Hay Gobierno, ?habr¨¢ alternativa?
La triunfal entrada en el Palau de la Generalitat de Llu¨ªs Prenafeta, el poderoso secretario general de la Presidencia en la etapa de Jordi Pujol, para asistir a la toma de posesi¨®n de Artur Mas como presidente ha sido hasta ahora el momento que mejor resume el retorno de CiU al poder en Catalu?a. Prenafeta se convirti¨® en s¨ªmbolo insuperable.
S¨ª, ha sido un retorno: de la derecha al Gobierno y de la izquierda a la oposici¨®n. Y ambas partes lo han vivido como una reincorporaci¨®n a su lugar, aunque disimulen. Mas, declarando que vive su nueva responsabilidad como una llegada y no como un regreso. El socialista Joaquim Nadal, reci¨¦n nombrado jefe de la oposici¨®n parlamentaria, reiterando ayer su voluntad de que el PSC se comporte como un partido de gobierno.
Artur Mas pone los mimbres para un largo dominio; mientras tanto, la izquierda est¨¢ en fase de dispersi¨®n
El que parece llevar peor su situaci¨®n es el PP, que vivi¨® las elecciones catalanas como un triunfo de la derecha pero tuvo que comprobar que le toca seguir calentando los bancos de la oposici¨®n en el Parlament. En cambio, a juzgar por lo visto y o¨ªdo en los primeros momentos, a los dirigentes de Iniciativa-Verds no les cost¨® pr¨¢cticamente nada asumir casi con alegr¨ªa su parte en el retorno de la izquierda a su papel de oposici¨®n. Misterios de la pol¨ªtica. La tardanza del todav¨ªa presidente de ERC, Joan Puigcerc¨®s, en darse cuenta de que ten¨ªa una indelegable, inocultable y no precisamente peque?a parte de responsabilidad en la derrota de la izquierda remite tambi¨¦n a la idea de que los republicanos se ve¨ªan a s¨ª mismos con m¨¢s naturalidad en la oposici¨®n que en el Gobierno. Era como si dijera: "Aqu¨ª no ha pasado nada".
Pero ha pasado. Y ahora lo razonable es esperar que esta resituaci¨®n de cada cual en un sitio dure por lo menos dos legislaturas, a poco que CiU le ponga un m¨ªnimo de sentido com¨²n y eficacia a su dominio institucional y medi¨¢tico.
Sin embargo, la eventualidad de un periodo m¨¢s largo no es desde?able si la izquierda repite ahora lo que hizo en la d¨¦cada de 1980, en la etapa que consagr¨® al pujolismo como fuerza de gobierno. Aquella etapa coincidi¨® con el auge del neoliberalismo en Estados Unidos y el Reino Unido, el hundimiento del comunismo sovi¨¦tico y la desorientaci¨®n de la socialdemocracia en los pa¨ªses del entorno occidental en que est¨¢ Espa?a. Aquel proceso a escala planetaria se tradujo en Catalu?a en un ensimismamiento de las fuerzas de la izquierda, en el que cada una andaba a su aire. Los socialistas, autoproclam¨¢ndose en solitario alternativa de gobierno a CiU. Esquerra, satelizada por el pujolismo hasta el extremo de que sus secretarios generales de esos a?os terminaron todos en CiU. Los comunistas, soltando lastre y dedicados a convertirse en ecosocialistas.
Hasta que el PSC se decidi¨® a llamar a Pasqual Maragall no se inici¨® la elaboraci¨®n de una alternativa real al dominio de CiU, y eso no sucedi¨® hasta nada menos que 1997. Pujol y CiU llevaban ya cuatro legislaturas formando Gobiernos en Catalu?a uno detr¨¢s de otro cuando Maragall comenz¨® la elaboraci¨®n de un proyecto de cambio pol¨ªtico. Y la consiguiente acumulaci¨®n de fuerzas no se traducir¨ªa hasta 2003 en una mayor¨ªa parlamentaria del conjunto de los tres partidos de la izquierda.
Las primeras semanas de la legislatura actual nos muestran a un Mas poniendo los mimbres para una etapa con mayor¨ªa electoral y pol¨ªtica de larga duraci¨®n, como indica la integraci¨®n de Ferran Mascarell en el Gobierno de CiU. Frente a este empe?o, parece apuntarse la tendencia de los partidos de la izquierda a buscarse la vida cada uno por su lado: los socialistas, proclam¨¢ndose fuerza de gobierno; Esquerra, compitiendo con los partidos surgidos de sus escisiones recientes; Iniciativa-Verds, autoproclam¨¢ndose otra vez como izquierda verdadera. Quiz¨¢ sea una etapa inevitable para reagrupar fuerzas, pero los datos y la experiencia indican que ni el PSC, ni ERC, ni ICV podr¨¢n ser alternativa por separado y que, por tanto, si quieren retornar al Gobierno, deben elaborar un proyecto conjunto para dirigir Catalu?a. Esta vez, m¨¢s conjunto. Cuanto m¨¢s tarden en empezar, m¨¢s tarde llegar¨¢n. La otra vez fueron 23 a?os.
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