La diplomacia silenciosa de Om¨¢n
El sultanato ha ayudado a la liberaci¨®n de una ciudadana estadounidense detenida en Ir¨¢n, pero ha rechazado intervenir en la crisis nuclear que enfrenta a ese pa¨ªs con Occidente
Om¨¢n tiene la discreci¨®n por norma. Por eso cuando Sarah Shourd, una de los tres monta?eros estadounidenses detenidos en Ir¨¢n por cruzar ilegalmente su frontera, qued¨® libre el pasado septiembre, las noticias apenas mencionaron de pasada la mediaci¨®n del sultanato y que sali¨® de Teher¨¢n en un avi¨®n oman¨ª. Ni el sult¨¢n Qab¨²s ni su Gobierno trataron de ponerse ninguna medalla. Sin embargo, la reconstrucci¨®n de los hechos llevada a cabo por EL PA?S en Om¨¢n revela tanto del saber hacer de este oasis de estabilidad en una regi¨®n turbulenta, como de la intratable relaci¨®n entre Ir¨¢n y EEUU.
"Se trat¨® de un caso humanitario. De ah¨ª, la intervenci¨®n de Su Majestad y del Gobierno, que dio fruto y logr¨® acercar a las partes en beneficio de la estabilidad y la seguridad", declara el ministro de Informaci¨®n de Om¨¢n, Hamed bin Mohamed al Rashdi, a esta enviada. Es la explicaci¨®n oficial y ning¨²n responsable oman¨ª ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢. Pero a Estados Unidos le cost¨® convencer al sult¨¢n para interviniera en el caso. "Solo cuando sus asesores estimaron que iba a salir airoso y a proporcionarle prestigio, aceptaron mediar ante los iran¨ªes", conf¨ªan fuentes diplom¨¢ticas occidentales en Mascate, la capital oman¨ª.
El sultanato es el pa¨ªs de la zona con mejores relaciones con Ir¨¢n. A los intercambios comerciales y humanos que han tejido los lazos hist¨®ricos entre ambos vecinos, se suman gestos m¨¢s recientes que los gobernantes a uno y otro lado del estrecho de Ormuz aprecian. Qab¨²s nunca olvidar¨¢ la ayuda iran¨ª en tiempos del shah para aplastar la rebeli¨®n de Dhoffar. Sin aquellos 4.000 soldados, su entonces embrionario Ej¨¦rcito tal vez no hubiera podido mantener la integridad del pa¨ªs. Su neutralidad durante la guerra entre Irak e Ir¨¢n (1980-1988) tuvo tanto que ver con aquel gesto como con su pol¨ªtica de no interferir en los asuntos de otros pa¨ªses.
Por otro lado, Om¨¢n tambi¨¦n tiene muy buenas relaciones con EE UU. As¨ª que finalmente, el ministro de Exteriores oman¨ª, Yusuf bin Alawi, telefone¨® a su hom¨®logo iran¨ª, Manuchehr Mottaki, y le pregunt¨® c¨®mo pod¨ªa el sultanato ayudar a Ir¨¢n a salir del atolladero a que hab¨ªa llevado la detenci¨®n de los tres excursionistas el ¨²ltimo d¨ªa de julio de 2009. De esa conversaci¨®n, surgi¨® la posibilidad de un gesto humanitario hacia la ¨²nica mujer del grupo que, adem¨¢s, necesitaba tratamiento m¨¦dico.
Rescate
"Los iran¨ªes pidieron un rescate [sic] de 500.000 d¨®lares para forzar el embargo", asegura una fuente que tuvo acceso a informaci¨®n confidencial sobre las negociaciones. Los estadounidenses hablan de rescate, dando a entender el car¨¢cter ilegal de la detenci¨®n. Para los iran¨ªes, se trata de una fianza para garantizar la asistencia de Shourd al juicio por espionaje al que un tribunal iran¨ª va a someterles a ella y a sus dos compa?eros, Shane M. Bauer y Joshua F. Fattal. La vista, inicialmente anunciada para el 6 de noviembre, se ha pospuesto sin fecha.
La transferencia ten¨ªa que hacerse a la sucursal que el Banco Melli de Ir¨¢n tiene en el distrito financiero de Ruwi, en la capital oman¨ª. EEUU acusa al Melli de servir de conducto para financiar los programas nuclear y de misiles, y desde octubre de 2007, lo incluye entre las entidades que somete a sanciones de forma unilateral. La UE tomo una medida similar un a?o m¨¢s tarde. Sin embargo, en su web, el banco rechaza categ¨®ricamente las alegaciones.
El sult¨¢n Qab¨²s acept¨® pagar la suma a cargo del fondo soberano en el que Om¨¢n deposita los ingresos del petr¨®leo que superan la cifra presupuestada cada a?o, y envi¨® uno de sus aviones privados a recoger a Shroud a Teher¨¢n. Tambi¨¦n invit¨® a su familia a que viniera a Om¨¢n a esperarla, con todos los gastos pagados. No obstante, EE UU insisti¨® en que la joven se alojara en la residencia de su embajador en Mascate, donde pas¨® casi una semana antes regresar a casa.
All¨ª asisti¨® a una recepci¨®n en la que una persona que pudo hablar con ella dedujo que, de los tres excursionistas, fue la que menos se resisti¨® a la detenci¨®n. Al parecer, sus compa?eros se mostraron desafiantes ante los guardias iran¨ªes, pidiendo asistencia consular e intentando hacer valer sus derechos como si estuvieran en su pa¨ªs. Pero las cosas no funcionan as¨ª en Ir¨¢n, y sus orgullosos dirigentes no s¨®lo pretenden dar una lecci¨®n a Estados Unidos, en un nuevo episodio de la guerra sucia que ambos libran desde hace a?os, sino que esperan que los dos j¨®venes se disculpen.
Mediaci¨®n
Mientras tanto, Teher¨¢n ya ha advertido de que si Shourd no acude al juicio, se quedar¨¢ con la fianza. "Aqu¨ª se da por perdida", asegura un diplom¨¢tico europeo. ?Y est¨¢ Om¨¢n haciendo algo por los monta?eros que siguen detenidos? No, que se sepa, pero al parecer ha dejado claro a ambas partes que "si puede ser ¨²til, est¨¢ dispuesto".
"?Qui¨¦n est¨¢ negociando en [los problemas de] la regi¨®n? Los oman¨ªes, pero no hablamos de ello. Respetamos la confidencialidad", asegura Saleh Zakwani, presidente del grupo de publicaciones Apex y editor del Muscat Daily, el m¨¢s osado de los peri¨®dicos oman¨ªes.
"El sult¨¢n siempre nos dice que si hacemos algo bueno, no necesitamos gritarlo a los cuatro vientos", explica por su parte Awad Said Baquwair, uno de los fundadores de la Asociaci¨®n de Periodistas de Om¨¢n.
Pero incluso para esa pol¨ªtica de mediaci¨®n silenciosa hay l¨ªmites. Qab¨²s ha rechazado intervenir en la crisis nuclear que enfrenta a Ir¨¢n con Occidente, a pesar de que, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, Washington se lo ha sugerido.
"No hasta d¨®nde yo s¨¦", discrepa el ministro de Informaci¨®n. "Se trata de un asunto internacional en el que hay mucha desconfianza [entre Ir¨¢n y EEUU]. Lo que podemos hacer es dejarles que se acerquen y que se escuchen. Esperamos que el di¨¢logo y los contactos directos contin¨²en porque no hay otra soluci¨®n", elabora. Para ¨¦l, "la zona no puede soportar otra confrontaci¨®n".
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