No hay que tener miedo a las reformas
Sin duda, la semana ¨²ltima pasar¨¢ a la historia econ¨®mica espa?ola como la del Acuerdo Social y Econ¨®mico para el Crecimiento, el Empleo y la Garant¨ªa de las Pensiones (ASE), nombre demasiado largo que podr¨ªa simplificarse como el Acuerdo para la Reforma de las Pensiones. Ciertamente que en ¨¦l se tocan tambi¨¦n otras materias, pero todo ello va encaminado a revestir y edulcorar la aceptaci¨®n por parte de los sindicatos y de gran parte de la sociedad del alargamiento de la jubilaci¨®n a los 67 a?os. Por cierto, tanto se ha edulcorado que los objetivos de ahorro a largo plazo se han visto rebajados sustancialmente, de tal forma que en los pr¨®ximos a?os volveremos a discutir y a introducir nuevas medidas para hacer viable el sistema. Se trataba de ahorrar unos tres puntos porcentuales del PIB cuando acabara el periodo transitorio, all¨¢ por 2027, pero el ahorro quedar¨¢ en unos dos puntos. Como el agujero que se habr¨¢ abierto hacia 2040 entre ingresos y gastos rondar¨¢ los seis puntos del PIB, a¨²n queda mucho camino por recorrer. Claro que, tambi¨¦n se entiende que parte del elevado desgaste que incomprensiblemente suponen estas reformas en los dirigentes pol¨ªticos y sociales se traslade a los que les sucedan en los pr¨®ximos a?os.
El acuerdo de pensiones se ha quedado corto; el ahorro acordado apenas supone dos puntos del PIB
Los indicadores apuntan que la recuperaci¨®n industrial ha continuado en este arranque de 2011
Ahora queda otra gran batalla, que es la reforma de la negociaci¨®n colectiva. En principio, ya parece que no pinta bien, pues una de las medidas principales que deber¨ªa introducirse es abandonar el sistema de indexaci¨®n de los salarios con el IPC, tal como se propone a nivel europeo, pero parece que los dirigentes pol¨ªticos y sociales no est¨¢n por la labor. Conviene recordar que estamos dentro de una uni¨®n monetaria y de que las empresas tienen que moverse y competir a lo largo y ancho de este mundo globalizado, y eso requiere otras reglas de juego. Una vez m¨¢s, la gran mayor¨ªa de los economistas nos vamos a quedar solos clamando en el desierto. A los reticentes les dir¨ªa que, cambiando el sistema por otro basado en objetivos de productividad, los salarios reales podr¨ªan crecer m¨¢s de lo que lo han venido haciendo en los ¨²ltimos quince a?os, lo cual es f¨¢cil de conseguir, pues no han crecido nada. Claro que, nada pod¨ªan crecer, porque la productividad tampoco ha crecido nada. Este es un punto crucial de lo que tan pomposamente se viene denominando cambiar el modelo de crecimiento. Se dice que estos cambios son una imposici¨®n de los alemanes aprovechando nuestras debilidades financieras, pero benditos sean los alemanes, como lo fueron en el siglo dieciocho los ilustrados italianos y en el diecinueve los liberales franceses, contra los que, por cierto, las fuerzas vivas de la sociedad espa?ola se resistieron ferozmente. La historia se repite, a ver si ahora lo hacemos mejor que entonces.
Entre la informaci¨®n m¨¢s relevante conocida en la semana, tenemos el paro registrado, las afiliaciones a la Seguridad Social y diversos indicadores cualitativos de confianza o de actividad de enero, el IPI de diciembre y la balanza de pagos de noviembre.
Las estad¨ªsticas del paro registrado volvieron a dejar otra vez constancia de su erraticidad y mala calidad. As¨ª como no era comprensible ni coherente que el paro descendiera en diciembre, tampoco lo es que haya aumentado tanto en enero. Hagamos una media de los dos meses y tendremos una visi¨®n m¨¢s cercana a la realidad. El dato de afiliados apunt¨® en la buena direcci¨®n, pues aunque en t¨¦rminos originales estos descendieron en 223.000 personas, el descenso en t¨¦rminos desestacionalizados fue pr¨¢cticamente nulo. La tasa de variaci¨®n anualizada de enero respecto a la media del cuarto trimestre de 2010 da una ca¨ªda del 0,4%, la mitad de lo que cay¨® ese trimestre respecto al anterior. Si las cosas siguen as¨ª, el proceso de ajuste del empleo podr¨ªa terminar en la primera mitad de 2011.
La producci¨®n industrial de diciembre descendi¨® respecto al mes precedente pero se situ¨® dentro de lo previsto. El conjunto del cuarto trimestre dio un aumento anualizado del 1,8% respecto al trimestre anterior, lo cual no es mucho si tenemos en cuenta que entonces se produjo una ca¨ªda del 5%. Los indicadores cualitativos de confianza industrial y PMI de enero muestran que la recuperaci¨®n del sector ha continuado en los primeros meses de este a?o.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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