El amor sin dolor
?Puede el amor concebirse sin dolor? No es f¨¢cil pero se puede.
?No fue posible hacer un caf¨¦ que sin cafe¨ªna no nos pondr¨ªa nervioso, y no abundan ya los vinos y cervezas que no marean, o unas sand¨ªas sin pepitas, uvas sin granujas, az¨²cares sin az¨²car o jamones sin colesterol? ?Por qu¨¦ esta misma idea matriz no iba a ser extendida por todos los rincones, sobre todas las cosas y sin ninguna excepci¨®n cultural?
Hace apenas dos a?os Anagrama public¨® la traducci¨®n de C¨®mo hablar de los libros que no se han le¨ªdo que hab¨ªa publicado Pierre Bayard con formidable ¨¦xito en m¨¢s de media docena de pa¨ªses. El ser ateo pero creyendo en Dios o creer en Dios pero siendo ateo es la ecuaci¨®n can¨®nica de tantas y tantas ofertas religiosas de nuestro tiempo.
La receta de "no padecer", imposible de imaginar hace unos a?os, est¨¢ hoy en cualquier disciplina
Adelgazar comiendo, musculares sin hacer gimnasia, tener hijos sin dolor, vecinos sin ruidos, adhesiones sin compromisos, compromisos sin promisi¨®n forman parte de la misma inspiraci¨®n. ?Por qu¨¦ no extirpar tambi¨¦n del amor aquello que hace sufrir y convertirlo en una aut¨¦ntica fruta de maracuy¨¢, la aut¨¦ntica fruta de la pasi¨®n que ni hace da?o al est¨®mago ni tampoco al coraz¨®n?
Luc¨ªa Etxebarria escribi¨® hace unos a?os un libro -Ya no sufro por amor- que expresaba el mismo anhelo de amar mucho sin sufrir nada, no sufrir por algo tan complejo como es el amor y, en consecuencia, con tantos resortes ajenos.
Esta receta de "no padecer", imposible de imaginar hace unos a?os, se halla hoy casi en cualquier avance tecnol¨®gico o, m¨¢s a¨²n, de todas las disciplinas que, desde la medicina a la acupuntura, desde la acupuntura a la epidural y desde la epidural al coma inducido, tratan de dejar el cuerpo en paz. Rehuyendo el dolor se han anestesiado los duelos, se han desarraigado las fuertes pertenencias locales, se ha diluido el peso de la vocaci¨®n y se ha vaciado de plomo la gravedad de las ideolog¨ªas. Toda revoluci¨®n, egipcia o de su estilo, viene a ser una fiesta. Toda agitaci¨®n contra el tirano parte de un ciberespacio invisible y se dirige hacia un destino sin resoluci¨®n.
La extirpaci¨®n constante de lo que duele o pesa, da dolor o da pesar ha llevado a la pedagog¨ªa del aprender jugando, a la penitenciar¨ªa de reinsertarse aprendiendo, a la pol¨ªtica del nada de nada, el talante sin talento y la indolencia en la decisi¨®n.
Pero, adem¨¢s, lejos de que alguien solicite alguna norma para reconstituir el pasado, lejos de aceptar cualquier prohibici¨®n que duela (desde la ley del tabaco al cintur¨®n de seguridad, desde las multas incesantes a la persecuci¨®n del drogata o su suministrador) las leyes caen o son recibidas como torturas.
Leyes o torturas fuera del tiempo, fuera del mundo que induce a vivir sin sufrir y sufrir sin correlato religioso o pasional alguno. Pero, en todo caso, ?hay en verdad pasi¨®n sin dolor? En un librito del fil¨®sofo Alain Badiou publicado por La Esfera de los Libros se recuerdan los esl¨®ganes que la web de encuentros Meetic lanzaba para atraer clientes y clientas. Uno de estos esl¨®ganes dec¨ªa exactamente: "Puede usted estar enamorado sin sufrir por ello". Pero ?c¨®mo? Meetic se las hab¨ªa ingeniado para que la relaci¨®n se dotara de reservas, salvavidas y salvaguardas que neutralizaran los efectos de la traici¨®n, la decepci¨®n o el hast¨ªo.
"?Se puede estar enamorado sin caer enamorado!". Ciertamente el fall in love ingl¨¦s alude a una temible ca¨ªda en un abismo. Los directores de Meetic trataban, por tanto, de hacerse ricos eludiendo del amor su porrazo. No habr¨¢ desdicha despu¨¦s de la dicha, como no hay az¨²car para el diab¨¦tico tras ingerir un polvor¨®n.
Contra el viejo binomio del bien y el mal y el rancio canje de la felicidad y la infelicidad, la actualidad crea una traza continua que lleva, como en las pistas de peaje, por caminos sin tropiezos, pasos sin peatones, velocidades sin accidentes, accidentes sin dolor. El cielo est¨¢ aqu¨ª y no precisamente tras haber trasladado a la tierra paladas de su divinidad, sino tras haber acabado con el vicioso par de indignidad y dignidad, inocencia y culpa, condena y salvaci¨®n.
Esta magna idea, para ser exactos, es la que habr¨¢ de regir todo el pensamiento futuro -caso en que lo haya- como un cont¨ªnuum cuya cinta de Moebius llevar¨¢ de un universo a otro, de un castillo a otro, de un polo al polo opuesto: al polo de lo puesto. Lo puesto y nada m¨¢s. Sin fin, sin procesi¨®n, sin penitencia.
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