Om¨¢n trata de mantener el equilibrio entre Ir¨¢n y EEUU
EL PA?S cruza el estrecho de Ormuz, que Teher¨¢n amenaza con cerrar si Washington ataca sus instalaciones nucleares, y es testigo del comercio informal con el sultanato que permite a la Rep¨²blica Isl¨¢mica evadir las sanciones occidentales
El Shinas sale puntual del puerto oman¨ª de Al Jasab a las dos de la tarde. Enseguida alcanza los 50 nudos y sobre el agua s¨®lo queda una estela blanca de espuma. El paisaje es espectacular. Las paredes de roca descienden en picado hacia un mar verde azulado cuya tranquilidad resulta enga?osa. Estamos en el estrecho de Ormuz por donde pasa un tercio del petr¨®leo que se comercializa en el mundo, y que la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, el vecino de enfrente, amenaza con bloquear cada vez que EEUU aumenta la presi¨®n para que renuncie a su controvertido programa nuclear.
?Ser¨ªa posible? Apenas medio centenar de kil¨®metros separan la costa iran¨ª de la pen¨ªnsula de Musandam, enclave oman¨ª en territorio de Emiratos ?rabes Unidos (EAU). Pero la zona de navegaci¨®n internacional que conecta el golfo P¨¦rsico (Ar¨¢bigo para los ¨¢rabes) con el mar de Om¨¢n se limita a dos canales de 3,6 kil¨®metros separados por una distancia similar.
El eventual cierre de esta v¨ªa de agua pondr¨ªa de rodillas a todo el planeta. Por aqu¨ª sale el 90% del crudo que exportan los pa¨ªses ribere?os del Golfo, 17 millones de barriles, entre un 30% y un 40% de todo el petr¨®leo que se comercializa en el mundo, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa?. A ellos hay que sumar otros dos millones de barriles de derivados del petr¨®leo, adem¨¢s de gas natural licuado y la mayor¨ªa de los suministros militares que necesitan las tropas estadounidenses en Irak y otros pa¨ªses de la zona.
Las amenazas iran¨ªes no son nuevas. De hecho, su repetici¨®n peri¨®dica en boca de pol¨ªticos o militares les va restando valor noticioso. Sin embargo, en los ¨²ltimos meses esas mismas declaraciones apuntan a que la Guardia Revolucionaria, o cuerpo de pasdar¨¢n, est¨¢ preparando a su rama naval para una guerra asim¨¦trica, es decir, ataques no convencionales.
Los pasdar¨¢n, el ej¨¦rcito ideol¨®gico del r¨¦gimen iran¨ª y el verdadero poder militar de la Rep¨²blica Isl¨¢mica, recibieron el mando sobre sus fronteras mar¨ªtimas en 2007, a la vez que se exclu¨ªa a la Marina regular. Desde entonces, ese pa¨ªs ha invertido en una flota cada vez mayor de lanchas r¨¢pidas que, seg¨²n dan noticia sus medios de comunicaci¨®n, est¨¢n armadas con misiles, torpedos y minas.
Durante la hora que el Shinas tarda en salir al mar de Om¨¢n, nos cruzamos con dos petroleros que se dirigen vac¨ªos hacia el golfo P¨¦rsico, un ro-ro y otro carguero. Aunque a ojos de un profano resulte dif¨ªcil imaginar un obst¨¢culo que impida el paso a semejantes mastodontes, el minado de las aguas o la mera posibilidad de lanchas suicidas convertir¨ªa la navegaci¨®n en una ruleta rusa. Eso disparar¨ªa el coste de los seguros y por consiguiente el precio del barril de crudo.
Ya sucedi¨® durante la guerra de los petroleros en el conflicto entre Ir¨¢n e Irak (1980-1988). Pero no hace falta irse tan atr¨¢s para percatarse de la facilidad con que puede estallar una tormenta de alcance mundial. A principios de 2008, estuvo a punto de producirse un enfrentamiento cuando una lancha de la Guardia Revolucionaria se aproxim¨® a un nav¨ªo de guerra estadounidense y, seg¨²n Washington, amenaz¨® con "hacerlo explotar". La acusaci¨®n fue desmentida por Teher¨¢n, lo que no evit¨® que el mero rumor del incidente elevara tres d¨®lares el precio del petr¨®leo.
De acuerdo con la legalidad internacional, Ir¨¢n y Om¨¢n se reparten el control del estrecho de Ormuz. Sin embargo, resulta evidente que el poder militar de la Rep¨²blica Isl¨¢mica es muy superior al del sultanato, cuyo dominio de la costa iran¨ª se hab¨ªa evaporado para el siglo XIX. El mero peso demogr¨¢fico, 77 millones de nacionales frente 2 millones, justifica la neutralidad y la prudencia de las que hace gala el sult¨¢n Qab¨²s. El monarca se esfuerza por mantener relaciones cordiales tanto con Washington como con Teher¨¢n.
Esos lazos de buena vecindad contribuyen a mantener el equilibrio regional, pero tambi¨¦n dificultan una postura ¨¢rabe com¨²n frente a la creciente influencia de la Rep¨²blica Isl¨¢mica y ayudan a esta a burlar las sanciones comerciales internacionales. Es un secreto a voces que el puerto de Al Jasab constituye, junto al de Dubai, una de las principales v¨ªas de abastecimiento del mercado negro iran¨ª.
Mientras en uno de sus muelles los viajeros suben a bordo del Shinas para trasladarse a Mascate, la capital de Om¨¢n, en los otros tres un enjambre humano se afana en cargar decenas de planeadoras hasta por encima de las amuras. Empieza a caer la tarde y los contrabandistas iran¨ªes se organizan para alcanzar la costa de su pa¨ªs al amparo de la noche.
Las embarcaciones han llegado al amanecer cargadas de corderos, cabras y productos agr¨ªcolas. A veces, tambi¨¦n droga procedente de Afganist¨¢n. La mercanc¨ªa se vende en el llamado zoco iran¨ª. Tras el almuerzo, se prepara el regreso. En los fardos, envueltos en pl¨¢stico para protegerlos del agua durante la traves¨ªa, viajan el ¨²ltimo i-Phone, los port¨¢tiles Vaio de Sony o las impresoras HP que luego se encuentran en el Paytajt, el gran bazar de la electr¨®nica de Teher¨¢n. Asimismo, aparatos de aire acondicionado, motocicletas y antenas parab¨®licas. Incluso cajas de licor, cuyo precio se dispara en la Rep¨²blica Isl¨¢mica, donde impera la ley seca.
Es un negocio arriesgado. No en Om¨¢n, donde la ausencia de tasas aduaneras permite la libre importaci¨®n y reexportaci¨®n de cualquier producto legal, sino al abandonar sus aguas. Al peligro de chocar con uno de los grandes barcos que cruzan el estrecho, se une el de ser descubierto por la Guardia Revolucionaria al desembarcar en Ir¨¢n.
"El volumen del contrabando es de tal envergadura que no es posible que se realice sin su colaboraci¨®n", afirman sin embargo fuentes diplom¨¢ticas en la zona. Refuerzan esa idea los testimonios de algunos traficantes que aseguran que los guardias suelen cobrarles un peaje, pero rara vez confiscan la mercanc¨ªa. De hecho, el l¨ªder opositor Mehdi Karrub¨ª denunci¨® en 2002, cuando era presidente del Parlamento, que los pasdar¨¢n controlaban una red de 60 puertos ilegales en el sur de Ir¨¢n. Por ah¨ª entrar¨ªa m¨¢s de la mitad de los productos que escapan al control aduanero y cuyo, seg¨²n los analistas, asciende a 12.000 millones de d¨®lares al a?o.
Los pingues beneficios de ese negocio y el hecho de que Ir¨¢n, el quinto exportador de de petr¨®leo del mundo, tambi¨¦n expide la mayor¨ªa de su producci¨®n a trav¨¦s de Ormuz, hacen pensar que un eventual cierre del estrecho da?ar¨ªa a ese pa¨ªs tanto o m¨¢s que a sus enemigos. La tensi¨®n, sin embargo, mantiene alto el precio del barril, algo que sin duda le beneficia.
Nadie quiere asumir riesgos. EEUU tiene desplegados en la zona una veintena de nav¨ªos de guerra, entre ellos el portaviones Harry Truman y al menos tres submarinos. Adem¨¢s, Bahrein y Qatar albergan la V flota y el Mando Central del Ej¨¦rcito norteamericanos, respectivamente. El Reino Unido tiene una base a¨¦rea en Om¨¢n, mientras que Francia inaugur¨® el pasado junio una instalaci¨®n militar en Abu Dhabi, la capital EAU. Incluso ese pa¨ªs ha reconocido estar prepar¨¢ndose ante un eventual cierre de Ormuz con la apertura de una base naval en Fujairah (sobre el mar de Om¨¢n), hasta donde est¨¢ construyendo un oleoducto que le permitir¨¢ exportar parte de su producci¨®n petrolera sin cruzar el estrecho.
El propio Om¨¢n est¨¢ invirtiendo en alternativas a ese paso. Por un lado, el sultanato est¨¢ desarrollando su red de puertos, con la ampliaci¨®n del de Salalah y la construcci¨®n de otro mayor en Duqm. Por otro, planea una l¨ªnea ferrocarril que comunicar¨¢ esos fondeaderos con la frontera de EAU, parte de un proyecto m¨¢s ambicioso que busca unir a todos los pa¨ªses ¨¢rabes ribere?os del golfo P¨¦rsico desde Kuwait.
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