El modelo turco

Desde hace unos d¨ªas analistas y pol¨ªticos comienzan a trastear en los archivos de la historia iran¨ª para intuir una transici¨®n que se antoja crucial para el devenir de Oriente Pr¨®ximo, y de la que poco o nada a¨²n percibimos. Cierto es que el alzamiento iran¨ª de 1979 muestra m¨¢s diferencias que similitudes con la actual asonada, y parece poco probable que el patr¨®n se repita. Pero comparte un elemento com¨²n que, a priori, tendr¨¢ una influencia decisiva: en ambas, junto a los grupos laicos, subieron al carro del cambio los movimientos islamistas. En Egipto, los Hermanos Musulmanes, cautos al principio, se han sumado r¨¢pidamente despu¨¦s a un sue?o que llevan a?os macerando. Conf¨ªan en que su mejor organizaci¨®n y mayor penetraci¨®n social les otorgar¨¢ un peso espec¨ªfico tanto en la compleja transici¨®n como en el futuro Gobierno. Nada les garantiza la victoria en las urnas, pero es indudable que tendr¨¢n el respaldo suficiente para imponer algunas de sus reivindicaciones, de forma similar a la influencia actual del grupo chi¨ª Hezbol¨¢ en L¨ªbano.

El enigma por resolver es qu¨¦ v¨ªa asumir¨¢n. Desde hace a?os, el partido es escenario de un progresivo proceso de reforma que ha endulzado su estrategia, aunque el n¨²cleo de pensamiento pol¨ªtico evoluciona m¨¢s lento. Consciente de las nuevas realidades, desde mediados de la pasada d¨¦cada ha optado por una l¨ªnea m¨¢s moderada. Sin prisa pero sin pausa, increment¨® su acci¨®n social para ganar no solo los corazones de los egipcios desamparados, sino tambi¨¦n las mentes de j¨®venes brillantes y bien preparados que no hallaban hueco en la corrupta sociedad de Mubarak. Un sendero m¨¢s cercano a la l¨ªnea de moderaci¨®n e identidad musulmana emprendida en Turqu¨ªa. Si la transici¨®n se concreta y los pron¨®sticos se cumplen, afrontar¨¢n una encrucijada: por vez primera deber¨¢n demostrar que su alternativa es v¨¢lida, abandonar la comodidad de la oposici¨®n y lidiar con el desgaste que exige el ejercicio del poder.

Sin embargo, es dif¨ªcil aventar definitivamente el fantasma del islamismo m¨¢s conservador, en la l¨ªnea del jomeinismo que triunf¨® en 1979 y aneg¨® las ambiciones laicas, aunque pocas flechas apunten en esa direcci¨®n. Nada m¨¢s aterrizar en Teher¨¢n, Jomeini impuso a un jefe del Gobierno laico para frenar las aspiraciones del ex primer ministro del sah, Shapour Bakhtiari, de recomponer el r¨¦gimen. La regencia apenas dur¨® siete meses, tras los cuales el poder pas¨® a un Comit¨¦ Revolucionario que estableci¨® la Rep¨²blica Isl¨¢mica. La diferencia es que en Egipto no hay una figura de tal calibre que pueda inspirar una sucesi¨®n de hechos similar. Tampoco existe rastro de esa resignaci¨®n y ese sentimiento de usurpaci¨®n tan arraigados en la cosmogon¨ªa chi¨ª del martirio, que en 1979 contribuyeron al triunfo isl¨¢mico.

As¨ª, los Hermanos Musulmanes se hallan ante una oportunidad hist¨®rica de volver a influir en el mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n. En el amanecer del siglo XX, el pensamiento establecido por Hasan al Banna se convirti¨®, junto al wahabismo saud¨ª, en el numen filos¨®fico de los movimientos radicales posteriores. Si ahora optan por tender puentes con Turqu¨ªa, su ascendencia en otros pa¨ªses de la regi¨®n puede realmente alumbrar un nuevo Oriente Pr¨®ximo.

Javier Mart¨ªn es escritor y delegado de la agencia Efe en Teher¨¢n.