Sin tregua
Los mercados desconf¨ªan de Portugal y Espa?a pese a su compromiso de reducci¨®n del d¨¦ficit
Apenas han concedido unos d¨ªas de tregua los mercados de deuda p¨²blica de la eurozona. Las dudas sobre la capacidad del Tesoro portugu¨¦s para hacer frente en condiciones razonables a la renovaci¨®n de vencimientos pr¨®ximos de su deuda p¨²blica o la consulta abierta por la Comisi¨®n Europea acerca de un nuevo procedimiento de gesti¨®n de crisis bancarias, pueden ser los determinantes m¨¢s inmediatos de las nuevas tensiones. Poco parece importar el probable cumplimiento de los objetivos de reducci¨®n del d¨¦ficit asumidos por las autoridades lusas. La consulta t¨¦cnica de la Comisi¨®n Europea, que supondr¨ªa la exigencia a los inversores privados de asunci¨®n de p¨¦rdidas en las crisis bancarias, tampoco constituye raz¨®n suficiente para explicar esos repuntes de los tipos de inter¨¦s de los bonos p¨²blicos portugueses.
Lo que parece estar pesando en las adversas expectativas sobre las econom¨ªas perif¨¦ricas de la eurozona es la vulnerabilidad de los sistemas bancarios. Es, desde luego, el caso de Espa?a. Si Portugal se ve obligada a recurrir al fondo de rescate europeo, la atenci¨®n de los operadores financieros se centrar¨¢ en la sostenibilidad de la deuda espa?ola. El volumen de deuda p¨²blica espa?ola es relativamente reducido, pero es la presunci¨®n de que la deuda privada ser¨¢ dif¨ªcil de sostener en ausencia de crecimiento econ¨®mico suficiente la que condiciona esas expectativas. La permeabilidad entre insolvencias privadas y aumento de la deuda p¨²blica no es una mera hip¨®tesis. Poco parece importar que el conjunto del sistema bancario espa?ol exhiba recursos propios superiores al promedio europeo. Los temores acerca de su completa viabilidad, o de la suficiencia de algunas operaciones de integraci¨®n de cajas, son un hecho. Por eso es urgente que el Banco de Espa?a, en lugar de declaraciones gen¨¦ricas, ofrezca detalles de las posiciones en activos de mayor riesgo de las entidades de cr¨¦dito bajo su supervisi¨®n y en aquellas con la solvencia amenazada haga valer su criterio estrictamente t¨¦cnico.
La tercera raz¨®n por la que los mercados de deuda p¨²blica de la eurozona siguen siendo vulnerables es la ausencia de una capacidad de gesti¨®n coordinada. Aunque necesario, no es suficiente con que el Banco Central Europeo intervenga en los mercados comprando bonos de los pa¨ªses amenazados. La transici¨®n hacia una verdadera uni¨®n fiscal ser¨ªa la ¨²nica forma de garantizar la supervivencia de la uni¨®n monetaria tal cual hoy la conocemos.
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