El humo del di¨¦sel da?a m¨¢s
Un estudio calcula que una reducci¨®n m¨ªnima en la contaminaci¨®n evitar¨ªa 1.700 muertes anuales en Espa?a - Los expertos insisten en rebajar las emisiones
Imaginemos que un pa¨ªs pone en marcha planes y medidas de reducci¨®n de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica. Esas mejoras dan resultado y la contaminaci¨®n se reduce ligeramente a?o tras a?o. Pasado un tiempo, ?se notar¨ªa en la salud de la poblaci¨®n que ha estado expuesta a menos gases nocivos? Muy simplificado, es lo que se plantearon investigadores del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa y del CSIC e ingenieros industriales de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. Tomaron como base la situaci¨®n de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica en 2004: poblaci¨®n, mortalidad y exposici¨®n a contaminantes, en concreto a part¨ªculas en suspensi¨®n 2,5, las que generan los motores di¨¦sel.
Despu¨¦s la compararon con un escenario de futuro, simulado. En 2011, las autoridades han hecho los deberes y la concentraci¨®n de part¨ªculas ha ido descendiendo de media 0,7 microgramos por metro c¨²bico cada a?o. Mediante unos modelos estad¨ªsticos de an¨¢lisis del impacto en la salud a largo plazo, los investigadores estimaron que, de haberse producido esa reducci¨®n, se hubieran evitado 1.720 muertes anuales. El estudio, financiado por el Ministerio de Medio Ambiente, se public¨® el mes pasado en la revista Environment International.
Las part¨ªculas m¨¢s peque?as son las m¨¢s peligrosas para la salud
Los cient¨ªficos se quejan de los l¨ªmites demasiado permisivos de la UE
"Son muertos evitables, hipot¨¦ticos", explica Elena Boldo, investigadora del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa y una de las autoras del art¨ªculo. "Obviamente, no podemos se?alar qui¨¦nes son esos 1.700 muertos anuales. En los certificados de defunci¨®n figura la causa x, pero no la exposici¨®n a part¨ªculas. Hablamos de una estimaci¨®n". Para elaborarla, recabaron datos de mortalidad y de poblaci¨®n del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, del Inventario nacional de emisiones de contaminantes a la atm¨®sfera y usaron un software desarrollado por la Agencia de Protecci¨®n Ambiental de Estados Unidos (EPA) que estima el impacto en la salud cuando se producen cambios en la calidad del aire.
Los resultados del estudio coinciden, asegura el art¨ªculo, con otros realizados tanto en Europa como en Espa?a. Este, sin embargo, es el primero que aplica esta metodolog¨ªa de c¨¢lculo para PM2,5 a escala nacional. El mapa se divide en cuadr¨ªculas de 18 por 18 kil¨®metros que permiten comparar c¨®mo afectar¨ªa a cada territorio la reducci¨®n de las emisiones. Las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona y Valencia, "que son las mayores productoras de concentraciones de PM2,5 debido a su alta densidad de tr¨¢fico", son las que m¨¢s se benefician de esa reducci¨®n. Controlar la contaminaci¨®n por part¨ªculas finas "dar¨ªa como resultado miles de muertes evitables menos cada a?o", concluye el texto.
Varios estudios recientes se han ocupado del efecto que tienen las part¨ªculas en suspensi¨®n de menos de 2,5 micras en la salud. Uno de los ¨²ltimos, financiado por el Instituto de Salud Carlos III y publicado en febrero de 2010 en el International Journal of Environmental Health Research, demostr¨® que los niveles altos de contaminaci¨®n por PM2,5 en Madrid estaban relacionados con los aumentos de los ingresos hospitalarios. Otro, a¨²n m¨¢s reciente, encontr¨® una clara relaci¨®n estad¨ªstica entre los episodios de alta contaminaci¨®n y los fallecimientos por causas circulatorias y cardiovasculares. Los cient¨ªficos coinciden en que esas diminutas part¨ªculas, llamadas as¨ª porque miden menos de 2,5 micras de di¨¢metro, son muy peligrosas para la salud. Proceden b¨¢sicamente de los tubos de escape de los veh¨ªculos, en concreto, de los motores di¨¦sel, que emiten hasta seis veces m¨¢s part¨ªculas que los de gasolina. A pesar de ello, a¨²n hay muchas ciudades que no miden la concentraci¨®n de PM2,5.
Su peligrosidad radica en que, al ser tan peque?as, penetran f¨¢cilmente en las v¨ªas respiratorias. Al inhalarse, provocan inflamaci¨®n, lo que incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y la propensi¨®n a que se produzcan trombosis, explica Antonio Gil N¨²?ez, miembro del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Espa?ola de Neurolog¨ªa (SEN). "La contaminaci¨®n es un factor de riesgo cardiovascular muy importante", a?ade. "Lo m¨¢s importante es que se puede prevenir. Las autoridades deben saber que si mejora la calidad del aire tendremos menos muertes".
De momento, la legislaci¨®n no ayuda. Al menos, de eso se quejan los cient¨ªficos, entre los que hay consenso a la hora de pedir a la UE que endurezca los l¨ªmites permitidos de part¨ªculas PM
2,5. La legislaci¨®n establece un tope anual de 25 microgramos por metro c¨²bico que habr¨ªa que cumplir en 2015 (actualmente hay un periodo de adaptaci¨®n que, en 2010, permit¨ªa hasta 29). La OMS, en cambio, tiene claro que los efectos adversos para la salud empiezan a partir de los 10 microgramos de media anual. La agencia ambiental americana marca 15.
Cuatro de las seis estaciones que miden PM2,5 en Madrid superaron en 2010 el l¨ªmite de la OMS. Respetaron el legal. ?C¨®mo reducir a¨²n m¨¢s esos niveles? Las medidas m¨¢s efectivas son, seg¨²n Julio Lumbreras, profesor del departamento de Ingenier¨ªa Qu¨ªmica Industrial y del Medio Ambiente de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y uno de los autores del art¨ªculo, "la utilizaci¨®n de veh¨ªculos con tecnolog¨ªas m¨¢s modernas (que incluyen, por ejemplo, filtro de part¨ªculas) y la aplicaci¨®n del Plan nacional de reducci¨®n de emisiones de grandes instalaciones de combusti¨®n". Parece que las cosas pueden mejorar: "En l¨ªneas generales, se puede decir que la mayor¨ªa de los planes, pol¨ªticas y medidas se han puesto en marcha", concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.