Nada ser¨¢ igual
Como cuando se sale de una guerra, lo primero que hay que hacer es el inventario de p¨¦rdidas. M¨¢s que seguir insistiendo en las caracter¨ªsticas de la Gran Recesi¨®n (tarea que recae en los historiadores y dem¨¢s cient¨ªficos sociales), lo que corresponde ahora es hacer el balance de los quebrantos y analizar las transformaciones en la sociedad (m¨¢s empobrecida), en muchos sectores productivos (que habr¨¢n de ajustarse a la baja teniendo en cuenta las nuevas necesidades) y en el sistema financiero, epicentro de la crisis y principal actor de la misma.
El mapa de este ¨²ltimo ser¨¢ considerablemente diferente en la segunda d¨¦cada del siglo XXI que en la anterior. Los cambios, aunque con distintos ritmos, no paran. En EE UU est¨¢n efectivas las reformas en el marco regulatorio de la Administraci¨®n de Obama, despu¨¦s de que el Departamento del Tesoro hubiera de inyectar 600.000 millones de d¨®lares para recapitalizar entidades en crisis. Los ocho grandes bancos que se acogieron a este programa, por valor de 125.000 millones, ya los est¨¢n devolviendo y la nacionalizaci¨®n superada. Sin embargo, hay un centenar de bancos que fueron apoyados con dinero p¨²blico y que no han sido capaces de reintegrar las ayudas; seg¨²n el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos americano (FDIC), en estos momentos existen casi 900 entidades, generalmente de tama?o peque?o, en riesgo de quiebra, la mayor¨ªa repletas sus tripas de hipotecas fallidas. EE UU se recupera, pero su sector inmobiliario no acaba de estabilizarse.
Despu¨¦s de la crisis, los bancos habr¨¢n ganado a las cajas su tradicional batalla
En Europa cualquier reforma se acoge a la muchas veces desesperante metodolog¨ªa tradicional de la UE: dos pasos hacia adelante y uno hacia atr¨¢s, lentitud, negociaciones infinitas. Y sin embargo, la zona se mueve hacia el Gobierno econ¨®mico, las reformas financieras y nuevas autoridades regulatorias. A pesar de todo, hay cambios pol¨ªticos; el problema son los que se quedan en el camino. El Consejo de Ministros de Econom¨ªa de la semana pasada consider¨® nuevas pruebas de esfuerzo a la banca con el objeto de saber su verdadera situaci¨®n, dado que las anteriores alarmaron a los mercados ya que dieron el visto bueno a los bancos irlandeses que poco despu¨¦s pusieron al pa¨ªs en default, y provocaron la intervenci¨®n del fondo de recate europeo.
Estos ex¨¢menes tienen caracter¨ªsticas interesantes: todos se realizar¨¢n bajo los mismos criterios europeos; har¨¢n obligatoria una capitalizaci¨®n superior a la actual (hoy los bancos han de tener al menos un 6% de capital de primera categor¨ªa respecto a los activos ponderados por el riesgo, y se estudia subirlo al 7% o al 8%; si se acordase este ¨²ltimo porcentaje, la mayor¨ªa de las entidades espa?olas quedar¨ªan fuera de juego; si fuese el 7%, al menos la mitad); habr¨¢n de tener en cuenta el peso de la deuda soberana en sus carteras; y probablemente analizar¨¢n su situaci¨®n de liquidez, aunque esta no se har¨¢ p¨²blica. Los jefes de Gobierno estudiar¨¢n en marzo si se ampl¨ªa y se flexibiliza el fondo de rescate de pa¨ªses y si se aprueba la emisi¨®n de eurobonos sustitutivos de la deuda nacional.
En Espa?a, la cartograf¨ªa del sector financiero se apresta a cambiar de faz de modo revolucionario. Antes de la crisis, las cajas de ahorros ocupaban el 50% del sistema. Hoy, despu¨¦s de las fusiones fr¨ªas, el n¨²mero de cajas se ha reducido a una tercera parte y muchas de las resistentes (si no todas), cambiar¨¢n de naturaleza jur¨ªdica y se convertir¨¢n en bancos. Los bancos requieren accionistas y para que estos entren en el capital de las nuevas entidades antes habr¨¢ que hacerlas atractivas y colocarlas en situaci¨®n de solvencia.
Las cajas de ahorros tienen problemas de activos inmobiliarios que valen muy poco (y que fueron la garant¨ªa de las hipotecas que concedieron), de morosidad creciente (un 5,7% y sin visos de decrecer con una tasa de paro del 20%, que no cede) y de su participaci¨®n en la guerra del pasivo. Muchas de ellas requerir¨¢n previamente del dinero p¨²blico (nacionalizaci¨®n) antes de ser adquiridas (posterior privatizaci¨®n).
Los bancos con problemas ser¨¢n comprados por otros bancos, lo que tambi¨¦n significar¨¢ un proceso de concentraci¨®n de marcas. Pero en conjunto, despu¨¦s del terremoto, los bancos habr¨¢n ganado una batalla hist¨®rica al sector de las cajas de ahorros. Algo que buscaban desde hace mucho tiempo. Antes de que se hablase de la Gran Recesi¨®n.
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