Sin trabajo y sin libertades
Las reformas econ¨®micas en los pa¨ªses ¨¢rabes son insuficientes si no van acompa?adas de cambios pol¨ªticos
Apenas una semana antes de que los manifestantes egipcios acudieran a su primera gran cita en la plaza de la Liberaci¨®n, en El Cairo, los dirigentes ¨¢rabes reflexionaban sobre la revuelta tunecina y verbalizaban sus miedos durante una cumbre econ¨®mica en la ciudad-balneario de Sharm el Sheij. "Los recientes acontecimientos en T¨²nez son un ejemplo de las grandes crisis sociales a las que est¨¢n expuestas las sociedades ¨¢rabes", dijo aquel d¨ªa Amro Mousa, secretario general de la Liga ?rabe. "En la mente de todos est¨¢ que el alma ¨¢rabe est¨¢ rota por la pobreza, el desempleo y la recesi¨®n general".
Al margen de que tanto a Mousa como al resto de dirigentes presentes les resultara m¨¢s conveniente centrar el problema en la econom¨ªa que en la falta de libertades y de democracia, en Sharm el Sheij se habl¨® de algo que los expertos llevan tiempo advirtiendo y que los reg¨ªmenes del norte de ?frica y de Oriente Pr¨®ximo han preferido obviar: que la econom¨ªa de la regi¨®n est¨¢ anquilosada; que cuando hay crecimiento econ¨®mico, este es lento y los beneficios se distribuyen de forma desigual y poco transparente; que el paro juvenil no hace m¨¢s que aumentar, y que el deterioro de las condiciones econ¨®micas, sumado a la mejora de la educaci¨®n y a la falta de participaci¨®n pol¨ªtica y de libertades, forman un c¨®ctel explosivo.
El descontento lo determina el modo injusto de repartir la riqueza
T¨²nez fue durante a?os uno de los grandes modelos de crecimiento
Los datos que publica el Fondo Monetario Internacional indican que el crecimiento medio anual en Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica ha sido del 3,5% en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, comparado con un 5% del conjunto de los pa¨ªses en desarrollo.
"Los dictadores de Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica pensaron que si la gente ten¨ªa un poco de dinero estar¨ªa contenta, incluso sin libertades, pero no tuvieron en cuenta la desigualdad, ni los efectos de la corrupci¨®n, ni que al final, no se ha producido el desarrollo al ritmo que la gente esperaba en los pa¨ªses ¨¢rabes", afirma Yusuf Mansour, que ha ocupado varios cargos en el Ejecutivo jordano y ahora asesora a Gobiernos e instituciones internacionales sobre asuntos econ¨®micos de la regi¨®n.
Los an¨¢lisis econ¨®micos tienden a dividir la zona en dos realidades econ¨®micas bien diferenciadas: los pa¨ªses que producen y exportan petr¨®leo y los que no. Es cierto que la subida del precio del crudo ha beneficiado a los pa¨ªses productores, mientras que para el resto ha supuesto un encarecimiento de las importaciones. Pero pese a estas importantes diferencias, la ola de revueltas populares, que ha prendido en pa¨ªses petroleros como Libia, Bahrein o incluso Yemen, demuestra que m¨¢s all¨¢ de las cifras macroecon¨®micas, el descontento popular lo determinan el modo injusto de repartir la riqueza que se genera y el bajo grado de derechos y libertades pol¨ªticas de que goza la poblaci¨®n. El petr¨®leo ha sido capaz de atenuar la frustraci¨®n en algunos pa¨ªses, pero no hasta el punto de vacunar a todos ellos contra las revoluciones futuras.
En el grupo de pa¨ªses no productores, muchos de ellos se han afanado en los ¨²ltimos a?os en poner en marcha programas de reformas liberalizadoras, que han generado crecimiento econ¨®mico, pero han sido el germen de una creciente frustraci¨®n entre las clases m¨¢s desfavorecidas, privadas de los subsidios estatales y de su correspondiente trozo del pastel. Para las clases medias, fue pan para hoy y hambre para ma?ana. "El crecimiento econ¨®mico de principios de la d¨¦cada pasada sirvi¨® para mitigar la frustraci¨®n entre las clases medias, pero cuando lleg¨® la crisis y esa misma gente se empobreci¨® y encima sigui¨® sin poder participar en la vida pol¨ªtica del pa¨ªs, salt¨® la chispa", explica Taher Kanaan, del Centro ?rabe de Investigaci¨®n de Estudios Pol¨ªticos, con sede en Qatar.
T¨²nez ha sido precisamente durante a?os uno de los grandes modelos de crecimiento. Emprendi¨® reformas liberalizadoras y programas de privatizaci¨®n alabados en el extranjero, mientras las exportaciones ejerc¨ªan de motor econ¨®mico. Cuando se hablaba del modelo tunecino, tend¨ªa a obviarse, sin embargo, la corrupci¨®n rampante que permiti¨® el enriquecimiento desmedido de la familia del presidente Ben Al¨ª. "El problema es que en estos pa¨ªses, el retraimiento del Estado se produce en un contexto de falta de transparencia y de corrupci¨®n", indica Djavad Salehi-Isfahani, profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Virginia e investigador de la Brookings Institution. "Las privatizaciones requieren de una meticulosa aplicaci¨®n de la ley".
Ocupados estaban los pa¨ªses de la zona en modernizar (a su ritmo) sus econom¨ªas cuando estall¨® la crisis financiera internacional. El revolc¨®n se ceb¨® sobre todo con las econom¨ªas de pa¨ªses del norte de ?frica y de Oriente Pr¨®ximo que exportan bienes -textiles y agr¨ªcolas, nada de automoci¨®n o de tecnolog¨ªa de mayor valor- y que dependen del turismo, caso de T¨²nez, Egipto o Jordania. El consumidor europeo perdi¨® poder adquisitivo, y las exportaciones a los pa¨ªses ricos se resintieron. Por otro lado, al tener menos dinero los europeos, tambi¨¦n disminuyeron las excursiones tur¨ªsticas. Termin¨® de dar la puntilla la arrolladora producci¨®n china, con la que los pa¨ªses ¨¢rabes no han sido capaces de competir.
En una desesperada carrera por aplacar la ira de los manifestantes y evitar ser la pr¨®xima ficha del domin¨® revolucionario, los Gobiernos de Egipto, Jordania, Libia, Argelia o Marruecos han anunciado en las ¨²ltimas semanas generosas ofertas a su poblaci¨®n en forma de subidas salariales, reducciones de impuestos o ayudas al combustible o a los alimentos. Los economistas advierten, sin embargo, que estas medidas, m¨¢s all¨¢ de ahondar el d¨¦ficit, no surtir¨¢n gran efecto en muchos pa¨ªses. Llegan muy tarde, y si en algo coinciden los expertos es en que al margen de d¨¢divas puntuales, para que la econom¨ªa funcione y, sobre todo, para que el crecimiento se traslade a la poblaci¨®n, hacen falta reformas pol¨ªticas estructurales. Mansour lo expresa en pocas palabras: "No puede haber crecimiento econ¨®mico sin democratizaci¨®n". -
Y los alimentos, por las nubes
La ralentizaci¨®n de la actividad econ¨®mica en los pa¨ªses ¨¢rabes se ha traducido en un incremento del desempleo -los datos publicados por el Instituto de Planificaci¨®n ?rabe, con sede en Kuwait, indican que en 2020 habr¨¢ 19 millones de parados en Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica- y en un estancamiento de los salarios en pa¨ªses en los que el Estado sigue siendo el gran proveedor de empleos. El paro afecta sobre todo a los j¨®venes, que pese a tener los t¨ªtulos universitarios que se les exige en las plazas p¨²blicas, est¨¢n poco preparados para integrarse una econom¨ªa m¨¢s flexible y han salido en masa al mercado laboral en plena recesi¨®n. En masa, porque la generaci¨®n de sus padres fue mucho m¨¢s f¨¦rtil que la suya, con una natalidad que ha disminuido tras a?os de mayor educaci¨®n y exposici¨®n al mundo exterior.
Hoy, en pa¨ªses como Yemen, el 65% de la poblaci¨®n es menor de 25 a?os. En Egipto esa cifra alcanza al 42%, seg¨²n los datos del Fondo de Poblaci¨®n de Naciones Unidas. "En estos pa¨ªses la educaci¨®n ha crecido al ritmo del sudeste asi¨¢tico, pero la econom¨ªa se ha estancado. Los j¨®venes son los que m¨¢s han sentido el impacto econ¨®mico y en parte por eso son los que participan m¨¢s activamente en las revueltas", Djavad Salehi-Isfahani, investigador de la Brookings Institution.
La subida disparatada del precio de los alimentos en los mercados globales ha sido la puntilla para muchas econom¨ªas ¨¢rabes. La falta de reservas de agua en muchos de los pa¨ªses de la zona les obliga a importar grandes cantidades de productos agr¨ªcolas y a estar sujetos a las fluctuaciones de los mercados internacionales. Enero volvi¨® a registrar un m¨¢ximo hist¨®rico, por s¨¦ptimo mes consecutivo, seg¨²n los datos de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO). "Nos encontramos ante los niveles m¨¢s altos desde que FAO empez¨® a controlar los precios de los alimentos en 1990", dijo la organizaci¨®n hace unos d¨ªas. -
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