Del p¨²lpito a la luna
Obama baj¨® anoche del p¨²lpito, no para tocar tierra sino para enviar a los norteamericanos de vuelta a la luna, recreando la gesta espacial de hace medio siglo cuando el golpe del primer sat¨¦lite, el sputnik sovi¨¦tico, les sirvi¨® para remontar el pesimismo y recobrar el papel de primer superpotencia tecnol¨®gica. El presidente, en el ritual discurso anual del estado de la Uni¨®n, dej¨® claro a los ciudadanos que las reglas han cambiado y que ahora la competici¨®n por el empleo se juega a nivel global. Cit¨® a China e India, Corea del Sur y Europa, e incluso a Rusia. Todos ellos, dijo el presidente, hacen cosas mejor que nosotros. Aeropuertos m¨¢s modernos, trenes m¨¢s r¨¢pidos, autopistas mejores, Internet de m¨¢s velocidad, ¨¦xitos mayores en educaci¨®n.
Obama pidi¨® a la naci¨®n que salga de su ensimismamiento continental, solos no podemos, abandone las mezquinas trincheras partidistas, recupere su esp¨ªritu creativo, trabaje m¨¢s y compita mejor. Sabe que con 14 millones de parados, un 9% de la poblaci¨®n, guarismo inm¨®vil desde hace 20 meses, perder¨¢ la reelecci¨®n en 2012. ?Son los empleos, est¨²pido! Esta primavera se abre la campa?a electoral. La formidable ret¨®rica que le lanz¨® a la Casa Blanca, ha agotado su recorrido. Debe convertir los brillantes sermones en hechos. Los estadounidenses quieren ver un futuro de m¨¢s empleo y mejor pagado. No se resignan a vivir peor que sus padres.
Obama se mueve en un dif¨ªcil equilibrio, entre un d¨¦ficit ingobernable que debe atacar y un Congreso hostil que clama por un estado m¨ªnimo, y que le va a regatear cualquier nuevo gasto. El presidente quiere demostrar que en el siglo XXI todav¨ªa hay sitio para el Gobierno, no un gran Gobierno que se entrometa en todo, pero s¨ª que invierta en educaci¨®n, investigaci¨®n y desarrollo, tecnolog¨ªa de energ¨ªas limpias, trenes de alta velocidad y mejore las infraestructuras. Un Gobierno que, con l¨ªmites, pueda igualar las reglas del juego y proteger a los m¨¢s necesitados.
Pidi¨® m¨¢s gasto p¨²blico para ello, a la vez que se comprometi¨® a extender a cinco a?os recortes presupuestarios dom¨¦sticos, para ahorrar 400.000 millones de d¨®lares en una d¨¦cada. Explic¨® que si la austeridad que reclaman los republicanos, y que admite necesaria, se hace sin prudencia, China e India, que invierten m¨¢s que EE UU, ganar¨¢n la partida. El presidente utiliz¨® el ejemplo del avi¨®n sobrecargado al que para reducirle peso le quitas el motor. Subir¨¢ levemente para estrellarse a continuaci¨®n.
Obama abandona las grandes visiones sin traducci¨®n pr¨¢ctica que embarrancaron la primera mitad de su mandato. Los impulsos fiscales keynesianos son ya pasado. Ha renovado su equipo econ¨®mico con gentes pr¨®ximas a Bill Clinton, procedentes del mundo empresarial. Va a caminar por una senda pragm¨¢tica, tratando de que se disipe la falsa imagen de radical izquierdista con la que se le ha estampillado, buscando el centro pol¨ªtico. As¨ª decepcionar¨¢ a una buena parte de su partido pero atenuar¨¢ el odio que le profesan sectores amplios de la poblaci¨®n. Y, sobre todo, podr¨¢ ser un presidente de dos mandatos.
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