Txelis busca el perd¨®n de Yoyes
El exide¨®logo de ETA, ahora disidente, plantea un encuentro con los familiares de la dirigente asesinada en 1986 por regresar a Euskadi tras abandonar la banda
-?Eres Yoyes?
-S¨ª.
-?Sabes qui¨¦n soy yo?
-No.
-Soy miembro de ETA y vengo a ejecutarte.
Despu¨¦s resonaron tres tiros. Uno de ellos atraves¨® la sien de Mar¨ªa Dolores Gonz¨¢lez Catara¨ªn, Yoyes. Cay¨® al suelo, muerta, ante los ojos de su hijo de tres a?os. El ni?o estaba subido en un tractor. Su madre lo hab¨ªa llevado a media tarde a pasear por la feria de Ordizia. Era el pueblo natal de Yoyes, al que hab¨ªa regresado tras seis a?os de exilio voluntario despu¨¦s de abandonar la banda terrorista ETA. Volvi¨® la mujer, y con ella, el mito, el icono, la primera dirigente de la organizaci¨®n. Trat¨® de pasar inadvertida, pero fue imposible. Para el Gobierno era una medalla, el trofeo de la reinserci¨®n. Para ETA y la izquierda abertzale, una traidora, una chivata. Nunca fue una arrepentida; tan solo alguien que hab¨ªa decidido cambiar de rumbo y abandonar las armas. Jos¨¦ Luis ?lvarez Santacristina, Txelis, recorri¨® el mismo camino. Fue incluso m¨¢s all¨¢. Pero una d¨¦cada m¨¢s tarde. Aquel 10 de septiembre de 1986 ¨¦l formaba parte de la c¨²pula terrorista que orden¨® la "ejecuci¨®n" de Yoyes. Veinticinco a?os despu¨¦s quiere pedir perd¨®n a sus familiares por su muerte, seg¨²n fuentes de la Audiencia Nacional. Personalmente. Pero estos lo ven con recelo.
"Si la mataron p¨²blicamente, que el perd¨®n sea p¨²blico", dice su hermana
Txelis ha vuelto a la religi¨®n. Ahora es el preso que m¨¢s veces ha pedido perd¨®n
Sus trayectorias acad¨¦micas eran similares, como su papel en la banda
El encuentro con la familia de Yoyes no le dar¨ªa nuevos beneficios
El asesinato de Yoyes conmocion¨® Euskadi de tal forma que los simpatizantes de la banda se resistieron a aceptar su autor¨ªa. Algunos prefirieron pensar en un grupo de ultraderecha, pero las dudas duraron poco. Un d¨ªa despu¨¦s del crimen, ETA reivindic¨® el atentado para prevenir futuras deserciones. Hab¨ªan matado a Yoyes por "abrir fisuras en los sectores m¨¢s vulnerables del movimiento de liberaci¨®n nacional"; por haberse traicionado a s¨ª misma y al pueblo vasco; por colaborar "con los planes genocidas de las fuerzas de ocupaci¨®n del Estado opresor espa?ol". Se puede entrar en ETA pero no salir de ella, fue el mensaje que la organizaci¨®n quiso grabar con la sangre de su antigua hero¨ªna. El que escrib¨ªa entonces los comunicados de la banda era Txelis, seg¨²n las cr¨®nicas de la ¨¦poca.
Yoyes no hab¨ªa sido la ¨²nica en volver a su tierra. Ni la primera. Desde principios de los ochenta dos centenares de terroristas se hab¨ªan acogido a la reinserci¨®n que ofrec¨ªa el Gobierno para desmembrar y debilitar a la organizaci¨®n. Regresaron del exilio polimilis (exmiembros de la autodisuelta ETA pol¨ªtico-militar) y tambi¨¦n algunos milis (de la rama militar) gracias a medidas individuales e indultos parciales. Yoyes no los necesit¨®. Tras la Ley de Amnist¨ªa de 1977, no ten¨ªa causas pendientes en Espa?a. Para volver al Pa¨ªs Vasco solo necesitaba dos cosas: saber que las autoridades no iban a hurgar en su pasado para buscar alguna manera de llevarla ante los tribunales y que ETA no atentar¨ªa contra ella. Logr¨® que ambas partes se comprometieran a dejarla en paz.
Pero el regreso fue complicado. No era un miembro de ETA cualquiera. Era Yoyes. Con todo lo que ese nombre significaba. "Pisar esta tierra, pisar la tierra en que nac¨ª, lo he so?ado tanto durante a?os y ahora estoy aqu¨ª, este es mi pueblo, mi pa¨ªs, y se ha armado tal revuelo; es como si un volc¨¢n o un terremoto hubiera levantado y removido montones de capas", escribi¨® en su diario cinco d¨ªas antes de su asesinato. Meses antes hab¨ªa aparecido su rostro en Cambio 16, en una amplia noticia de portada titulada El regreso de la etarra. A partir de ese momento, "el revuelo", como ella lo defini¨®, fue imparable. Al igual que la inquina de ETA. No importaba ya su discreci¨®n, que se hubiera mantenido en silencio desde su retorno. Para la banda, la publicidad que tuvo el caso -no buscada ni querida por Yoyes- supuso una doble traici¨®n.
Ya no ten¨ªa, adem¨¢s, quien la protegiera. Antes de volver a Euskadi Txomin Iturbe, entonces m¨¢ximo dirigente de ETA, le hab¨ªa garantizado que no la matar¨ªan. Pero fue detenido en abril de 1986 en Francia. A partir de ese momento, el viejo pacto qued¨® roto. La nueva c¨²pula, m¨¢s dura, formada por Francisco M¨²jica Garmendia, Pakito; Jos¨¦ Luis ?lvarez de Santacristina, Txelis, y Jos¨¦ Mar¨ªa Arregi Erostarbe, Fitipaldi, decidi¨® que Yoyes merec¨ªa morir. Los ejecutores fueron Jos¨¦ Antonio L¨®pez Ruiz, Kubati, y Jos¨¦ Miguel Latasa Guetaria, Ferm¨ªn. Mataron para evitar deserciones. Cuatro de los cinco son ahora disidentes de ETA.
Txelis fue de los primeros en abjurar de la violencia en los noventa. Ten¨ªa varios puntos en com¨²n con Yoyes. Pertenec¨ªan a la misma generaci¨®n -Yoyes naci¨® en 1954, Txelis un a?o antes-. Compart¨ªan una f¨¦rrea fe religiosa infantil y un amor infinito por los libros, el estudio, y la docencia. Yoyes se traslad¨® con 18 a?os a San Sebasti¨¢n para iniciar unos estudios de Magisterio que no termin¨® por su actividad en la organizaci¨®n. Por aquel entonces, Txelis acababa de abandonar el seminario, obtuvo el t¨ªtulo de profesor de euskera e inici¨® sus estudios de Teolog¨ªa y Filosof¨ªa. Se doctor¨® a?os despu¨¦s en la Universidad de la Sorbona de Par¨ªs -con una tesis sobre Ludwig Wittgenstein-, tras pasar a Francia (y a la clandestinidad) en 1976. Yoyes, en su exilio mexicano tras distanciarse de la banda en 1979, se licenci¨® en Sociolog¨ªa en la Universidad Aut¨®noma Metropolitana de Ciudad de M¨¦xico.
Con perfil acad¨¦mico similar, ambos ocuparon posiciones parecidas en ETA. Lo suyo era el mensaje, lo pol¨ªtico. Discutir sobre los objetivos y los medios y acciones para alcanzarlos. En 1976 Yoyes actu¨® como portavoz de ETA militar en la reci¨¦n creada Koordinadora Abertzale Socialista (KAS) junto al desaparecido y posibilista Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, que hablaba en nombre de los polimilis. Tras el asesinato de Jos¨¦ Miguel Be?ar¨¢n, Argala, a manos del Batall¨®n Vasco Espa?ol en 1978, Yoyes ocup¨® su lugar en el aparato pol¨ªtico, aunque lo dej¨® poco despu¨¦s, decepcionada por el militarismo de sus miembros. Eugenio Etxebeste, Antxon, estaba entre ellos. Cuando fue deportado a Rep¨²blica Dominicana, en 1986, Txelis lo sustituy¨® como ide¨®logo de la banda.
La carrera de Jos¨¦ Luis ?lvarez Santacristina en ETA acab¨® de golpe el 29 de marzo de 1992. La polic¨ªa francesa lo detuvo junto a Pakito y Fiti en Bidart, en uno de los golpes m¨¢s importantes a la estructura de la banda en sus 50 a?os de historia. Entre rejas, Txelis volvi¨® a sus or¨ªgenes. A sus reflexiones m¨ªsticas y religiosas. Se convirti¨® en el etarra que m¨¢s veces ha pedido perd¨®n. A?o y medio despu¨¦s de su arresto, envi¨® una carta a ETA pidiendo el fin de la violencia. Mand¨® otras dos en 1997, una de ellas repudiando el asesinato del concejal de Ermua Miguel ?ngel Blanco. As¨ª, hasta que en septiembre de 1998 fue expulsado de la banda por "intento de escisi¨®n". Un castigo mucho menos grave que el que ETA -y el propio Txelis- hab¨ªa aplicado a Yoyes 12 a?os antes.
La reinserci¨®n ha seguido caminos diferentes durante los ¨²ltimos 30 a?os. Ni en los ochenta ni en los noventa fue necesario pedir perd¨®n a las v¨ªctimas ni condenar el terrorismo ni arrepentirse p¨²blicamente del pasado y reconocer que la sangre derramada carec¨ªa de sentido. Yoyes nunca lo hizo. Pero ahora s¨ª hace falta. El C¨®digo Penal exige desde 2003 unos requisitos muy concretos para que los presos por terrorismo puedan acogerse a beneficios penitenciarios.
Txelis ha cumplido con todas las exigencias legales. Ha condenado la violencia y ha pedido perd¨®n por escrito y de forma gen¨¦rica a las v¨ªctimas, que no han tenido acceso a sus cartas porque est¨¢n depositadas en el juzgado. El ex dirigente etarra est¨¢ saliendo cada d¨ªa de prisi¨®n para trabajar gracias a un r¨¦gimen de cumplimiento personalizado y aprobado para ¨¦l por el Ministerio del Interior.
Ahora est¨¢ dispuesto a encontrarse con sus familiares para pedirles perd¨®n cara a cara. As¨ª lo ha hecho saber en la Audiencia Nacional, el tribunal que lo conden¨® -por ordenar el asesinato del profesor Manuel Broseta y por su participaci¨®n en el cobro del impuesto revolucionario- y cuyo juzgado de vigilancia penitenciaria controla su internamiento. No sabe si la familia querr¨ªa, y entender¨ªa que no lo hiciera. El encuentro, en todo caso, no le otorgar¨ªa ninguna ventaja penitenciaria adicional.
Pero no hay ning¨²n cauce adecuado para informar a las v¨ªctimas de la intenci¨®n de un preso de pedir perd¨®n de forma individualizada, bien sea en persona o por escrito. Hasta el momento, la informaci¨®n sobre los procesos y la situaci¨®n penitenciaria de estas personas la han proporcionado, sin estar obligados a ello, los jueces. La futura ley de protecci¨®n de v¨ªctimas, que se tramita actualmente en el Congreso, establece que esta labor pase a la Oficina de V¨ªctimas de la Audiencia Nacional. El presidente de este tribunal, ?ngel Juanes, y el juez de vigilancia, Jos¨¦ Luis de Castro, creen que "ser¨ªa una buena idea" que esa oficina se ocupara de las reclamaciones de los damnificados para conocer de primera mano el arrepentimiento y tambi¨¦n de casos como el de Txelis, por si alguna v¨ªctima pudiera tener inter¨¦s en recibir un perd¨®n directo.
En el Pa¨ªs Vasco se ha llevado a cabo un encuentro de este tipo entre un homicida y el hijo de la persona a la que mat¨® no se trataba de un crimen terrorista, un caso en el que particip¨® la Audiencia de Guip¨²zcoa. No llegaron a verse, pero el hombre escribi¨® una carta al chico y le hizo llegar su petici¨®n de perd¨®n a trav¨¦s de intermediarios.
Pero es dif¨ªcil que las familias acepten encontrarse con aquel que asesin¨® a su padre, a su hermano, a su madre. A la hermana de Yoyes, Gloria, le resulta extra?o el arrepentimiento tantos a?os despu¨¦s. "Es algo que ni me planteo, y que tendr¨ªa que hablar con el resto de la familia, pero nadie nos ha informado de que quiera pedir perd¨®n. En todo caso, yo le preguntar¨ªa por qu¨¦ no lo ha hecho antes. Aqu¨ª todo el mundo nos conoce. Nos han llegado cartas cuyo destinatario era solo 'madre de Yoyes, Ordizia'. Txelis no es cualquiera para nosotros. Antes del asesinato le dijo a una amiga de mi hermana: 'Dile a Yoyes que se ande con mucho ojito'. Eso fue cuando nosotros todav¨ªa pens¨¢bamos que ETA era incapaz de hacer algo as¨ª".
Gloria le invita a pedir perd¨®n m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito privado. "Yo no le voy a recibir personalmente, pero puede hacerlo. De forma p¨²blica la mataron, y de forma p¨²blica deber¨ªa ¨¦l arrepentirse de su asesinato".
"Queremos ver las cartas de arrepentimiento de los presos terroristas", piden las v¨ªctimas
Algunas v¨ªctimas del terrorismo que reaccionaron con recelo a los permisos y salidas que se vienen concediendo a los disidentes de ETA han reclamado un arrepentimiento individualizado. "Las v¨ªctimas de los presos beneficiados aseguran que nadie les ha pedido perd¨®n", afirm¨® la presidenta de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo (AVT), ?ngeles Pedraza, al ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, en la reuni¨®n que mantuvieron en julio del a?o pasado.
Esto significa que las v¨ªctimas piden, al menos, tener acceso a las cartas de perd¨®n de los presos, algo que en este momento no es posible y que quiz¨¢ lo sea con la futura Oficina de V¨ªctimas de la Audiencia Nacional, que tambi¨¦n informar¨¢ de la situaci¨®n penitenciaria de cada preso. "Cuando solicitamos los escritos nos dijeron que no los pod¨ªamos ver en virtud de la Ley de Protecci¨®n de Datos, pero seguimos luchando por ello", afirma Pedraza. "El perd¨®n es algo important¨ªsimo, y no vale que se haga de forma gen¨¦rica. Luego ya veremos si cada v¨ªctima en concreto quiere leer la carta o no, o si puede haber otras f¨®rmulas de manifestar el arrepentimiento, pero al menos los escritos que haya deben estar a nuestro alcance".
"Cuando asesinaron a mi padre se enter¨® toda Espa?a. Que ahora se entere toda Espa?a de que piden perd¨®n", opina por su parte Daniel Portero, de Dignidad y Justicia, que exige al Gobierno que d¨¦ publicidad al perd¨®n. "Por mucho que me lo pidan, yo ni olvido ni perdono a los asesinos, pero no hacer p¨²blico el arrepentimiento es proteger a los terroristas en lugar de a las v¨ªctimas", a?ade Portero. Para el portavoz de Dignidad y Justicia, la oficina de v¨ªctimas ser¨ªa un buen lugar para tener acceso a esas cartas, que, asegura, "deben incluir una condena expresa de toda la historia del terror de ETA".
El documento conjunto que consensu¨® una veintena de asociaciones de v¨ªctimas del terrorismo en noviembre de 2010 -la totalidad de las asociaciones auton¨®micas, Dignidad y Justicia, la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo (AVT) y la Fundaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo (FVT) y las de Miguel ?ngel Blanco, Gregorio Ord¨®?ez o Fernando Buesa, entre otras- hablaba de la importancia de que la reinserci¨®n implique "un trabajo de asunci¨®n subjetiva de la responsabilidad con respecto al da?o causado". "Lo que ha roto el delito terrorista de los miembros de ETA, adem¨¢s de la vida de familias enteras, son las reglas fundamentales de la convivencia", prosegu¨ªa el texto, que incid¨ªa en la importancia de la denuncia p¨²blica de la violencia y en la necesidad de que mejore la informaci¨®n que se ofrece a las v¨ªctimas por parte del Gobierno y la justicia. La futura Oficina de V¨ªctimas de la Audiencia Nacional, aunque a¨²n no tiene fecha de apertura, tiene ya adjudicados por parte del Ministerio de Justicia dos funcionarios a los que se a?adir¨¢ personal enviado por el Gobierno vasco.
No se habla en el texto del posible perd¨®n pedido personalmente. Probablemente la mayor¨ªa de las v¨ªctimas no lo aceptar¨ªan por doloroso. Es el caso de la familia de Manuel Broseta, el catedr¨¢tico de Derecho mercantil y ex consejero de Estado asesinado por ETA en 1992. Txelis, que fue condenado en 1992 como inductor del crimen, tambi¨¦n ha planteado la posibilidad de pedir perd¨®n a esta familia personalmente. "Sin duda es mejor que alguien que ha cometido atrocidades se arrepienta a que no se arrepienta", dice Pablo Broseta, hijo de la v¨ªctima mortal de la banda terrorista. "Pero a m¨ª ya me vale de bien poco. Nuestros hijos han tenido que vivir sin abuelo. Lo que a m¨ª me interesa ahora es que ETA deje de matar, que no haya m¨¢s v¨ªctimas. Que salga Txelis p¨²blicamente a convencerles de que abandonen las armas. Pero el perd¨®n personal... no me va a tranquilizar. No hablo desde el odio. Pero por econom¨ªa de tiempo, y, sobre todo emocional, creo que no tendr¨ªa sentido encontrarme con ¨¦l. Todo esto te hace revivir momentos muy dolorosos".
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