Autorretrato de un capo
El escritor Roberto Saviano entrevista a Maurizio Prestieri, uno de los grandes capos de la Camorra, acusado de haber encargado treinta asesinatos y que ahora colabora con la justicia. Este es un relato de su sanguinaria vida y de las entra?as de la organizaci¨®n criminal. Prestieri fue detenido por la polic¨ªa espa?ola en Marbella en 2003.
Es un tesoro lo que est¨¢ enterrado en Scampia. Un tesoro de piedras preciosas: esmeraldas, topacios, rub¨ªes, lapisl¨¢zulis. Y diamantes. Sobre todo, diamantes. Meten todas las piedras en botellas de Coca-Cola, de las de pl¨¢stico, tanto en peque?as como en grandes. Lo digo en serio: no bromeo".
Despu¨¦s de esta revelaci¨®n permanezco inm¨®vil. Luego pregunto al boss: "Y este tesoro, ?d¨®nde se esconde? ?En qu¨¦ punto exactamente?". "Si lo supiera, se lo indicar¨ªa a los jueces. Pero hay que buscar: est¨¢ all¨ª, en alg¨²n agujero excavado en cualquier parte, en lugares diseminados aqu¨ª y all¨¢. Porque yo los ve¨ªa con mis propios ojos, a los hombres de Di Lauro, que iban a su zona, en medio del Arco, y luego regresaban con las piedras. Algunas tan grandes que no entraban por el cuello de la botella. Con los diamantes de Paolo di Lauro se podr¨ªa empedrar la autopista entre N¨¢poles y Roma...".
Prestieri era rico cuando fue arrestado en Espa?a, el pa¨ªs que representa la segunda casa para grupos criminales europeos
"Tienes que matar a un pariente tuyo, elige a uno y dispara. S¨®lo as¨ª se convencen de que no vas con triqui?uelas"
Quien me habla es Maurizio Prestieri, jefe camorrista del Rione (barrio) Monterosa, en Secondigliano [ciudad dormitorio al noreste de N¨¢poles] . Uno de los jefes del Directorio, la estructura que gobernaba la Alianza de Secondigliano.
"Ahora, los narcotraficantes italianos compran sobre todo piedras preciosas para blanquear dinero. Nunca se deval¨²an. Se pueden esconder con facilidad y, en caso de necesitar liquidez, no hay problemas para venderlas en cualquier parte del mundo. Las casas, los coches, las villas, todo ello es susceptible de acabar confiscado por la justicia. Los billetes se pueden esconder en cualquier hueco, pero enseguida se enmohecen y estropean. Pero los diamantes... como dec¨ªa el anuncio, son para siempre".
Maurizio Prestieri, brazo derecho de Paolo di Lauro y acusado de haber encargado 30 asesinatos, pertenece a la historia del crimen organizado que hizo de las bandas italianas las primeras inversoras en el mercado de la coca¨ªna. Pensando que ah¨ª estaba el futuro, transformaron una droga para la ¨¦lite en una de consumo masivo. En el momento de su detenci¨®n, en junio de 2003, era un capo rico. Estaba en Marbella junto con su familia, en el pa¨ªs que representa la segunda casa para todas las organizaciones criminales europeas, cuando no la primera: Espa?a. Despu¨¦s de cuatro a?os en la c¨¢rcel decidi¨® de pronto pasar a colaborar con la justicia, y sus declaraciones, hasta el d¨ªa de hoy, han sido tenidas por cre¨ªbles y veraces en todos los procesos judiciales.[...]
Maurizio Prestieri es -era- un capo. Procede de una de las familias que salieron derrotadas en la faida (lucha entre clanes) de Secondigliano. Pero cuando pasa a colaborar con la justicia, los Prestieri conservan a¨²n su fortaleza y gozan de una estructura econ¨®mica s¨®lida. Tras las primeras confesiones, el clan le ofrece un mill¨®n de euros por cada una de las denuncias de las que decida retractarse. Una monta?a de dinero por interrumpir dicha colaboraci¨®n. Pero Prestieri no se detiene. Al contrario, denuncia tambi¨¦n este intento de corrupci¨®n. Ya no se siente con ¨¢nimos de ser un boss. "Sigo siendo el mismo. Lo que he hecho no se puede borrar. Pero ahora puedo actuar de otro modo". Nos encontramos varias veces en un cuartel. Lugar secreto. Horario aproximado. Puedes llegar mucho antes o mucho despu¨¦s. En todas las citas, Maurizio Prestieri luce siempre elegant¨ªsimo y bronceado. Traje de raya diplom¨¢tica, botines, reloj de marca. Ning¨²n indicio del abandono que suelen experimentar los hombres que han perdido el poder y viven escondidos como ratas.
"?Se acuerda usted de m¨ª?", me pregunta. "Le mand¨¦ al infierno una vez..., pero he cambiado". No tengo idea de a qu¨¦ se refiere. No obstante, O'Sicco (El Seco) como lo llaman en N¨¢poles, no lo ha olvidado. "Estaba usted en un juicio, mi madre me lanzaba besos, pero usted cre¨ªa que se los tiraba a Paolo di Lauro. As¨ª que usted hizo un adem¨¢n como diciendo: 'Pero, ?qui¨¦n es esta, qu¨¦ quiere?'. Y yo le envi¨¦ al diablo...".
EL 'BOSS'. Mauricio es uno de esos capos nacidos de la nada. Rione Monterosa, barrio de Secondigliano, es el punto de partida y de llegada de su vida. "Con las primeras ganancias obtenidas gracias a un trapicheo de droga decid¨ª hacer lo que nadie en mi barrio hab¨ªa hecho antes: volar. Se lo dije a todos: voy a tomar un avi¨®n. Iba a ser el primer miembro de mi familia, as¨ª como el primero de mi barrio, en despegar de tierra. Fui a Capodichino y compr¨¦ un billete para un vuelo nacional. No me importaba el destino, solo quer¨ªa que fuese el lugar m¨¢s lejano de N¨¢poles. Y para todos nosotros ese lugar era Tur¨ªn. Hice el vuelo con una gran emoci¨®n. Aterric¨¦, sal¨ª, di una vuelta por el aeropuerto y anduve un poco por fuera del recinto, y enseguida di media vuelta. A mi regreso, todos los de mi barrio me recibieron con aplausos. Parec¨ªa Gagarin, el primer hombre en viajar al espacio. Todos me preguntaban: "O'Sicco, ?es cierto que el avi¨®n te lleva por encima de las nubes?". La pobreza de la periferia se convierte en el motor ciego y vertiginoso para hacer despegar a un clan que se estructura en torno a la coca¨ªna. "A nosotros nos podr¨ªa haber detenido enseguida el Estado, y sin embargo, nos hicimos ricos y poderosos en un abrir y cerrar de ojos. La econom¨ªa leg¨ªtima precisa de nuestro dinero ilegal. Hemos tenido talento, aplicado en la parte equivocada de la sociedad...". Aquellos muchachos, para quienes un vuelo de N¨¢poles a Tur¨ªn ten¨ªa el sabor de una empresa de astronautas, ten¨ªan tanta hambre de emerger como ignorancia de las cosas m¨¢s elementales. Seg¨²n Prestieri, Raffaele Abbinante, alias Papele 'e Marano, futuro capo de los secesionistas [el grupo dirigido por los Spagnoli que caus¨® decenas de muertos en una guerra interna de la Camorra], de joven no sab¨ªa siquiera qu¨¦ era un cheque. "Mi hermano le pag¨® una partida de hach¨ªs con un tal¨®n, y ¨¦l lo tir¨® como si le quemara los dedos, al tiempo que dec¨ªa: "Quiero dinero de verdad, ?qu¨¦ es este papelucho?". Y ahora, pasados veinte a?os, habla de la Bolsa, de inversiones en petr¨®leo, del precio del oro. Se ha convertido en un hombre de negocios.
EN LA ESCUELA DE HOMICIDAS. "Alcanzamos la cima porque nada nos deten¨ªa. No nos amedrent¨¢bamos ante nada". La crueldad militar de los clanes de Secondigliano crece conjuntamente con su capacidad de multiplicar el dinero. El hijo de Papele 'e Marano jam¨¢s hab¨ªa asesinado a un hombre, ten¨ªa que aprender a matar. Disponer de muchos brazos prestos a disparar durante una faida no constituye solo un elemento de fuerza y orgullo, sino tambi¨¦n de seguridad. Adem¨¢s, por muy fiel que te sea un hombre siempre puede acabar por traicionarte, mientras que un hijo, sangre de tu sangre, no te fallar¨¢. Ese es el motivo de que exista la escuela de homicidas. "En la calle Cupa Cardone hab¨ªa un tipo que trapicheaba en un 126 blanco, era dependiente nuestro. Abbinante orden¨® a su hijo que le pegase un tiro, algo muy sencillo de hacer. "Vamos, dale, mu¨¦vete, dale". Franchino vaci¨® el cargador del arma sobre aquel muchacho, sacrificado como blanco para su bautismo de fuego. "Ya lo has visto", coment¨® su padre, "matarlo era pan comido".
Otro que tuvo que pasar por la misma prueba fue Cosimo di Lauro. Pr¨ªncipe heredero del clan responsable de la guerra secesionista, no sab¨ªa disparar. "Para nombrarlo capo deb¨ªan forzarle a cometer un asesinato al menos", explica Prestieri. "Un d¨ªa le colocaron un blanco f¨¢cil". Desarmado, inm¨®vil, ignorante del hecho de que lo estaban apuntando. La Camorra casi siempre mata a sus v¨ªctimas en tales circunstancias. "Di Lauro hab¨ªa decidido ofrecer como blanco para Cosimino a un camello de nombre Picardi". Cosimo va y se acerca al camello, que espera un saludo, una palabra. Pero Cosimo saca la pistola y dispara, dispara, dispara. No obstante, solo consigue darle de refil¨®n, y la presa escapa. En resumen, qued¨® a la altura del bet¨²n...". De semejante papel¨®n estaba prohibido hablar en Secondigliano.
La crueldad no termina aqu¨ª. Hoy en d¨ªa, explica Prestieri, para los antiguos afiliados del clan Di Lauro que quieren pasarse al lado vencedor de los secesionistas rige una norma sencilla. "Tienes que matar a un pariente tuyo, elige a uno y dispara. Solo as¨ª te aceptan en su clan porque se convencen de que no vas con triqui?uelas". Maurizio Prestieri, cuando habla, se muestra atento y anal¨ªtico. Te mira a los ojos y no te desaf¨ªa. Al contrario. Cuando lo tienes frente a ti, te embarga algo parecido a una sensaci¨®n de tristeza. Un hombre as¨ª habr¨ªa podido llevar a cabo muchas cosas, pero decidi¨® convertirse en boss como otro se convierte en hombre de negocios. Para la Camorra, hombre de negocios y boss vienen a ser lo mismo.
ADMINISTRADOR DE COCA. Me presenta un problema de aritm¨¦tica con el polvo blanco tan elemental como alucinante. De cada kilo de coca¨ªna pura se pod¨ªan extraer, tras el proceso de corte, unos dos kilos de coca, si se quiere de calidad ¨®ptima; o bien tres o, incluso, cuatro kilos, si se rebaja la calidad. Por un kilo de coca¨ªna se paga entre 10.000 y 12.000 euros, incluidos los costes de transporte hasta Secondigliano. 50.000 o 60.000 euros al por mayor equivalen a unos 150.000 al detalle, un margen de beneficio de unos 100.000 euros. Si calculas que hay plazas que llegan a vender hasta dos kilos al d¨ªa trabajando las 24 horas del d¨ªa, ?sabr¨ªas decirme cu¨¢nto se puede llegar a ganar en un d¨ªa?". El c¨¢lculo es sencillo. Teniendo en cuenta que cada grupo mafioso es capaz de controlar hasta 15 plazas de venta, solo con la coca¨ªna se obten¨ªan tres millones de euros diarios. Cuando le pregunto qui¨¦nes eran los proveedores, Prestieri afirma: "La coca la compr¨¢bamos en Asturias, ten¨ªamos contactos con los vascos". Le recuerdo que cuando yo he declarado en Espa?a que ETA ten¨ªa v¨ªnculos con la Camorra se ha armado un gran revuelo. "Lo s¨¦, todos quieren hacer las paces con ETA y, por ello, no pueden admitirlo. Con una organizaci¨®n pol¨ªtica uno puede sentarse a negociar, pero con una involucrada en el narcotr¨¢fico, ?qu¨¦ se puede hacer? De todos modos, nosotros se la compr¨¢bamos a los vascos, eran narcotraficantes vascos autorizados y apoyados por ETA. Despu¨¦s dejamos de ir all¨ª porque Raffaele Amato, alias Lello o'Spagnolo (Lelo el Espa?ol), nuestro referente en Espa?a, comenz¨® a negociar directamente con los sudamericanos. Amato manten¨ªa una relaci¨®n excelente con el c¨¢rtel de Cali que hab¨ªa ganado la guerra contra Pablo Escobar. Funciona as¨ª: de cada cargamento de coca se paga la mitad, uno permanece como reh¨¦n de los colombianos, y si la otra mitad no llega, lo matan. A Lello le dispensaban un trato muy bueno durante, dig¨¢moslo as¨ª, el secuestro. Hotel, juego, mujeres".
Maurizio Prestieri, en el espacio de diez a?os, se convierte en uno de los hombres m¨¢s ricos del territorio y en uno de los capos m¨¢s respetados. La cartera de su familia, en los momentos de mayor expansi¨®n, llega a manejar cinco millones de euros al mes. Los juegos de azar y los coches de lujo se convierten en su obsesi¨®n. Adora los Ferrari, pero "me disgustaba dar vueltas con el ferrarino en N¨¢poles. Todos clavan los ojos en ti". Prestieri, a diferencia de Paolo di Lauro, ten¨ªa talento para la vida. "Yo s¨ª que sab¨ªa vivir, disfrutar cada d¨ªa de la vida por completo. Viajar, ver a gente, hacer dinero, joder a los enemigos. Yo, la vida, la he encarado a dentelladas. Y siempre velando por que no le faltara nada a mi familia y manteni¨¦ndola lejos de cualquier problema". Inunda de coca Italia, pero no tiene ni idea de cu¨¢l es su sabor ni de qu¨¦ sensaciones procura. "Nunca he consumido coca¨ªna. Si quer¨ªas llegar a ser capo de nuestro grupo no deb¨ªas drogarte. En el clan de los Casalesi tambi¨¦n es algo que importa. Para vigilar si alguien esnifaba coca no hac¨ªamos an¨¢lisis ni nada. Los ¨ªbamos a recoger por la noche, cuando volv¨ªan, y los llev¨¢bamos ante Paolo di Lauro, los sent¨¢bamos frente a un plato de pasta: come". Cuando has esnifado no tienes apetito. Si no com¨ªan o se ve¨ªa que hac¨ªan un esfuerzo, quedaban fuera. Fuera de nuestra confianza. Eran degradados. Un buen sicario no puede ir drogado, de lo contrario arma jaleo. Y es preciso que vaya con el est¨®mago vac¨ªo, por muchas razones. La primera de ellas es que se requiere estar muy tenso, sin gota de sue?o, no debe entrarte cagalera. La segunda es que si te disparan en el est¨®mago y has comido, est¨¢s jodido al instante. De estar en ayunas puedes salvarte".
La anti-Mafia le ha confiscado decenas de libros mayores. Cuadernos en los que est¨¢n registradas las entradas y salidas diarias de las diversas plazas de venta, de la red del narcotr¨¢fico. Blocs de notas donde los afiliados apuntan cada d¨ªa la lista de los gastos. Tal y como lo har¨ªa un charcutero, que abre el cuaderno y escribe los nombres de los clientes a los que ha fiado y anota las salidas y las entradas, as¨ª proceden los hombres de Prestieri. En estos cientos de folios hay listas inquietantes. Y lo que descoloca es la normalidad absoluta. Es la cifra que se utiliza para pagar los recibos, los coches, la limpieza de los escondrijos y de las casas. Y luego los gastos por concepto de "Botte" de "Funeral Federico", de los funerales de los afiliados asesinados, comentarios sobre los gastos negativos: "mec¨¢nico canalla". Muchas entradas hacen referencia a las "entrevistas", esto es, el dinero que el clan debe pagar a las familias de los afiliados para que se desplacen a ver a sus parientes en la c¨¢rcel. Luego figuran entradas como "flores mujer": el clan tambi¨¦n se hace cargo del env¨ªo de flores a las esposas por sus cumplea?os de parte de sus maridos encarcelados. Cuantiosas cifras de los kilos de hach¨ªs y de coca¨ªna que pasan por sus manos, las zonas de donde proviene el dinero. No faltan extra?as siglas del tipo ME o LO: Merda y Lota, respectivamente, y tambi¨¦n se menciona el importe que hay que desembolsar cada mes a los polic¨ªas a fin de evitar un control o un arresto.
LAS MASACRES. Cuando Maurizio era un ni?o nada hac¨ªa presagiar que llegar¨ªa a ser un boss. Los jefes del grupo eran sus hermanos: Rosario y, sobre todo, el mayor, Raffaele. Carism¨¢tico e imperturbable donde los haya, gozaba de una confianza mayor por parte de Paolo di Lauro que si fuera alguien de su propia sangre. Sin embargo, los Prestieri acabaron enzarzados en una guerra contra un capo local, Antonio Ruocco, denominado Capaceccia, a quien el clan hab¨ªa desprovisto de poder aprovech¨¢ndose de su estancia forzada en Toscana. Se desencaden¨® una de las faide m¨¢s encarnizadas que se han conocido en territorio italiano. En una serie de actuaciones caen abatidos decenas de hombres de ambas bandas hasta que, el 18 de mayo de 1992, Ruocco llega al bar Fulmine de Secondigliano acompa?ado por un comando de ocho hombres pertrechados de ametralladoras, pistolas, fusiles y granadas, y se cobran la vida de cinco personas. Entre las v¨ªctimas se encuentra Raffaele, el hermano mayor de Maurizio, el capo. Est¨¢ tambi¨¦n Rosario, su otro hermano. Ciruzzo, apodado El Millonario, pierde el juicio y ordena una ejecuci¨®n prohibida seg¨²n el c¨®digo de la Mafia. Liquidar a la madre de Ruocco. "Los clanes de toda Italia nos hicieron saber que no comulgaban con ese proceder, pero Paolo di Lauro respondi¨®: 'As¨ª es como yo hago la guerra".
De este modo, Prestieri se convierte en capo. "Consegu¨ªamos hacernos con todo: restaurantes, bares, hoteles, casas en medio mundo. F¨¢bricas, negocios, contratas. Cuando N¨¢poles inicia el proyecto de expansi¨®n en el ¨¢rea norte, para lograr que contratasen a nuestras empresas bloque¨¢bamos el paso a las hormigoneras. Con una 38 apunt¨¢bamos a la cara de los conductores, los hac¨ªamos bajar y nos apoder¨¢bamos del cami¨®n. Par¨¢bamos el motor de la hormigonera y el cemento se secaba dentro de la cuba. De este modo, la empresa perd¨ªa el cemento, perd¨ªa el cami¨®n hormigonera, que quedaba para el desguace, e incluso perd¨ªa la contrata porque retrasaba las obras. En ese momento no les quedaba otra que contratarnos a nosotros. Coca, contratas, pol¨ªtica, as¨ª gobiernas la vida de las personas. ?Pol¨ªtica? Pol¨ªtica, por supuesto. Tome buena nota de ello. Son historias que pueden parecerle incre¨ªbles. Pero no es m¨¢s que la realidad de todos los d¨ªas... la realidad pol¨ªtica".
? Roberto Saviano Traducci¨®n: Marta Reb¨®n
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