La protesta violenta llega a Om¨¢n
Dos manifestantes mueren en choques con la polic¨ªa en el puerto de Sohar - Las reformas decretadas por el sult¨¢n Qab¨²s no han calmado el descontento
Dos manifestantes murieron ayer en Om¨¢n cuando la polic¨ªa intentaba dispersarles usando gases lacrim¨®genos y balas de goma. En lo que parece una extensi¨®n de la ola de cambio que sacude al mundo ¨¢rabe, varios cientos de personas se congregaron por segundo d¨ªa consecutivo en la ciudad industrial de Sohar, a 200 kil¨®metros al norte de Mascat, para reclamar puestos de trabajo y reformas pol¨ªticas. La protesta es un inusitado signo de descontento en este apacible pa¨ªs, situado en el extremo sureste de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga y que, junto a Ir¨¢n, controla el estrecho de Ormuz.
Al parecer, los enfrentamientos, los primeros que se producen en Om¨¢n, estallaron cuando los manifestantes, con bidones de gasolina, trataron de alcanzar una comisar¨ªa para liberar a los detenidos en la protesta del d¨ªa anterior. Los agentes lograron detenerles, pero seg¨²n las agencias de noticias, terminaron incendiando la delegaci¨®n local del Ministerio de Trabajo y algunos coches. Al final del d¨ªa, al menos ocho personas hab¨ªan resultado heridas y la polic¨ªa hab¨ªa instalado controles en la carretera a Mascat.
Los oman¨ªes viven bien y sin impuestos, pero el Estado ya no da m¨¢s de s¨ª
Sohar, antigua capital del sultanato y el lugar donde seg¨²n la leyenda naci¨® Simbad el Marino, se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en el principal centro industrial de Om¨¢n, con el puerto como eje de su desarrollo. Tal vez esa transformaci¨®n explique que sea ah¨ª donde hayan tomado cuerpo las protestas. Aunque tambi¨¦n en Salalah, al sur del pa¨ªs, un peque?o n¨²mero de oman¨ªes est¨¢n acampados desde el viernes frente a la oficina del gobernador, y en Mascate ha habido dos peque?as manifestaciones en el ¨²ltimo mes, ning¨²n caso ha adquirido el preocupante car¨¢cter de Sohar.
La gravedad de lo ocurrido llev¨® anoche a 25 de los 84 miembros de la Shura, un protoparlamento sin verdadero poder legislativo que los oman¨ªes eligen por sufragio desde 1992, a pedir al Gobierno una reuni¨®n para debatir el asunto. Tambi¨¦n suscita preocupaci¨®n fuera del pa¨ªs. Si bien de Om¨¢n sale menos del 1% del petr¨®leo que se consume en el mundo, su situaci¨®n geogr¨¢fica lo convierte en centinela de Ormuz, por donde pasa el 90% del crudo que exportan los pa¨ªses ribere?os del golfo P¨¦rsico, 17 millones de barriles, un 40% del total que se comercializa.
Como otros l¨ªderes de la regi¨®n, el sult¨¢n Qab¨²s, que desde hace 40 a?os gobierna Om¨¢n con poder absoluto aunque benevolente, intent¨® adelantarse al posible malestar de sus s¨²bditos tras las revueltas de Egipto y T¨²nez. A mediados de febrero, elev¨® a 380 euros el salario m¨ªnimo para los nacionales en el sector privado, un 43% de subida. La semana pasada, anunci¨® la creaci¨®n de un organismo de protecci¨®n al consumidor, ayudas financieras para los funcionarios y un aumento de la asignaci¨®n para los estudiantes universitarios. Finalmente, el s¨¢bado remodel¨® el Gobierno.
Sin embargo, todos esos gestos han resultado insuficientes para evitar la protesta de los oman¨ªes. Aunque por ahora su alcance es limitado, no tiene precedentes en este pa¨ªs de 3,2 millones de habitantes, un tercio de los cuales son inmigrantes. El sultanato, el Estado independiente m¨¢s antiguo del mundo ¨¢rabe, siempre ha hecho gala de estabilidad y logrado evitar la violencia islamista que castig¨® a algunos de sus vecinos. Parte del ¨¦xito parec¨ªa el resultado de sus escasos dep¨®sitos de petr¨®leo. Su desarrollo se ha hecho a una escala m¨¢s humana y con gran respeto a la tradici¨®n.
"Tenemos suerte porque nuestro l¨ªder es honesto con nosotros y con el pa¨ªs. Incluso las aldeas m¨¢s remotas tienen centros de salud, escuelas, carreteras, electricidad y agua corriente. Y los servicios tienen nivel internacional", explicaba recientemente a EL PA?S Fahmi al Harthy, director del diario Oman Daily Observer.
Los oman¨ªes, aunque mimados por un Estado del bienestar en el que no se pagan impuestos, tampoco pueden vivir del cuento. Y la Administraci¨®n, con sus trabajos c¨®modos y bien pagados, ya no da para m¨¢s. Aunque las autoridades no publican datos de paro, la CIA lo cifraba en un 15% en 2004, mientras un 60% de la fuerza de trabajo es extranjera.
"Tenemos que mejorar la formaci¨®n profesional de nuestros hijos e hijas, y acabar con la cultura de que unos trabajos son m¨¢s aceptables que otros", admit¨ªa Al Harthy, consciente del reto que para su pa¨ªs supone la gesti¨®n de los recursos humanos.
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