Una amistad a merced del martillo

Los trazos dram¨¢ticos de la brocha de Francis Bacon distorsionan y recrean el rostro de su amigo Lucian Freud, en un recorrido a trav¨¦s de tres peque?os lienzos que sobresale en la nueva temporada de subastas de arte en Londres. El retrato de quien hoy es reconocido como el mayor artista brit¨¢nico vivo -y todav¨ªa en activo-, ejecutado por uno de los autores m¨¢s potentes y singulares de la pintura contempor¨¢nea. A la espera de la sentencia del martillo, hoy en Sotheby's , Tres estudios para el retrato de Lucian Freud (1962) conf¨ªa en recaudar entre 8 y 10 millones de euros, cifra considerable aunque muy por debajo de los 29,7 millones que cotiz¨® el martes La lectura de Picasso . El tr¨ªptico de Bacon, sin embargo, ha cobrado su propio protagonismo porque emerge tras 45 a?os en la sombra como testamento de la relaci¨®n art¨ªstica y personal entre dos gigantes del arte del siglo XX.

Posaron a menudo el uno para el otro, en una suerte de fruct¨ªfero di¨¢logo

La casa de subastas conf¨ªa en recaudar entre 8 y 10 millones de euros

El angloirland¨¦s Francis Bacon (Dubl¨ªn 1909-Madrid 1992), cuyas desgarradoras pinturas le acabar¨ªan convirtiendo en uno de los artistas m¨¢s cotizados de todos los tiempos, acababa de vender una de sus primeras obras a un marchante de Londres por 200 libras cuando conoci¨® al nieto del creador del psicoan¨¢lisis. A finales de la II Guerra Mundial los puso en contacto el artista Graham Sutherland y acabaron haci¨¦ndose inseparables a lo largo de los cincuenta y los sesenta. Durante un periodo se vieron casi a diario. Ese Bacon genial que arrastraba una vida de tremendos excesos influy¨® en lo art¨ªstico y en lo personal en su amigo Lucian Freud, nacido en Berl¨ªn en 1922 y exiliado en la capital brit¨¢nica desde los 11 a?os tras la huida de su familia jud¨ªa del nazismo. Compartieron muchas veladas en el Colony Room del Soho, y Bacon incluso logr¨® contagiar a Freud su pasi¨®n por las apuestas. En 1954, el d¨²o represent¨® al Reino Unido en la Bienal de Venecia, junto a Ben Nicholson, cimentando sus respectivas reputaciones en la escena de la vanguardia.

Los dos han sido artistas inclasificables, dif¨ªciles de encorsetar en las corrientes, y proclives a elegir a personas de sus c¨ªrculos m¨¢s ¨ªntimos como objeto de sus obras. Posaron con frecuencia el uno para el otro, en una suerte de fruct¨ªfero di¨¢logo entre dos personalidades art¨ªsticas de diferente sensibilidad. Bacon incit¨® a su amigo y colega a dejar de pensar en funci¨®n del dibujo para sumergirse de lleno en la pintura. Y si bien Freud evolucion¨® hacia unos trazos m¨¢s angulosos y rudos, nunca abandon¨® su recreaci¨®n en el detalle a la hora de pintar de forma descarnada el cuerpo humano. No compart¨ªa el desprecio de Bacon por los fundamentos de la t¨¦cnica cl¨¢sica, con un resultado que condujo a sentenciar a la ex primera ministra Margaret Thatcher: "Bacon, ese hombre que pinta cuadros horribles"

Tres estudios para el retrato de Lucian Freud, que ahora sale al mercado tras la muerte de su propietario, el coleccionista George Kostalitz, es uno de los ¨²ltimos frutos de aquellas intensas sesiones. Porque la relaci¨®n entre Bacon y Freud se enfri¨® a causa de motivos nunca aclarados, aunque en los medios art¨ªsticos se apunta como factor decisivo el suicidio de George Dyer (1971), entonces amante del primero. Francis Bacon se sumergi¨® en una etapa de profunda introspecci¨®n y de ruptura radical con el pasado.

Los nombres de los dos grandes artistas que se enrocaron en ese distanciamiento vuelve a confluir de forma espectacular en mayo de 2008, cuando la venta de sendas obras hizo historia en la semana de subastas de Nueva York. Lucian Freud estableci¨® un r¨¦cord para un pintor vivo tras la venta de Benefits Superviser, Sleeping por 21,5 millones de euros. La cotizaci¨®n de Bacon, disparada a los 16 a?os de su fallecimiento durante unas vacaciones en Espa?a, lleg¨® a registrar 55 millones de euros por su Tr¨ªptico, 1976, el precio m¨¢s alto pagado hasta entonces por cualquier pintura creada a partir de la posguerra. Los dos cuadros cuelgan en la mansi¨®n londinense del magnate ruso Roman Abramovich, seg¨²n la revelaci¨®n del medio especializado The Art Newspaper .

En c¨ªrculos del negocio del arte se ha anotado la fecha de hoy como term¨®metro de la cotizaci¨®n de Francis Bacon tras los estragos de la crisis. Las expectativas en torno a Tres estudios para el retrato de Lucian Freud aparecen altas pero, incluso si no se cumplen, su primera exhibici¨®n p¨²blica desde 1965 ya nos ha abierto otra ventana a una de las relaciones art¨ªsticas y personales m¨¢s singulares de la singladura del arte contempor¨¢neo.