Pernambuco a tiro de piedra
El noreste brasile?o queda m¨¢s cerca gracias a un nuevo vuelo sin escalas. Y la semana que viene, el carnaval de Recife
El Airbus 340 Agustina de Arag¨®n de Iberia acaba de atravesar el Atl¨¢ntico desde Madrid y se acerca al aeropuerto de Fortaleza. Es la primera vez que la compa?¨ªa espa?ola aterriza en la ciudad brasile?a y el piloto pide permiso a la torre de control para hacer una pasada sobre la ciudad y conocer el entorno. Conviene grabar la maniobra de aproximaci¨®n para futuras llegadas, que desde el 1 de febrero se producen los martes, viernes y domingos, con salto posterior a Recife y vuelta a Madrid. La experiencia merece la pena. Desde el aeroplano, apenas a medio kil¨®metro de la superficie, parecen tocarse los rascacielos, que se alinean a lo largo de la serpenteante costanera y contrastan con las casas bajas de la parte vieja y las favelas del interior.
La nueva ruta al noroeste de Brasil permite adentrarse en los Estados de Cear¨¢ y Pernambuco, una tierra abierta de playas inacabables; conocer dos de las ciudades emblem¨¢ticas y m¨¢s pobladas del pa¨ªs -que, junto con Salvador de Bah¨ªa y Natal, aspiran a celebrar un tercio del pr¨®ximo Mundial de f¨²tbol-, y empaparse de una cultura secular de ritos y ritmos afroamericanos, que probablemente tienen su m¨¢xima expresi¨®n en los pr¨®ximos carnavales (del 4 al 8 de marzo), famosos sobre todo en Recife y su vecina Olinda, una joya que por algo es patrimonio mundial de la Unesco. Una excusa para dar el salto a esta zona, cuya temporada alta va de septiembre a febrero y que ha encontrado su crecimiento en el turismo al tiempo que se reduce la dependencia del sector primario. Eso s¨ª, que nadie espere precios de ganga. Brasil, en esto, es primer mundo.
01 FORTALEZA
Fortaleza, ciudad cuyo origen no es dif¨ªcil de adivinar, fue fundada como Fuerte Schoonenborch por los holandeses en 1649 para repeler las ofensivas portuguesas. El fuerte fue rebautizado a?os despu¨¦s, una vez que los portugueses recuperaron el dominio, como Fortaleza de Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n. En 1726 fue elevada a condici¨®n de villa, y en 1823, a ciudad por el emperador Pedro I de Brasil. Hoy es la quinta del pa¨ªs por poblaci¨®n (superada por S?o Paulo, R¨ªo de Janeiro, Salvador y Brasilia), con algo m¨¢s de tres millones de habitantes. Es una urbe en crecimiento en la que, adem¨¢s de la modernizaci¨®n del estadio para el Mundial, se construye un centro de eventos con capacidad para 30.000 personas.
De la antigua Fortaleza, que carece o ha perdido el casco viejo colonial, hay poco que rascar. El primigenio fuerte, con los muros pintados de blanco, es hoy cuartel militar. En sus alrededores, junto a la catedral (un pegote arquitect¨®nico ecl¨¦ctico) y un par de plazas de cierto colorido, se desarrolla un continuo traj¨ªn de peque?o comercio. La plaza m¨¢s populosa es la de Jos¨¦ de Alencar, un autor local que da nombre tambi¨¦n al centenario teatro de la misma plaza, de estructura met¨¢lica importada de Escocia. En otra plaza se ubica la antigua c¨¢rcel, muy cercana a un gigantesco baobab de m¨¢s de 200 a?os cuya semilla lleg¨® de ?frica en la ¨¦poca de la esclavitud. La vieja prisi¨®n es ahora centro de turismo y arte, y compite en esta faceta con el Centro de Artesan¨ªa, el Centro Drag?o do Mar y el Mercado Central. En este se agolpan, repartidas en cuatro pisos, peque?as tiendas y se encuentran algunas rendeiras (encajeras) haciendo encaje de bolillos, una de las artesan¨ªas heredadas de los antepasados portugueses.
La propia ciudad invita, sobre todo al caer la tarde, a mirar al oc¨¦ano. El verdadero coraz¨®n de Fortaleza palpita en la avenida Beira Mar, tan larga como la playa (o sucesivas playas), donde est¨¢ la mayor parte de los hoteles y proliferan los deportistas, los puestos ambulantes de cocos y mandioca, y retenes de polic¨ªas armados, normalmente apostados junto a los cajeros autom¨¢ticos. En el extremo m¨¢s cercano a la parte vieja, el Puente de los Ingleses, un espig¨®n que se construy¨® para conectar con los barcos mercantes y que ahora alberga comercios y restaurantes, abre la avenida.
En la otra punta, junto al morro de Mucuripe, domina el mercado de pescado y el puerto, en el que se diseminan las coloreadas jangadas (embarcaciones t¨ªpicas) y el monumento a Iracema, la india de los labios de miel, patrona de la ciudad, que tambi¨¦n da nombre a la principal playa. El barrio Vicente Pinz¨®n da testimonio del navegante espa?ol, que al parecer fue el primero en llegar, antes que el portugu¨¦s Pedro Alvares Cabral. Y en medio, cada d¨ªa a partir de media tarde, una pl¨¦yade de vendedores coloca sus puestos ambulantes -pero con lugar fijo, como en el Rastro madrile?o-, donde hay sobreoferta de encajes, tejidos, vidrios rellenos de arena colorida, biquinis brasileiros, cuero, havaianas...
02 PRAIA DO FUTURO
Pero Fortaleza tambi¨¦n tiene su milla de oro, en la avenida Dom Luis, del barrio de Aldeota, la zona de expansi¨®n de la ciudad hacia el este (esta ciudad se mueve de este a oeste o viceversa, el norte es el Atl¨¢ntico y el sur te lleva al interior del Estado). Esa deriva lleva a la Praia do Futuro, cuyo desarrollo urban¨ªstico est¨¢ a medio hacer. Cuenta con innumerables "barracas", una especie de chiringuitos en los que se degustan cangrejos (el plato local), gambas y langostinos (que aqu¨ª llaman camarones) y pescado fresco.
"Hija del sol y compa?era de la luna". Aseguran los del lugar que el ambiente es muy ameno al caer la noche y se puede deducir por qu¨¦ algunos bares se llaman borracher¨ªas. En todo caso, hay que dejarse llevar por las recomendaciones: "Lunes, en el Bar Pirata; martes, en una barraca de la Praia do Futuro asistiendo a un show de humor cearense; mi¨¦rcoles, en un club de forr¨® (baile regional); jueves, de nuevo en la Praia do Futuro, ya que es el d¨ªa consagrado a comer cangrejo con una cerveza helada, y los viernes, s¨¢bados y domingos, en torno a la playa de Iracema, reducto de intelectuales y artistas, con los innumerables barcitos y restaurantes de la avenida Beira-Mar y los polos gastron¨®micos de Varjota, morro de Santa Teresinha y Mucuripe".
Hay lugar para la t¨ªpica comida sertejana (regional) que va desde los bai?o de dois, que combinan alubias, arroz, manteca, queso y carne seca (la llamada carne de sol), de origen colonial, hasta la pa?oca, hecha con carne, cebolla y harina, todo machacado, pasando por el t¨ªpico rodizio o los pescados frescos (especialmente el pargo), los citados cangrejos y el feij?o (frijol verde). Tambi¨¦n ha irrumpido la cocina fusi¨®n, de la que es un ejemplo el restaurante L'?, abierto hace poco por el catal¨¢n Agust¨ªn Herrero en un antiguo almac¨¦n portuario reconvertido. Herrero es un representante de la colonia espa?ola que componen unas 200 personas y que suelen frecuentar su negocio, con una terraza muy acogedora donde saborear una fresca caipiri?a.
03 CANOA QUEBRADA
Fortaleza, que se encuentra tan solo dos grados por debajo de la l¨ªnea del Ecuador, goza de una temperatura envidiable todo el a?o (entre 20 y 30 grados cent¨ªgrados), con su etapa de lluvias a final de su verano austral. M¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites capitalinos se extienden 573 kil¨®metros de costa, a este y oeste, con playas ignotas, arenas finas, agua a 24 grados, mucha salinidad y viento y olas muy apropiados para practicar el deporte de moda en todo el noroeste brasile?o, el kitesurf. En uno y otro lado se han empezado a desarrollar complejos tur¨ªsticos basados en parques acu¨¢ticos y campos de golf, que se desarrollan hacia el este junto a playas salvajes y otras no tanto como Canoa Quebrada, una de las pocas con acantilados de donde sacan las arenas de colores, y Morro Blanco.
04 CUMBUCO
Probablemente el lugar que mejor combina pasi¨®n y belleza de todo Cear¨¢ es Cumbuco, una peque?a poblaci¨®n de 1.500 habitantes al oeste de Fortaleza. Cumbuco cuenta con una playa inmensa, jangadas bien uniformadas con velas rojas y, sobre todo, un desierto de enormes dunas en el que los buggies superan alturas de 30 metros y brincan por las laderas, algo que no tiene nada contentos a los movimientos ecologistas. Los conductores preguntan al turista si prefieren el trayecto "con emoci¨®n o tranquilo". Da igual lo que se conteste, va a ser con emoci¨®n diga lo que diga. El viaje cuesta 140 reales (unos 70 euros) por coche y dura en torno a una hora con final, si se negocia, con carreras en las llanuras de la playa. M¨¢s al oeste est¨¢n las playas de Trairi, Guajir¨², Flecheiras y Jericoacoar¨¢, con arenales donde los lugare?os juegan al voleibol y al f¨²tbol entre las jangadas posadas en la arena.
05 RECIFE
Un cartel que dice "ponga un poco de espa?ol en su vida" recibe al visitante en la salida del aeropuerto de Recife, la capital del Estado de Pernambuco. Hubo un tiempo en Espa?a en el que Pernambuco era un lugar lejano donde se mandaba a alguien en sentido figurado. Sin conocer el destino, claro. Porque Pernambuco es ¨²nico, como su propio nombre, compuesto por diez letras que no se repiten. Pernambuco en tupiguaran¨ª es Paranampuka y significa "donde el mar revienta", seguramente una denominaci¨®n dada por los indios nativos a causa de las formaciones rocosas, o arrecifes de coral, donde romp¨ªan las olas antes de llegar a la orilla y que, pasados los a?os, fue el origen del nombre de la capital del Estado, Recife, el segundo destino de la doble ruta abierta por Iberia con una oferta creciente de hoteles y donde, como en Cear¨¢, llama la atenci¨®n la ausencia de cadenas espa?olas. Todo se andar¨¢.
Algunos historiadores sostienen que la historia de Pernambuco antecede a la de Brasil y, al igual que en Fortaleza, atribuyen al espa?ol Vicente Y¨¢?ez Pinz¨®n su descubrimiento en 1498. Luego fue escenario de sangrientas luchas contra los holandeses que ocuparon la regi¨®n durante m¨¢s de dos d¨¦cadas y es uno de los lugares en los que se han escrito algunas de las escenas ¨¦picas de la historia de Brasil. Fueron los portugueses, no obstante, los que desarrollaron la econom¨ªa basada en la ca?a de az¨²car y los recursos naturales, lo que, a la postre, condujo al tr¨¢fico de esclavos africanos. Fue en las piscinas naturales que forman los arrecifes por donde entr¨® la mayor¨ªa de los cuatro millones de esclavos que llegaron a Brasil de los m¨¢s de 12 que hab¨ªan sido capturados en ?frica y murieron en el traslado, seg¨²n los historiadores.
Los esclavos negros importaron sus creencias, que, mezcladas con las propias del indio y del europeo, dieron lugar al candombe, religi¨®n basada en el sincretismo. La fusi¨®n de esas corrientes permiti¨® que creciera el sentimiento de naci¨®n, una mezcla presente en la literatura, la m¨²sica, las artes pl¨¢sticas, la artesan¨ªa, las danzas y la cocina. Estas tradiciones se conservan en las fiestas religiosas y las diversas expresiones del folclore como el maracatu (comparsa de carnaval), la cuadrilla, la ciranda y el fandango, pero sobre todo el frevo, el baile m¨¢s pernambucano.
Quiz¨¢ por toda esa mezcla, el Estado es hoy ejemplo de pueblo receptivo y cosmopolita en muchas de las poblaciones de sus 187 kil¨®metros de costa y en el interior, de donde es originario el expresidente In¨¢zio Lula da Silva. La capital, Recife, que naci¨® como un poblado de pescadores en 1548 y compite con Fortaleza por ser la quinta ciudad de Brasil, encarna una perfecta s¨ªntesis entre lo nuevo y lo antiguo. El pasado colonial, que se plasma en iglesias con azulejer¨ªa portuguesa de los siglos XVII y XVIII y casonas, convive con la modernidad de una metr¨®poli llena de rascacielos, sobre todo a lo largo de la playa Boa Viagem, en la que los arrecifes sirven de barrera natural a los tiburones, cuya posible presencia, no obstante, se anuncia en todo el paseo.
A Recife se la conoce como la Venecia brasile?a. Cuenta con 39 puentes que cruzan m¨¢s de 50 canales, lo que permite paseos en catamar¨¢n, a poder ser al aflojar el sol. En la calle Bom Jes¨²s, donde los domingos conviene visitar la feria de artesan¨ªa, est¨¢ la sinagoga m¨¢s antigua de Am¨¦rica, Kahar Zur Israel, de 1636, muy cerca de Marco Zero, o kil¨®metro cero, el epicentro de los carnavales, que abre el grupo Galo da Madrugada, el mayor del mundo con m¨¢s de un mill¨®n de personas.
La marcha de Recife se reparte entre la parte vieja de las islas de S?o Antonio y S?o Jose y la zona de Boa Viagem, donde se concentran los establecimientos hoteleros. La caipiri?a es la reina, y la cocina es t¨ªpicamente nordestina, muy similar a la de Cear¨¢: pescado, crust¨¢ceos y frutos de mar, con abundancia de cangrejos (el caranguejo constituye la base de la alimentaci¨®n de los habitantes del litoral), la carne al sol, la mandioca y los derivados de la ca?a de az¨²car, de la que Pernambuco fue el gran productor de Brasil. ?Y si no hay fari?a, no hay nada para comer! La harina, bajo la forma de farofa, acompa?a el feij?o verde con manteiga (frijoles a la mantequilla) y pa?oca de feij?o o carne seca.
06 OLINDA
Al norte de Recife, casi sin soluci¨®n de continuidad, est¨¢ Olinda. En palabras del m¨²sico local Alceu Valen?a, "Recife es un hermano serio y racional; Olinda, la hermana so?adora y rom¨¢ntica". Las dos est¨¢n entre las m¨¢s antiguas ciudades brasile?as y, adem¨¢s de por el patrimonio art¨ªstico y cultural, pugnan por la magnitud de su carnaval. Pero mientras el perfil de Recife es una l¨ªnea de rascacielos modernos, el de Olinda es el de una ciudad colonial cuya belleza hizo que fuera declarada patrimonio mundial en 1982 y primera capital cultural de Brasil.
Con el eslogan "Olinda, arte en toda parte", su oferta cultural es constante. Por sus empinadas calles se celebra el m¨¢s irreverente carnaval de Brasil, para el que ensayan durante todo un a?o. Adem¨¢s del carnaval, el punto culminante es el festival de m¨²sica cl¨¢sica que se celebra en septiembre. Olinda, entre siete colinas, guarda construcciones coloniales impresionantes, iglesias y miradores sobre el oc¨¦ano de singular ubicaci¨®n. La coqueta ciudad se ha convertido en lugar de peregrinaje de artistas y gente bohemia que ha encontrado un para¨ªso para refugiarse de la vor¨¢gine ciudadana. Eso ha hecho proliferar los talleres artesanos, que no faltan en las plazas, las tiendas (con una artesan¨ªa muy lograda) y los puestos ambulantes (con los mu?ecos de arcilla t¨ªpicos de la zona), y que la oferta de posadas y hoteles con encanto est¨¦ bien nutrida.
07 PORTO DE GALINHAS
Al sur de Recife est¨¢ el citado Porto de Galinhas, que debe su nombre a un hecho hist¨®rico singular. Porto de Galinhas era el principal lugar de entrada de esclavos. Cuando se aboli¨® la esclavitud, se sigui¨® comerciando con ellos, y para disimular el contenido los barcos trasladaban tambi¨¦n gallinas de Angola, que se anunciaban como reclamo al arribar a los arrecifes a fin de que los terratenientes fueran a adquirirlos para trabajar en las plantaciones de ca?a de az¨²car. Hoy las negras gallinas son el s¨ªmbolo de la ciudad. La playa, que ha sido nueve veces elegida como la mejor de Brasil, rebosa colorido.
Gran parte de los descendientes -ya sea directamente o tras distintas mezclas con indios o blancos- de aquellos esclavos venidos de ?frica se dedican hoy a trasladar a los turistas que visitan Porto de Galinhas a los arrecifes de coral en sus pintorescas jangadas, o a vender recuerdos de todo tipo en la playa. El entorno, con un rosario de arenales, es un lugar ideal para el buceo y el surf en todas sus variantes, aunque tambi¨¦n triunfa, como en Cear¨¢, el kitesurf. La oferta se diversifica tambi¨¦n con los buggies y excursiones en jangadas por el estuario del r¨ªo Maraca¨ªpe para contemplar los excepcionales caballitos de mar, que se pueden ver pero no pescar. Muchos pescadores han descubierto el fil¨®n del turismo y han dejado la pesca artesanal para formar una cooperativa. Todo se complementa con mucha vida nocturna, de gente llegada de muchas partes del pa¨ªs.
08 FERNANDO DE NORONHA
A 550 kil¨®metros de Recife (una hora de vuelo) est¨¢ el archipi¨¦lago de Fernando de Noronha, 21 islas e islotes que brotan desde una profundidad de 4.000 metros. Naturaleza salvaje, piscinas naturales, bancos de peces de colores y delfines, tortugas y esponjas. Un para¨ªso para pasar unos d¨ªas y conocer 15 de las 18 especies de corales existentes en el planeta, que conviene cuidar y, como dice un cartel en la desembocadura del Maraca¨ªpe: "Vuelva siempre a nuestra playa, deje solamente pisadas, queme solamente calor¨ªas, mate solamente el tiempo, tire solamente fotos y ll¨¦vese buenos recuerdos".
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Iberia (www.iberia.com). Ida y vuelta directo entre Madrid y Fortaleza o Recife, desde 779 euros. Una hora despu¨¦s de llegar a Fortaleza, el vuelo contin¨²a hasta Recife.
? TAP (www.flytap.com). Vuelo de ida y vuelta con una escala, desde 752 euros, precio final.
Dormir
? Hotel Gran Marquise (00 55 85 40 06 50 00; www.granmarquise.com.br). Avenida Beira-Mar. Fortaleza. La doble, 180 euros.
? Seara Praia Hotel (00 55 85 40 11 22 00; www.hotelseara.com.br). Avenida Beira-Mar. Fortaleza. 112 euros la doble.
? Hotel Atlante Plaza (00 55 81 33 02 33 33; www.atlanteplaza.com.br). Avenida Boa-Viagem. Recife. La doble, 216.
? Hotel Arma??o (00 55 81 21 26 21 60; www.hotelarmacao.com.br). Porto de Galinhas. La habitaci¨®n doble, 158 euros.
Informaci¨®n
? Oficina de turismo de la ciudad de Fortaleza (00 55 85 86 50 42 44).
? www.fortaleza.ce.gov.br. ? Oficina de turismo de la ciudad de Recife (00 55 81 32 32 84 60).
? Empresa de turismo de Pernambuco (0055 81 31 82 80 00).
? Oficina de turismo de Cear¨¢ (00 55 85 31 01 46 69; www.ceara.gov.br).
? Oficina de turismo de Brasil
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