Arte supremo de lo jondo en el Circo Price

Comenz¨® el XIX Festival Flamenco Caja Madrid, con un recital del cantaor Miguel Poveda, y dem¨¢s est¨¢ decir que comenz¨® con un ¨¦xito rotundo. Poveda es mucho Poveda. Yo dir¨ªa que, hoy por hoy, es el n¨²mero uno, a¨²n con el riesgo que implica una afirmaci¨®n de tal naturaleza.

El festival est¨¢ dedicado a Enrique Morente, por la reciente muerte de este cantaor granadino. Poveda le dedic¨® un cante, integrado por un fandango del cantaor vecino del barrio del Albaic¨ªn, letras alusivas a ¨¦l y unas buler¨ªas tambi¨¦n muy morentianas. Fue un tema emocionante, en el que Poveda se volc¨® con todo el profundo sentimiento que la muerte del otro cantaor le ha producido. Sentimiento, y mucho, hubo en todo el recital, en que Miguel Poveda, una vez m¨¢s, se mostr¨® como el aut¨¦ntico maestro que es. En su voz todo suena a nuevo, aunque tenga la ranciedad de lo verdadero por tradicional. Pero, repito, todo suena a nuevo. La sole¨¢ apol¨¢ de Mairena, por ejemplo, que ¨¦l funde con un cante de Pepe Marchena, en una mezcla bell¨ªsima pese a la diferencia en los estilos de esos dos artistas. Otro cante que brill¨® como pocos fue la malague?a, una sola copla pero dicha con un dramatismo estremecedor. La siguiriya fue otro de los temas m¨¢s relevantes, en cuya ejecuci¨®n el cantaor volc¨® todo su sentido dram¨¢tico del cante. Las canti?as pusieron la nota alegre en la noche, de manera ejemplar. Las buler¨ªas -una largu¨ªsima secuencia- fueron realmente espectaculares, con una diversidad de formas y matices incre¨ªble. Hasta el n¨²mero final, un raro preg¨®n titulado El uvero, le dio oportunidad de mostrar su capacidad para abarcar los m¨¢s diversos estilos con ductilidad e inspiraci¨®n.

Las buler¨ªas fueron espectaculares, con diversidad de formas y matices

Poveda, una vez m¨¢s, se mostr¨® como el aut¨¦ntico maestro que es

En fin, Miguel Poveda triunf¨® una vez m¨¢s, como lo hace casi siempre que act¨²a. Es un cantaor que matiza la voz hasta lo inveros¨ªmil, del grito al susurro, los tonos medios, los bajos, los altos... En definitiva, juega con la voz, que creo es uno de los motores fundamentales del flamenco. Pero no solo hace un juego siempre espectacular con la voz, pues pone en su cante todo lo que el buen flamenco necesita para convertirse en ese arte ¨²nico que nos conmueve y nos emociona. Miguel Poveda es hoy un ejemplo dif¨ªcil de abarcar en toda su dimensi¨®n, pues es dif¨ªcil ponerle l¨ªmites a su arte. O¨ªrle es siempre un gozo, y en sus noches de esplendor como la que comentamos es una aut¨¦ntica delicia. No creo que se pueda cantar mejor.