¨ªdo, a Rodr¨ªguez Zapatero. No lo digo con j¨²bilo, s¨¢lveme Dios. Me gustar¨ªa que la oposici¨®n auton¨®mica ascendiera a los cielos electorales o al rev¨¦s: que se hiciera m¨¢s terrenal, menos ilusoria, menos quim¨¦rica. Me gustar¨ªa incluso que batiera al adversario para sanear el ambiente, para ventilar los tufos: aqu¨ª tambi¨¦n huele a azufre. Pero creo que tal cosa no ocurrir¨¢, pues entre los votantes de izquierdas no prende entusiasmo alguno. Faltan fe, esperanza y caridad: qu¨¦ quieren, no nos hacemos ninguna ilusi¨®n. Por eso, si no lo remedian echando mano de lo mejor que tienen (militantes ejemplares y persuasivos en las listas), Jorge Alarte o Joan Calabuig se abrasar¨¢n en las tinieblas o en las calderas mientras se buscan el ombligo, digo el centro.
Francisco Camps empez¨® su primer mandato jurando sobre la Biblia y otros textos venerables: els Furs, etc¨¦tera. Se encomendaba poco menos que a Dios y al pasado. Ahora, si la Providencia no lo remedia, yo buscar¨¦ suelo sagrado, me hincar¨¦ de rodillas y me arrepentir¨¦ del porvenir.
http://justoserna.wordpress.com
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