Amores y obsesiones
"Ning¨²n escritor revelar¨ªa jam¨¢s su vida secreta, ser¨ªa como desnudarse en p¨²blico", anot¨® en Patricia Highsmith en 1990. Pero su infancia, su vida, sus obsesiones, sus amores, se cuelan en sus novelas y relatos. La novela que m¨¢s ansiedad le produjo fue Carol, que segu¨ªa con fidelidad su propia vida. No pod¨ªa soportar la idea de quedar expuesta al p¨²blico y en uno de sus cuadernos apunt¨® una lista numerada de los dolorosos sentimientos que le provoc¨® escribirla. Apareci¨® en 1952 con el t¨ªtulo de The Price of salt y bajo el seud¨®nimo de Claire Morgan. No permiti¨® que se publicara con su propio nombre hasta 1990. Es una historia l¨¦sbica de final casi feliz. Un encuentro fortuito fue el primer germen de Carol. Sucedi¨® en los almacenes Bloomingdale's, donde Highsmith ten¨ªa un trabajo temporal de dependienta en las Navidades de 1948. Vendi¨® una mu?eca a una seductora clienta, que la dej¨® sin aliento, "parec¨ªa irradiar luz (...) Me sent¨ª rara y mareada, a punto de desmayarme, pero al mismo tiempo sent¨ª una elevaci¨®n del esp¨ªritu, como si hubiera tenido una visi¨®n". Cuando se fue a casa escribi¨® el argumento de una sentada. Therese, ¨¢lter ego de la escritora, una adolescente creativa, sali¨® de sus propias "entra?as", seg¨²n Highsmith. En el personaje de Carol influy¨® tambi¨¦n la apasionada relaci¨®n que Pat mantuvo con Virginia Kent, una mujer divorciada a la que le arrebatan la custodia de su hija. Highsmith estaba asomada a una de las ventanas de su habitaci¨®n en el Albergo Miramare de Positano, cuando vio a un hombre joven que paseaba solitario por la playa, con unos pantalones cortos y una toalla al hombro. Fue el primer germen de El talento de Mr. Ripley. Empez¨® a tomar notas a finales de marzo 1954. Escribi¨®: "Lo que predije que har¨ªa alg¨²n d¨ªa, lo estoy haciendo ya, en este mismo libro: mostrar el triunfo indiscutible del mal sobre el bien y recrearme con ello. Har¨¦ que mis lectores tambi¨¦n se recreen". Ellen Hill, con quien Highsmith tuvo turbulentos amores, es la inspiraci¨®n de varias novelas. Ellen ten¨ªa un teckel llamado Henry, al que la escritora odiaba. En El cuchillo, Ellen es Clara. El perro sale bien librado, pero Clara se suicida. En la vida real, Ellen se desprende del perro, que lleg¨® a atacar a Patricia, pero compr¨® un caniche, de nombre Tina, al que la escritora mata en Rescate por un perro. Tambi¨¦n la viciada relaci¨®n con Ellen aparece en Mar de fondo. "Quiero explorar sobre las enfermedades producidas por la represi¨®n sexual", escribi¨® Highsmith. En El grito de la lechuza, vuelve a matar a una novia, Marijane Mecker, en el personaje de ex mujer del psic¨®pata Robert Forester. Nos enteramos de la gestaci¨®n de sus novelas y en qu¨¦ y en qui¨¦n pensaba cuando las escrib¨ªa por las abundantes notas que dej¨® en sus cuadernos. Dos a?os despu¨¦s de la prematura muerte de una de sus amantes, la adinerada Virginia Kent, Highsmith escribe: "Virginia es Lotte en El temblor de la falsificaci¨®n, a la que mi protagonista nunca dejar¨¢ de amar". Fue Mary Ronin, otro de sus amores, quien inspir¨® Ese dulce mal. Highsmith cuenta en sus cuadernos c¨®mo descubri¨® los caracoles: se fij¨® en dos de ellos fundidos en un largo coito en un mercado de Nueva York. Compr¨® seis como mascotas. Seg¨²n otra versi¨®n, vio a dos caracoles bes¨¢ndose. Cuando viv¨ªa en Suffolk ten¨ªa 300. Sus preferidos eran Edgar y Hortense. El psic¨®pata Vic van Allen hereda esta afici¨®n en Mar de fondo y tambi¨¦n tiene un Edgar y una Hortense. Sobre el relato El observador de caracoles, escribi¨®: "Mi agente me ha dicho por carta que mi relato sobre caracoles, que a m¨ª me encanta, es demasiado asqueroso para ense?¨¢rselo a los editores". Finalmente, se public¨® en Granta. En esta historia, el protagonista muere asfixiado por la proliferaci¨®n de sus mascotas. "Es totalmente imposible", escribi¨® con cierto regocijo en un cuaderno, "saber cu¨¢l es el macho y cu¨¢l es la hembra, ya que su comportamiento y su apariencia son exactamente iguales".
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