De c¨®mo Zapatero y los sindicatos hicieron de la necesidad virtud
Una ¨²ltima cena en La Moncloa permiti¨® desatascar el conflicto
La cena del lunes pasado en el Palacio de la Moncloa se prolonga hasta las dos de la madrugada. El poder pol¨ªtico y el poder sindical dirimen en torno a una mesa c¨®mo ser¨¢ la jubilaci¨®n de millones de trabajadores en Espa?a. El vicepresidente, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, aprieta a C¨¢ndido M¨¦ndez (UGT) y a Ignacio Fern¨¢ndez Toxo (CC OO). Les asegura que el Gobierno tiene ya apoyos suficientes en el Congreso para sacar adelante su reforma del sistema de pensiones y les reclama que se sumen a ella. Los sindicalistas creen que Rubalcaba va de farol, pues la mayor¨ªa de la comisi¨®n del Pacto de Toledo l grupo de trabajo del Congreso para la reforma del sistema de pensionesno apoy¨® en su d¨ªa la ampliaci¨®n obligatoria de la edad de jubilaci¨®n a 67 a?os.
El presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero pide a Toxo y M¨¦ndez que apoyen la reforma y acepta algunos retoques a la baja de su propuesta original: de los 41 a?os de cotizaci¨®n exigidos para jubilarse a los 65, ofrece pasar a 40, o incluso 39. El Gobierno necesita el pacto para presentarse la ma?ana siguiente en el Congreso con ese as bajo la manga que le permita ganar aliados parlamentarios. Pero M¨¦ndez y Toxo no ceden: piden rebajar los a?os cotizados a 38. Todos salen del Palacio de La Moncloa sin acuerdo y sin nuevas citas.
El mi¨¦rcoles por la ma?ana hay ambiente de pacto aunque nada ha cambiado. Zapatero habla por tel¨¦fono con los l¨ªderes sindicales y les sugiere que el Gobierno est¨¢ dispuesto a bajar su oferta de 39 a?os cotizados y a ampliar la ayuda a parados sin subsidio de 350 a 400 euros. Quedan de nuevo para cenar en La Moncloa. Esta vez todo va bien. Los tres solos. A las 00.40, los l¨ªderes de UGT y CC OO salen del palacio y mandan mensajes a sus colaboradores. Les anuncian el acuerdo y les convocan a una reuni¨®n de estrategia a primera hora. Est¨¢n contentos pero...
La partida m¨¢s dif¨ªcil termina, en apariencia, sin vencedores ni vencidos. Un sindicalista lo cuenta as¨ª: "Sab¨ªamos que era inevitable una merma social pese a esta negociaci¨®n. Como ocurre cuando se precipita un tsunami sobre una zona muy poblada, todo el mundo sabe que las casas no aguantar¨¢n. Se trata de que sobrevivan las personas para que cuando pase la ola puedan volver a construir las casas. Nuestro objetivo era reducir al m¨¢ximo los da?os, y creo que lo conseguimos. Al final se trata de saber qu¨¦ volumen de gente se va a poder jubilar a los 65, y ser¨¢n casi la mitad con este acuerdo".
Los sindicatos consideran que han demostrado su compromiso y responsabilidad en una encrucijada cargada de peligros. El Gobierno, decidido a imponer la reforma para garantizar las pensiones del futuro, entiende que este "acuerdo hist¨®rico" ha dado ox¨ªgeno a Zapatero, muy castigado por la prolongada crisis econ¨®mica. Tambi¨¦n ha aliviado a cientos de candidatos socialistas, temerosos de que el fracaso en la negociaci¨®n con los sindicatos pudiera lastrar sus expectativas electorales para mantener el poder en ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas el 22 de mayo.
La reforma de las pensiones obligar¨¢ a m¨¢s de la mitad de los trabajadores a prolongar dos a?os su vida laboral y a cotizar m¨¢s para cobrar la pensi¨®n completa. La otra mitad se podr¨¢ jubilar a los 65, como hasta ahora, pero s¨®lo si ha cotizado 38,5 a?os (3,5 a?os m¨¢s que ahora).
En los pr¨®ximos 40 a?os, Espa?a duplicar¨¢ el n¨²mero de pensionistas (de 8,7 millones a casi 17) y el Gobierno sostiene que, de no haber hecho cambios en el sistema, tambi¨¦n aumentar¨ªa el gasto (del 9% del PIB al 15% del PIB) hasta hacerse insoportable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.