El deporte (aunque sea extremo) es salud
Distintos estudios m¨¦dicos contradicen la idea de que la alta competici¨®n acorta la esperanza de vida - El hombre de hoy tiene los mismos genes que el del paleol¨ªtico: cuanto m¨¢s ejercicio, mejor
De todas las cosas que se cuentan de los ciclistas profesionales, que no son pocas en estos tiempos nuestros de cada d¨ªa, y tampoco muy hermosas, hay al menos una de la que se pueden sentir orgullosos realmente, la constataci¨®n de que, en efecto, el suyo es un oficio del pasado, un deporte antiguo, lento y moroso de desarrollo, anacr¨®nico en esta ¨¦poca ciberglobalizada.
Tan antiguo, tan antiguo que, seg¨²n numerosos estudios sobre los efectos de la actividad f¨ªsica sobre el envejecimiento y la salud, es la vida de ciclista (y tambi¨¦n la de maratoniano y la del esquiador de fondo, o cualquier deportista de resistencia) la que m¨¢s se asemeja a la del ser humano del paleol¨ªtico, o sea, al modo de vida que nuestro organismo sigue considerado el ideal.
Los mejores atletas no tienen por qu¨¦ ser los m¨¢s sanos, dice un especialista
La mala fama de la competici¨®n de ¨¦lite ya exist¨ªa en la Antigua Grecia
Haber corrido el Tour es sin¨®nimo de longevidad
Las pr¨¢cticas de resistencia son mejores que las de potencia
El ejercicio de resistencia extenuante aumenta la esperanza de vida: lo llevamos en los genes.
Durante siglos, la creencia popular ha sido que el deporte de competici¨®n era malo para la salud y reduc¨ªa la esperanza de vida. Y hasta los deportistas acusados de dopaje, como recientemente la atleta Marta Dom¨ªnguez, afirman de entrada, para justificar una posible deriva dopante, que correr como ellos lo hacen yendo al l¨ªmite de su capacidad en todas las competiciones, torturando su organismo diariamente, no puede ser, en s¨ª, bueno para la salud. Sin embargo, los fisi¨®logos del ejercicio han llegado a la conclusi¨®n contraria: es m¨¢s probable que viva m¨¢s a?os quien en su juventud ha participado en alta competici¨®n deportiva, y cuanto m¨¢s de resistencia sea la especialidad, m¨¢s a¨²n.
"Gen¨¦ticamente, los habitantes del siglo XXI seguimos siendo ciudadanos del paleol¨ªtico, as¨ª que los que un estilo de vida m¨¢s activo lleven m¨¢s vivir¨¢n", dice Alejandro Luc¨ªa, catedr¨¢tico de Fisiolog¨ªa de Universidad Europea de Madrid. "Menor riesgo de enfermedades cr¨®nicas sufrir¨¢n, como lo prueban los deportistas de resistencia".
Para afirmarlo, Luc¨ªa se basa en una reciente publicaci¨®n en el British Journal of Sports Medicine de una investigaci¨®n dirigida por Jonathan Ruiz, del Instituto Karolinska de Estocolmo, que revisa 15 estudios cient¨ªficos que asocian de manera inequ¨ªvoca la participaci¨®n en competiciones deportivas con la esperanza de vida. "En el paleol¨ªtico, el ser humano cazador-recolector se pasaba el d¨ªa corriendo, en movimiento, y ten¨ªa un gasto energ¨¦tico cotidiano de m¨¢s de 3.000 calor¨ªas y su ingesta alimenticia era similar, con lo que la obesidad no exist¨ªa", dice Luc¨ªa, que particip¨® en el estudio con una comparaci¨®n gen¨¦tica entre deportistas de alto nivel y poblaci¨®n general. "Mientras, en la sociedad actual, tan sedentaria, nuestro gasto medio es de solo el 38% respecto al paleol¨ªtico, y seguimos consumiendo 3.000, con lo cual la obesidad es inevitable".
"Se dice que el deporte de ¨¦lite no es sano, pero ?cu¨¢l es la evidencia cient¨ªfica que sustenta tal afirmaci¨®n? ?Viven menos los deportistas de ¨¦lite?", se pregunta Jos¨¦ Antonio L¨®pez Calbet, fisi¨®logo de la Universidad de Las Palmas. "Los datos publicados parecen indicar que las deportistas de ¨¦lite que han practicado pruebas de resistencia viven de uno a cuatro a?os m¨¢s que las personas de edad comparable y similar lugar de nacimiento. En cambio, los deportistas que practican deportes de potencia (lanzadores, levantadores de pesas) tienen menor expectativa de vida".
Se ha sugerido que la disminuci¨®n de la expectativa de vida de algunos deportistas en el pasado pudo estar relacionada con el dopaje. Entonces: ?es malo o no el deporte de ¨¦lite? Los ancianos que fueron deportistas de ¨¦lite en disciplinas de resistencia tienen m¨¢s riesgo de sufrir fibrilaci¨®n auricular (un tipo de arritmia). En cualquier caso, es mucho m¨¢s peligroso para la salud y la calidad de vida no hacer deporte que practicar una hora de ejercicio cada d¨ªa.
En el paleol¨ªtico se model¨® nuestra huella gen¨¦tica, y los ciclistas, que son unos exagerados, miles de a?os despu¨¦s no solo la mantienen, sino que la han corregido para aumentarla. "Durante una etapa del Tour un ciclista puede gastar hasta 6.000 u 8.000 calor¨ªas", dice Luc¨ªa. "Por mucho que coma es muy dif¨ªcil, claro, que recupere lo gastado, as¨ª que acaban el Tour en los huesos". Muy delgados, y a la vez muy sanos. Tan sanos que, seg¨²n un estudio llevado a cabo a por el departamento de Fisiolog¨ªa de la facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, ser corredor del Tour es sin¨®nimo de longevidad y calidad de vida. Y no se basan en el ejemplo de Federico Bahamontes, el ganador del Tour del 59, enhiesto y vivo como un chopo, sano como un toro, llevando una vida plena en todos los sentidos a los 82 a?os, sino en un an¨¢lisis demogr¨¢fico comparativo entre la vida y muerte de 834 corredores franceses, belgas e italianos nacidos entre 1892 y 1942 y que terminaron al menos un Tour entre 1930 y 1964, y la poblaci¨®n general de esos pa¨ªses.
El resultado es espectacular. Mientras el ¨ªndice de supervivencia de la poblaci¨®n general es del 50% a los 73,5 a?os, casi el 70% de los participantes del Tour a¨²n estaban vivos a esa edad, y el ¨ªndice del 50% lo alcanzaban a los 81,5 a?os, lo que significa, seg¨²n los autores, dirigidos por el catedr¨¢tico Jos¨¦ Vi?a y Fabi¨¢n Sanch¨ªs-Gomar, un 17% de incremento en longevidad media.
Quiz¨¢s los resultados del estudio no ser¨ªan tan felices si solo se centraran en los ganadores del Tour, pues 11 de los que se impusieron en la posguerra ya han fallecido, cuatro de ellos -Bobet, Anquetil, Nencini y Fignon- de c¨¢ncer y rondando los 50 a?os (otros dos se suicidaron, uno muri¨® de sobredosis y los cuatro restantes fallecieron o accidentalmente o ya ancianos, como Gino Bartali, a los 86 a?os). El decano de los 19 ganadores de posguerra supervivientes es el suizo Ferdi Kubler, ganador del Tour de 1951, que tiene 91 a?os; le siguen el franc¨¦s Roger Walkowiak (Tour del 56), con 83 a?os, y Bahamontes con 82.
"Y quiz¨¢s por esos datos, y por todas las noticias negativas asociadas al dopaje, la creencia general era que el Tour era malo para la salud, pero hemos medido lo que viven los corredores del Tour entre los a?os 1930 y 1964. La curva demuestra que los corredores del Tour viven m¨¢s que la poblaci¨®n general. Este estudio, que ser¨¢ publicado en el International Journal of Sport Medicine, rompe el paradigma", dice Jos¨¦ Vi?a.
La mala fama del deporte de alta competici¨®n, la consideraci¨®n de que el ejercicio que llevaba al organismo a explorar las fronteras de la resistencia, era perjudicial para la salud, no es cosa de ahora, aunque para algunos especialistas sin escr¨²pulos haya sido precisamente ese concepto el que les permitiera justificar el recurso al dopaje como medicaci¨®n para ayudar al cuerpo a recuperarse tras alcanzar la extenuaci¨®n
Como recuerda el estudio de Ruiz y Luc¨ªa, ya Hip¨®crates, en la antig¨¹edad, alert¨® contra ¨¦l: "No hay nadie en m¨¢s arriesgado estado de salud que los deportistas". Y tambi¨¦n Galeno: "Los deportistas viven una vida contraria a los preceptos de la higiene. Cuando abandonan su profesi¨®n caen en un peligroso estado y la mayor¨ªa no llega a viejo". E, incluso en 1968, un estudio reflejaba como hecho sorprendente y negativo que todos los remeros del equipo de la Universidad de Harvard de 1948 hab¨ªan fallecido.
Pero los estudios probando lo contrario, y no solo el de la universidad valenciana con los corredores del Tour, han ca¨ªdo como un alud. Uno de ellos muestra que los remeros de Oxford y Cambridge viven m¨¢s que los no remeros de sus mismas aulas (lo que elimina, de paso, los recelos que causa comparar la vida de los deportistas, un grupo muy espec¨ªfico, con la poblaci¨®n en general, de diferentes edades y condici¨®n social), y tambi¨¦n los de Harvard y los de Yale, y los universitarios japoneses que participaban en competiciones deportivas y los campeones deportivos de Dinamarca, y los no maor¨ªs del equipo de rugby de Nueva Zelanda.
"Existe un perfil polig¨¦nico com¨²n a los deportistas de fondo", dice Luc¨ªa. "Pero no existe o no hemos hallado prueba de la existencia de variantes gen¨¦ticas relacionadas con la posibilidad de sufrir enfermedades cr¨®nicas ni tampoco relativas a la esperanza de vida".
En un estudio gen¨¦tico con 100 deportistas de fondo (maratonianos de ¨¦lite, ciclistas profesionales) y 100 personas sanas como grupo de control, el equipo de Luc¨ªa observ¨® que los dos grupos ten¨ªan el mismo genotipo en lo referente a enfermedades (aunque, el estudio estaba limitado a solo 33 polimorfismos). "En efecto, no hay evidencia de que los mejores atletas de resistencia del mundo est¨¦n predispuestos gen¨¦ticamente para tener menos enfermedades. As¨ª, la asociaci¨®n entre esperanza de vida y pr¨¢ctica del deporte de fondo no est¨¢ influida por la selecci¨®n gen¨¦tica", dice Luc¨ªa. "Si no es la gen¨¦tica, es necesario, por tanto, hablar de estilos de vida: parece que los exatletas fuman menos, beben menos alcohol y tienen una dieta m¨¢s saludable. Y tambi¨¦n se mantienen f¨ªsicamente m¨¢s activos, siguen practicando ejercicio, lo que s¨ª que est¨¢ ligado con una vida m¨¢s larga: no hay duda de los beneficios para la salud que suponen una vida activa: niveles de forma cardiorrespiratoria de moderados a altos producen un pron¨®stico muy favorable sobre el riesgo general de enfermedad y muerte. Y eso incluye a enfermos de diabetes, de s¨ªndrome metab¨®lico y c¨¢ncer".
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