Todos eran sus hijos
Si la sangre es tan buen abono como dice el poeta Jos¨¦ Mart¨ª, el ?frica negra ser¨¢ pronto un vergel. En Memento mori, el bilba¨ªno Borja Ortiz de Gondra palpa con tiento la cicatriz que recorre de costa a costa el continente vecino: sin llamarlos por su nombre, conflictos como el genocidio de Ruanda y la guerra de Congo sirven de difuso tel¨®n de fondo de la crisis de una familia occidental de izquierdas, de clase acomodada, compuesta por una fot¨®grafa c¨¦lebre, sus dos hijas, una de ellas reportera de guerra, y su yerno, diplom¨¢tico de carrera.
Su traslado a un pa¨ªs africano sirve al autor de pretexto para hablar de la tragedia de los ni?os soldado, la pervivencia de antiguos verdugos en los Gobiernos y la complicidad econ¨®mica de los Estados occidentales, temas que aparecen todos ellos enunciados, insertos apenas en la acci¨®n dram¨¢tica, centrada en un dilema: los protagonistas de Memento mori dudan en conciencia si es mejor tirarse a la piscina con la ropa puesta para socorrer al pr¨®jimo o quedarse en casa volterianamente, cultivando el propio jard¨ªn. Todos ganar¨ªamos en perspectiva si cedieran el turno de palabra en alg¨²n momento a esos ignotos nativos de quienes hablan tanto y de los que solo aparece uno en una escena breve: la subdirectora negra del asilo de antiguos ni?os soldado que la protagonista pretende apadrinar.
MEMENTO MORI
Autor: Borja Ortiz de Gondra. Int¨¦rpretes: Cristina Rota, Melani Olivares, Nur Al Levi, Roberto Drago, Luis Hostalot, Jorge Manrique y Manuela Nsuenzang. Luz: Felipe Ramos. Escenograf¨ªa y vestuario: Alejandro And¨²jar. Direcci¨®n: Jaime Ch¨¢varri. Teatro Fern¨¢n G¨®mez. Hasta el 13 de febrero.
En este espect¨¢culo hay mucho contexto: un bombardeo de informaci¨®n apenas procesada corriendo por un torrente sangu¨ªneo manso, que en una puesta en escena m¨¢s arriesgada pudiera tener otro br¨ªo. Jaime Ch¨¢varri, el director, intenta imprimir a los actores una naturalidad que queda desarropada en el escenario panor¨¢mico del teatro Fern¨¢n G¨®mez, cuya ac¨²stica manifiestamente mejorable impone una sonorizaci¨®n artificial ingrata.
Hay una carga emocional fuerte en el tono general de las interpretaciones. Ortiz de Gondra ha cortado el papel de la fot¨®grafa a la medida biogr¨¢fica de Cristina Rota: pensamos inevitablemente en ella cuando la protagonista evoca a su marido tristemente desaparecido. Los nervios del estreno produjeron alguna imprecisi¨®n en las r¨¦plicas. Quiz¨¢ Nur Al Levi es quien cre¨® un personaje m¨¢s entero y perfilado.
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