El problema de ETA
La mayor¨ªa de los vascos nos hemos acostumbrado a tratar los temas de ETA con una mezcla de escepticismo y n¨¢usea. Lo que hacen, pero tambi¨¦n lo que dicen, nos ha ido resultando cada vez m¨¢s extra?o y por eso casi nadie esperaba del anunciado comunicado ni grandes razonamientos ni conversiones morales; nos conform¨¢bamos con que les funcionara m¨ªnimamente ese principio de realidad con el que los dem¨¢s estamos acostumbrados a vivir. Desde este punto de vista, se puede asegurar que esta declaraci¨®n no es lo que la gran mayor¨ªa de la sociedad exig¨ªa, pero tampoco alcanza a lo que la propia izquierda abertzale deseaba.
Lo m¨¢s positivo de esta declaraci¨®n es el nuevo contexto en el que surge: a la tradicional exigencia de todos los partidos se ha sumado de un tiempo a esta parte la izquierda abertzale oficial, que hace mucho lleg¨® a la conclusi¨®n de que entre ellos y ETA hay ya una radical incompatibilidad. ETA act¨²a presionada por los que han venido haci¨¦ndolo hasta ahora (la sociedad, los partidos democr¨¢ticos, las fuerzas de seguridad...), pero ahora tambi¨¦n por la propia izquierda abertzale o quienes se mueven en esa ¨®rbita (mediante las declaraciones de Gernika y Bruselas o de acuerdo con las presiones de los mediadores internacionales). Esto es lo m¨¢s novedoso de cuanto hemos visto suceder en los ¨²ltimos tiempos. Lo que se est¨¢ decidiendo es: ETA o izquierda abertzale. Ambos saben que son incompatibles y son ellos los que han de resolver esa incompatibilidad. En este sentido, lo que se advierte claramente es que ETA va a remolque de otros, sin iniciativa propia y en un escenario inc¨®modo porque esta presi¨®n a?adida le resulta especialmente dif¨ªcil de digerir.
Lo m¨¢s negativo del comunicado, adem¨¢s de una fraseolog¨ªa que es tan detestable como rid¨ªcula, es que ETA se reserva una posici¨®n de tutela sobre lo que la sociedad vasca pueda decidir en el futuro, una posici¨®n de valedora de sus decisiones frente a Espa?a, que nadie le ha pedido y que es todo lo contrario de una retirada. No tardaremos mucho tiempo en comprobar si forma parte de la ret¨®rica habitual de quien se retira de la batalla y no puede decir otra cosa o si se trata de una amenaza efectiva.
El final de ETA va a girar en torno a c¨®mo resolver una endiablada paradoja. Toda la dificultad del momento presente -que es un momento de cierre, por m¨¢s que pueda durar mucho tiempo- consiste en que ETA tiene cada vez m¨¢s motivos para desistir pero menos trofeos que justifiquen ante ellos mismos esa retirada. En Argel, en Z¨²rich o en Loiola, de manera decreciente, ETA podr¨ªa haber obtenido alguna contrapartida pol¨ªtica; al mismo tiempo -y tambi¨¦n de manera decreciente- la paz pod¨ªa intercambiarse por los presos; ahora esa contrapartida es inexistente y la ¨²nica posibilidad que se le ofrece es que gracias a su lucha consiga finalmente... la legalizaci¨®n de los ilegalizados. Podr¨ªamos recordarles entonces que para eso han invertido muchos asesinatos y hay un mont¨®n de presos en la c¨¢rcel, que no hay quien maquille esa siniestra cuenta de resultados. Pero, cuando llegue ese comunicado definitivo, el problema de c¨®mo cuentan esa historia ser¨¢ suyo. Nosotros hace tiempo que lo tenemos muy claro.
Daniel Innerarity es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa, investigador Ikerbasque en la Universidad del Pa¨ªs Vasco y director del Insituto de Gobernanza Democr¨¢tica.
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