El Molin¨®n le da el alto al Bar?a

La racha victoriosa del Bar?a se acab¨® ayer en el mismo escenario en el que hace tres temporadas comenz¨® la leyenda del equipo de Guardiola. As¨ª son los gui?os del f¨²tbol. Nadie duda de la m¨ªstica del Molin¨®n. Del Sporting han salido figuras tan queridas por el barcelonismo como Quini, Luis Enrique y Villa. Fue tambi¨¦n desde el vestuario del Sporting donde Sotil cant¨® "Mamita campeonamos". Y Mourinho lleg¨® a pensar que Guardiola y Preciado son primos hermanos. Ayer, sin embargo, los dos t¨¦cnicos y sus equipos se batieron en un partido estupendo, vibrante, nada estraperlista, muy copero. No es que perdiera el Bar?a sino que la noticia fue que no pudo ganar al Sporting.

El partido pill¨® en mal momento al Barcelona, atrapado entre el virus FIFA y la vuelta a la Liga de Campeones, circunstancia decisiva para entender la alineaci¨®n que puso Guardiola. No jug¨® la formaci¨®n habitual sino que descansaron de salida Abidal, Busquets y Pedro, un futbolista por l¨ªnea, y por el contrario debut¨® Afellay como titular en la Liga. Aunque la marca barcelonista quedaba garantizada por el tri¨¢ngulo Xavi-Iniesta-Messi, su f¨²tbol perdi¨® intensidad y fiabilidad, se alteraron los mecanismos del juego y las acciones epis¨®dicas jugaron por una vez a favor del rival.

A diferencia de Trezeguet en Alicante, por ejemplo, David Barral cruz¨® a la red la ocasi¨®n que se gan¨® con una jugada estupenda que delat¨® dos de los defectos capitales del Bar?a nada m¨¢s comenzar el partido: los dos centrales no mezclaban bien, quebrado Piqu¨¦ y lento en la cobertura Milito, y el Sporting atacaba muy bien las espaldas de los laterales, sobre todo la de Alves. Muy bien parados, los rojiblancos desactivaron a los delanteros azulgrana. No hab¨ªa manera de que el bal¨®n llegara a Messi ni tampoco de que los barcelonistas abrieran el campo, as¨ª que el Sporting detuvo el ataque rival en la l¨ªnea de tres cuartos y se dispar¨® en r¨¢pidas transiciones cuando rob¨® la pelota.

A favor de marcador, los muchachos de Preciado procuraron ser muy selectivos en sus salidas, laboriosos como estaban en defensa. Tocaba y tocaba el Barcelona sin conseguir meter un pase interior mientras silbada la hinchada del Sporting, confiada en la atenci¨®n de sus zagueros, muy puestos y contentos, curados de espanto, sabedores de que ya pas¨® lo peor en jornadas como las disputadas ante el Deportivo y el Racing y que ahora se presentaba lo mejor en partidos como ayer contra el Bar?a, plano, lento, negado en el Molin¨®n. Alcanzado el descanso, apenas se contaban dos remates en el marco de Cu¨¦llar, uno relativamente complicado de Iniesta, ¨²nico referente del juego.

A Guardiola no le qued¨® m¨¢s remedio que tirar del banquillo y quitar a Afellay. Apareci¨® Pedro y se activ¨® el Bar?a. Los azulgrana ganaron movilidad e intensidad, fueron un equipo agresivo con el bal¨®n, m¨¢s reconocible y por tanto m¨¢s temido por el Sporting. Los laterales se asomaron hasta el campo contrario para ensanchar el terreno, los delanteros dieron profundidad a los volantes y Messi empez¨® a enfocar a Cu¨¦llar. El meta respondi¨® a dos remates consecutivos de La Pulga y a uno posterior de Alves. Los tiros se suced¨ªan en la porter¨ªa del Sporting. Hasta Preciado se dio cuenta de que el empate se mascaba y recurri¨® al lateral Canella por De las Cuevas.

La rueda de cambios enriqueci¨® el partido. Preciado jugaba con negras y Guardiola mov¨ªa las blancas. Achuchaba el Barcelona y defend¨ªan los once futbolistas del Sporting. La pelota iba y ven¨ªa del ¨¢rea local. La perseverancia azulgrana se vio premiada con un gol estupendo de Villa, an¨®nimo hasta entonces, el mejor en la definici¨®n. Apareci¨® El Guaje para suerte del Bar?a en Gij¨®n de la misma manera que decidi¨® el partido del Camp Nou. El asturiano no celebr¨® el gol y el Molin¨®n qued¨® en silencio, atemorizado por el arre¨®n barcelonista, reventado como hab¨ªa quedado el equipo de Preciado. A los azulgrana les falt¨® entonces punter¨ªa, sobre todo a Pedro, para firmar la victoria.

El empate fue la mejor de las recompensas para un euf¨®rico Sporting, especialmente motivado, muy superior hasta el descanso. Tampoco merec¨ªa perder el Barcelona despu¨¦s de espabilar en la segunda parte, cuando recuper¨® la mecha y la chispa. As¨ª las cosas, el Molin¨®n se estremeci¨® con el final del partido, satisfecho por un encuentro tremendo.