Assange a la vista
El fundador de WikiLeaks afronta ma?ana el juicio de extradici¨®n a Suecia por delitos sexuales
Culebr¨®n judicial de Assange, cap¨ªtulo 5. El fundador de WikiLeaks abandona durante dos d¨ªas su retiro de la nevada mansi¨®n de Norfolk para afrontar un nuevo asalto de su batalla legal en juzgados brit¨¢nicos.
Extradici¨®n, o no extradici¨®n. Esa es la cuesti¨®n.
Julian Assange se presenta ma?ana y pasado ma?ana ante la Corte Real de Justica de Woolwich, a 45 minutos del centro de Londres, para resistirse a ser extraditado a Suecia, pa¨ªs que le reclama por presuntos delitos de car¨¢cter sexual. No lo tiene f¨¢cil: la mayor¨ªa de las ¨®rdenes de arresto internacional acaban con el reclamado ante la justicia del pa¨ªs que le reclama, seg¨²n fuentes cercanas a Assange.
El contenido de un mensaje sms en el que una de las dos mujeres que denunciaron a Assange escribe, no se sabe bien en qu¨¦ tono, sobre una venganza y una exclusiva period¨ªstica, es uno de los puntos pendientes de aclaraci¨®n. Ser¨¢ uno de los temas a analizar en el juicio contra Assange, si este se llega a celebrar, en territorio sueco; porque ma?ana no es una vista sobre los hechos propiamente dichos, es una vista sobre su extradici¨®n. Pero algunas de las pruebas estar¨¢n sobre la mesa. La vida personal del fundador de WikiLeaks interfiere de nuevo en su labor de difusi¨®n de filtraciones.
"Los supuestos episodios de violaci¨®n y acoso sexual no ser¨ªan tales bajo legislaci¨®n brit¨¢nica", dice la abogada Robinson
La defensa intentar¨¢ buscar los puntos flacos del requerimiento emitido por Marianne Ny, la fiscal sueca que reclama que Assange acuda a declarar a Estocolmo. Intentar¨¢n demostrar que lo que Suecia considera un delito no lo ser¨ªa en suelo brit¨¢nico; argumento ¨¦ste que no comparte en absoluto Claes Borgstr?m, el defensor de las dos mujeres suecas. Para ma?ana y pasado se espera que vayan apareciendo algunas de las pruebas que justifican la reclamaci¨®n de las autoridades suecas para que Assange declare. Se prev¨¦ que emerjan algunos detalles de lo que pas¨® en Estocolmo entre los d¨ªas 14 y 18 de agosto pasado, los cinco d¨ªas en que a Assange se le complic¨® la vida sobremanera.
Con los datos que hay hasta ahora sobre la mesa, esta ser¨ªa la reconstrucci¨®n de lo acontecido en aquellos d¨ªas. El editor australiano viaja el viernes 11 de agosto a Estocolmo para participar en unas conferencias organizadas por Miss A., una de las demandantes. Seg¨²n la declaraci¨®n de esta mujer a la polic¨ªa, a la que el peri¨®dico The Guardian tuvo acceso hace un mes, Miss A. organiz¨® el viaje de Assange y le cedi¨® su piso porque ten¨ªa previsto estar fuera de casa en esos d¨ªas.
Regres¨® m¨¢s pronto de lo previsto, el 13 de agosto, y se fueron a comer juntos. Al volver a casa, tomaron un t¨¦, y fue entonces cuando Assange supuestamente lanz¨® su primera ofensiva: intent¨® arrancarle la ropa y le rompi¨® el collar. Seg¨²n el testimonio de la mujer, tuvieron relaciones sexuales con preservativo, pero Assange "hizo algo" con este, de modo que se rompi¨®. En su posterior declaraci¨®n a la polic¨ªa en Estocolmo, Assange asumi¨® haber tenido relaciones sexuales con Miss A. y dijo que siguieron durmiendo juntos durante una semana sin que ella mencionara en ning¨²n momento el asunto del cond¨®n roto.
Este episodio fundamenta el primer cargo contra Assange, el de coerci¨®n ilegal: Miss A. argumenta que el australiano utiliz¨® el peso de su cuerpo para inmovilizarla con intenci¨®n sexual. Tambi¨¦n denunci¨® que le oblig¨® a practicar sexo sin preservativo en contra de su expreso deseo, motivo por el que se le acusa de acoso sexual, el segundo cargo en su contra.
El s¨¢bado 14 de agosto fue el d¨ªa de la conferencia en el seminario organizado por Miss A. Acudi¨® a la cita Miss W. Por la tarde, Assange y Miss W. se fueron al cine, donde mantuvieron un primer escarceo. Por la noche, Miss A. organiz¨® una fiesta en su apartamento, a la que Assange acudi¨®.
El lunes 16, Miss W. llam¨® a Assange para quedar con ¨¦l por la noche, seg¨²n declar¨® a la polic¨ªa. Fueron al apartamento de ella en Enkoping, cerca de Estocolmo. Durante la noche mantuvieron relaciones sexuales con preservativo, a pesar de las reticencias iniciales del australiano. Pero a la ma?ana siguiente Miss W. se despert¨® al notar que el australiano estaba manteniendo relaciones sexuales con ella. Le pregunt¨® si se hab¨ªa puesto cond¨®n, ¨¦l respondi¨® que no. "Espero que no tengas el HIV", le dijo. "Por supuesto que no", respondi¨® Assange. No sigui¨® convenciendo a Assange de que se pusiera un preservativo porque en esas llevaban toda la noche. Era la primera vez que la chica manten¨ªa relaciones sin protecci¨®n, seg¨²n declar¨® a la polic¨ªa.
Este es el episodio en que se basa el tercer cargo contra Assange, tal vez el m¨¢s complicado para la defensa del australiano. Miss W. le acusa de haber mantenido relaciones sexuales con ella sin preservativo y mientras ella dorm¨ªa. La defensa de Assange sostiene que las relaciones con Miss W. fueron iniciativa de la chica. Y a?aden que en un mensaje de texto que Miss W. envi¨® no hablaba de violaci¨®n y dec¨ªa que estaba "medio dormida", no dormida.
Miss W. reflej¨® en el atestado policial que, al d¨ªa siguiente del incidente, compr¨® la p¨ªldora del d¨ªa siguiente y se hizo una prueba de enfermedades de transmisi¨®n sexual.
Assange sigui¨® durmiendo unos d¨ªas en el apartamento de Miss A., que denunci¨® haber sido v¨ªctima de un nuevo ataque por parte del cerebro de WikiLeaks. Se produjo el 18 de agosto. En esta ocasi¨®n, la mujer asegura que sufri¨® el acoso de Assange "de una manera dirigida a violar su integridad sexual".
El d¨ªa 20, Miss W. se puso en contacto con Miss A. para localizar a Assange. "Fue entonces cuando se dieron cuenta de que hab¨ªan sufrido experiencias muy similares con Assange", dice el abogado Borgstr?m. Ambas decidieron acudir a la polic¨ªa para "pedir consejo", cuenta el letrado. "Ellas no sab¨ªan en ese momento que eso pod¨ªa derivar en un proceso judicial. Lo ¨²nico que quer¨ªan es conseguir que Assange se hiciera una prueba del VIH", sostiene este abogado con una larga experiencia en este tipo de casos en el pa¨ªs escandinavo.
Pero la polic¨ªa les dijo que no pod¨ªan ce?irse simplemente a la petici¨®n de una prueba a Assange: pasaron sus declaraciones a la fiscal¨ªa. Esa misma noche, la historia era filtrada al diario sueco Expressen.
Jennifer Robinson, abogada de Assange, sostiene que existen unos mensajes de m¨®vil que demostrar¨¢n que Miss W. buscaba sacar tajada del episodio. En ellos se hablaba de la posibilidad de acudir al diario Expressen para cobrar por la exclusiva. Se hablaba de venganza. El abogado sueco lo niega tajantemente. "Ese mensaje no era m¨¢s que un chiste, bromeaban sobre c¨®mo se podr¨ªa sacar dinero de semejante historia. Ninguna de las dos busc¨® nunca conseguir dinero con esto", afirma.
"Para m¨ª no existe duda de que lo que las dos mujeres han contado constituye un delito", sostiene el letrado sueco. "Otra cosa es que, una vez extraditado Assange, la fiscal¨ªa consiga probar, m¨¢s all¨¢ de toda duda razonable, que hay indicios suficientes como para abrir una causa. Podr¨ªa haber un problema en cuanto a pruebas. Pero de lo que no me queda duda es de que Assange cometi¨® un delito con ambas. Y lo que ha hecho, si se demuestra que lo hizo, es un delito en cualquier pa¨ªs europeo".
Los abogados de Assange, por su parte, sostienen que la extradicci¨®n a Suecia ser¨¢ solo un paso intermedio para extraditarlo m¨¢s adelante a Estados Unidos, donde el fiscal general del Estado, Eric Holder, intenta construir un caso de espionaje contra el exhacker australiano.
Los defensores de Assange sostienen que Marianne Ny, la fiscal sueca, sigue adelante con el caso porque le sirve para ejemplarizar y para dar una vuelta de tuerca m¨¢s en la cobertura que la legislaci¨®n sueca ofrece a las mujeres en casos como este. Los partidarios del fundador de WikiLeaks arguyen que existe una coincidencia en los objetivos de Ny y Borgstr?m: ambos quieren instrumentalizar el caso. "La fiscal Marianne Ny tiene pruebas que socavan el proceso", dice Robinson en conversaci¨®n telef¨®nica desde Londres. "Pero a pesar de ello, sigue adelante", a?ade. "Los supuestos episodios de violaci¨®n y acoso sexual no ser¨ªan tales bajo la legislaci¨®n brit¨¢nica".
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