Hezbol¨¢ dirigir¨¢ el Gobierno de L¨ªbano
El partido-milicia chi¨ª impone a su candidato como nuevo primer ministro - Los sun¨ªes se manifiestan contra el "golpe de Estado" en Tr¨ªpoli y Beirut
El partido-milicia chi¨ª Hezbol¨¢, considerado terrorista por Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, ya gobierna en L¨ªbano. Pero lo hace a trav¨¦s de un multimillonario moderado de religi¨®n sun¨ª, Najib Mikati, y sin voluntad aparente de romper el delicad¨ªsimo equilibrio religioso y pol¨ªtico del pa¨ªs y del conjunto de Oriente Pr¨®ximo. Hassan Nasral¨¢, el carism¨¢tico l¨ªder de Hezbol¨¢, apel¨® ayer a la calma y la unidad, pero decenas de miles de sun¨ªes, partidarios del a¨²n primer ministro en funciones Saad Hariri, se manifestaron en una jornada de ira que incendi¨® Tr¨ªpoli y bloque¨® Beirut durante varias horas.
Hezbol¨¢, que controlaba un tercio del Gobierno de Hariri y pose¨ªa derecho de veto, consigui¨® hace dos semanas una inesperada mayor¨ªa parlamentaria gracias al apoyo del l¨ªder druso Walit Jumblatt, que hasta entonces formaba parte de las fuerzas prooccidentales y prosaud¨ªes de Hariri. El ¨²nico objetivo expl¨ªcito de Hezbol¨¢ consist¨ªa en bloquear la investigaci¨®n de la ONU sobre el asesinato en 2005 de Rafic Hariri, padre de Saad Hariri.
El partido chi¨ª veta la investigaci¨®n por la ONU del asesinato de Hariri
Seg¨²n numerosos rumores, no confirmados porque al menos hasta finales de febrero el sumario permanecer¨¢ bajo secreto, varios miembros de Hezbol¨¢ podr¨ªan ser acusados de participar en el atentado. Hezbol¨¢ insisti¨® durante meses para que Hariri recusara la investigaci¨®n internacional sobre el asesinato de su padre. Ante la negativa de Hariri, se atrajo los diputados del druso Jumblatt (mediante amenazas, seg¨²n parlamentarios sun¨ªes) y a la coalici¨®n cristiana de Michel Aoun, y logr¨® una mayor¨ªa en el Parlamento. El presidente del pa¨ªs, Michel Suleiman, no tuvo otra opci¨®n que encargar a Mikati la formaci¨®n de un Gabinete.
Hassan Nasral¨¢, un pol¨ªtico de gran habilidad, intent¨® evitar que la llegada al poder de Hezbol¨¢ fuera interpretada como un golpe de Estado parlamentario o como una entrega de L¨ªbano a Siria e Ir¨¢n. Para eso eligi¨® respaldar como candidato a un sun¨ª moderado como Najib Mikati. Tampoco ten¨ªa muchas otras alternativas, ya que la Constituci¨®n exige que el primer ministro sea de religi¨®n sun¨ª (igual que el presidente ha de ser cristiano y el presidente del Parlamento, chi¨ª) y la inmensa mayor¨ªa de los sun¨ªes estaban del lado de Hariri y del bloque prooccidental.
Los partidarios de Hariri s¨ª tomaron la maniobra como un golpe de Estado y desde el lunes por la noche salieron a la calle. En Tr¨ªpoli, feudo sun¨ª, los disturbios fueron de gran intensidad y el Ej¨¦rcito se enfrent¨® a los manifestantes. Algo similar ocurri¨® ayer en la capital, Beirut, que durante parte del d¨ªa permaneci¨® con los accesos bloqueados.
En realidad, el hecho de que fuera el Ej¨¦rcito quien se enfrentara a la protesta sun¨ª demostr¨® que, al menos por el momento, Nasral¨¢ y Hezbol¨¢ prefer¨ªan mantener una actitud conciliadora. Hezbol¨¢ es una milicia muy poderosa, capaz de enfrentarse al Ej¨¦rcito israel¨ª y, evidentemente, muy superior en todo al Ej¨¦rcito liban¨¦s. Si quisiera hacerse con el control del pa¨ªs, lo har¨ªa en cuesti¨®n de d¨ªas, como demostr¨® durante el sitio de Beirut, la demostraci¨®n de fuerza que desarroll¨® en 2008. Por el momento, los milicianos de Hezbol¨¢ permanecieron en sus casas. Pero la violent¨ªsima historia de L¨ªbano y su propensi¨®n a los enfrentamientos sectarios hac¨ªan imposible prever el desenlace de la actual crisis.
Tanto el nuevo primer ministro, Najib Mikati, como el propio Nasral¨¢ pidieron a las fuerzas de Hariri que se unieran a un Gobierno de unidad nacional. Hariri respondi¨® negativamente. Los pol¨ªticos libaneses y los diplom¨¢ticos extranjeros consultados por este peri¨®dico coincidieron en se?alar como muy probable que Mikati acabara formando un Gobierno m¨¢s t¨¦cnico que pol¨ªtico, de perfil bajo y sin la ambici¨®n expl¨ªcita de alterar el equilibrio estrat¨¦gico en la regi¨®n. En principio, no parec¨ªa que Mikati y sus patrocinadores de Hezbol¨¢ quisieran propiciar una situaci¨®n de tensi¨®n b¨¦lica con Israel ni un acercamiento demasiado visible a Ir¨¢n.
Estados Unidos lanz¨® una primera advertencia al nuevo Gobierno. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, declar¨® que la hegemon¨ªa de Hezbol¨¢ implicaba un alejamiento respecto a Washington, lo que podr¨ªa suponer el fin de la ayuda militar estadounidense a L¨ªbano, cercana a los 100 millones de d¨®lares anuales. Clinton subray¨® que no seguir¨ªa tolerando la impunidad de los asesinatos pol¨ªticos en el pa¨ªs y que la investigaci¨®n sobre el atentado en el que murieron Rafic Hariri y otras 21 personas deb¨ªa seguir su curso. El caso Hariri se perfilaba como el mayor punto de fricci¨®n entre el nuevo Gobierno y EE UU.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.