El Rastro, en un limbo legal

Los 1.300 comerciantes del Rastro, el mercadillo m¨¢s importante de Madrid, no saben a qu¨¦ atenerse. Los cambios en la legislaci¨®n relativa a sus permisos y el retraso de las licencias de los puestos les tienen preocupados, aunque de momento la polic¨ªa hace la vista gorda. Mientras unos tratan de mantener la calma, otros temen por la continuidad de sus puestos y por c¨®mo ser¨¢ su futura gesti¨®n.

"Cumplimos los requisitos, tenemos los papeles, pagamos las tasas. Pero esto es algo superior y no nos enteramos. Es un l¨ªo", explica Carlos Madro?al, que cada domingo desde hace 35 a?os se pone al frente de su puesto de ropa de la plaza del Cascorro.

El l¨ªo al que se refiere es un problema administrativo. Desde el a?o 2000, el Rastro se rige por su propia normativa -distinta a la de venta ambulante habitual- que protege al mercadillo dominical por su car¨¢cter hist¨®rico.

Los vendedores creen que hay intereses para privatizar su gesti¨®n

Sin embargo, en 2009 una regulaci¨®n europea plante¨® un cambio: los puestos de mercadillos saldr¨ªan a concurso p¨²blico. Una propuesta que hizo suya la Comunidad de Madrid en marzo de 2010. Los comerciantes se movilizaron y sus miles de firmas lograron que la ley se modificara. "Reunimos 50.000 firmas y conseguimos que salieran a concurso p¨²blico solo los puestos nuevos. Los que ya tienen due?o podr¨ªan cederse hasta por 15 a?os", afirma orgullosa Carmen Torralbo, coordinadora de la Plataforma de Comerciantes Ambulantes de la regi¨®n. Efectivamente, esa petici¨®n se refleja en una disposici¨®n de la ley regional de julio de 2010.

La tranquilidad, sin embargo, no dur¨® demasiado. El pasado 21 de enero el Ayuntamiento de Madrid aprob¨® un proyecto de ordenanza en el que no se tiene en cuenta esa ley de la Comunidad, ni el acuerdo a favor de los vendedores ambulantes. "Vuelven a remitir al 2003, a la ley antigua, y se saltan la nueva. El Rastro est¨¢ amenazado", explica Torralbo. Y, desde su puesto del mercadillo, muestra las cartas de protesta que ella misma ha enviado a las autoridades.

La situaci¨®n de preocupaci¨®n ha ido in crescendo debido a la demora en la entrega del cart¨®n de 2010, la ficha que renuevan cada a?o -a a?o vencido- y que se cuelga en cada puesto como identificativo de que est¨¢ en regla. Hoy acaba el plazo para solicitar los cartones de 2011. Para conseguirlos es necesario entregar una fotocopia compulsada del documento del a?o anterior, que hasta ayer nadie ten¨ªa, seg¨²n reconoci¨® el pasado s¨¢bado el propio concejal del distrito Centro, Jos¨¦ Enrique N¨²?ez.

Los nervios se prolongaron hasta el ¨²ltimo minuto, ya que la polic¨ªa municipal se puso ayer a repartir esas identificaciones de 2010 (entre los puestos que se encontraban en funcionamiento).

N¨²?ez, que tiene prevista una reuni¨®n con los comerciantes este mi¨¦rcoles, asegur¨® que el retraso se deb¨ªa a "problemas de imprenta" y a que "se ha cambiado el modelo para ampliar la licencia de los negocios a 15 a?os". No obstante, este peri¨®dico comprob¨® que el ¨²nico cambio que recogen los nuevos cartones respecto a los de 2009 es que ya no son azules sino naranjas, sin alusi¨®n a los 15 a?os.

Otro de los grupos que a¨²na a m¨¢s comerciantes, la Asociaci¨®n Intercultural del Rastro, aseguraba ayer que "la normativa europea es todav¨ªa una recomendaci¨®n", explicaba Mario Agreda, su portavoz. Cree que esas normas de la Comunidad o del Ayuntamiento no les afectan porque "el Rastro va m¨¢s all¨¢ de la ley de la venta ambulante". Por ello, ha presentado una propuesta para que sea declarado Bien de Inter¨¦s Cultural Inmaterial y pretende que los puestos vacantes (en torno a un 15%, unos 200) los ocupen j¨®venes artesanos.

Los comerciantes no se f¨ªan de tantos dimes y diretes de las Administraciones. Creen que detr¨¢s hay intereses para privatizar la gesti¨®n del Rastro. Ya se ha hecho con otros mercadillos de la regi¨®n, como los navide?os.

Todas las asociaciones se opondr¨ªan frontalmente a esa privatizaci¨®n, explica Agreda: "Nunca se ha planteado. Pero, si se hiciera, luchariamos con todas nuestras armas". Marisol, que lleva 30 a?os en su puesto de Cascorro, lo tiene claro: "No podr¨ªamos pagar 2.000 euros al mes por un puesto".

Las posibles soluciones a este embrollo tienen una cita el mi¨¦rcoles en la Junta de Distrito Centro.