Barack Obama redefine su gesti¨®n en busca de un segundo mandato
La prioridad en el empleo define el discurso sobre el estado de la Uni¨®n
Obama II, la segunda mitad de la presidencia de Barack Obama, se anuncia m¨¢s tranquila, m¨¢s centrista y m¨¢s exitosa. El presidente trat¨® ayer de concretar esos t¨¦rminos en su discurso sobre el estado de la Uni¨®n, pero lo importante llega ahora, cuando tiene que hacer cre¨ªble esa transformaci¨®n y ganarse la confianza de sus compatriotas para no ser un presidente de un solo mandato. Ya no hay margen para el error.
Estados Unidos est¨¢ a punto de entrar de nuevo en campa?a electoral. El pr¨®ximo mes de mayo se celebrar¨¢ el primer debate entre los candidatos republicanos a la presidencia. A partir de ah¨ª ya es un tobog¨¢n hasta el caucus de Iowa y la repetici¨®n de un nuevo ciclo hacia las urnas. Ese es, por tanto, el horizonte en el que todos trabajan.
Varios empresarios se han incorporado recientemente a su equipo
La Casa Blanca busca ahora m¨¢s pragmatismo y menos sue?os
Varios de los principales colaboradores de Obama han dejado ya Washington para comenzar con la planificaci¨®n de la campa?a en Chicago, la ciudad de Obama. El capit¨¢n de todos ellos, David Axelrod, que todav¨ªa est¨¢ aqu¨ª, se les sumar¨¢ en unos d¨ªas m¨¢s. La Casa Blanca anunci¨® la pasada semana oficialmente el inicio de la actividad electoral del presidente, aclarando que eso no significa que se desatiendan sus obligaciones como l¨ªder del pa¨ªs.
Parte del ¨¦xito de la campa?a electoral que se acerca depende de gobernar bien ahora. As¨ª es que Obama, con el viento a favor despu¨¦s de los sucesos de Tucson y, por primera vez desde su toma de posesi¨®n, remontando velozmente en las encuestas, ha recompuesto su equipo y redefinido su gesti¨®n -detallado en el discurso de anoche- para alcanzar ese doble objetivo.
La recomposici¨®n de su equipo continu¨® la semana pasada con el nombramiento del presidente y primer ejecutivo de General Electric, Jeffrey Immelt, como presidente de un grupo de asesores econ¨®micos externos en sustituci¨®n de Paul Volcker, un veterano y respetado ex presidente de la Reserva Federal. Es todo un ejemplo de otros nombramientos que Obama ha hecho recientemente y un s¨ªntoma de sus intenciones: m¨¢s proximidad a la econom¨ªa real, mejores relaciones con los empresarios, m¨¢s pragmatismo y menos sue?os. Algo similar se puede decir de la elecci¨®n de William Daley, un antiguo ejecutivo de JPMorgan, como nuevo jefe de Gabinete, la posici¨®n m¨¢s importante del entorno presidencial.
En cuanto a la redefinici¨®n de su presidencia, se puede resumir que est¨¢ sostenida en cinco principios:
- Visi¨®n. Obama intenta proyectar su presidencia hacia m¨¢s all¨¢ de 2012. Ayudado por el ¨¦xito de la reciente visita del presidente de China, Hu Jintao, que ha acabado de convencer a los norteamericanos de que tienen que competir fuertemente por el liderazgo mundial, el presidente intenta se?alar el camino, identificar las transformaciones estructurales y mentales que el pa¨ªs necesita hacer para mantener su supremac¨ªa a lo largo de este siglo.
- Econom¨ªa. Cualquier plan de largo plazo fracasar¨¢ si no se afrontan primero las urgencias econ¨®micas del pa¨ªs, especialmente el desempleo. Las ¨²ltimas cifras son mejores -9,1% en diciembre- y el optimismo de los norteamericanos respecto al a?o pr¨®ximo ha crecido. La mayor¨ªa de las grandes empresas ganan dinero y la Bolsa sobrepasa niveles previos a la crisis de 2008. Es necesario todav¨ªa, no obstante, crear un clima de estabilidad en la inversi¨®n y acelerar el crecimiento (alrededor de un 3% el a?o pasado).
- Papel del Estado. En la batalla econ¨®mica es esencial para Obama definir con claridad su concepto del Estado. Hasta ahora, con la reforma sanitaria, la reforma financiera y el plan de est¨ªmulo econ¨®mico, ha actuado como un partidario del intervencionismo. En varias ocasiones ha explicado que lo ha hecho, en parte, obligado por unas circunstancias econ¨®micas extremas que obligaban a actuar con urgencia. Ahora pretende un mayor equilibrio en esa funci¨®n.
- Bipartidismo. El debate sobre el papel del Estado es el coraz¨®n del debate pol¨ªtico. Los republicanos tuvieron ¨¦xito al retratar a Obama como un socialista y consiguieron deformar su figura ante el p¨²blico con una campa?a de propaganda frecuentemente sucia. Despu¨¦s del tiroteo de Tucson, el clima ha cambiado. Los ciudadanos quieren que los dos partidos se entiendan mejor. La decisi¨®n de dem¨®cratas y republicanos de sentarse juntos anoche en el pleno puede ser un mero gesto, pero ayuda a Obama a presentarse como una figura conciliadora.
- Ideolog¨ªa. Aunque no se presente como tal, una parte de la pelea que se present¨® en el discurso sobre el estado de la Uni¨®n y se vislumbra ante el futuro inmediato tiene que ver con la ideolog¨ªa: ?C¨®mo recortar el d¨¦ficit sin amenazar los programas sociales?, ?c¨®mo aumentar el control de las armas con el apoyo de la poblaci¨®n?, ?cu¨¢ndo atajar en serio el cambio clim¨¢tico?
Las guerras de Irak y Afganist¨¢n quedan en un segundo plano frente a esos retos. Por ahora no es en esos escenarios en los que Obama se juega la reelecci¨®n, que es de lo que se trata a partir de hoy.
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