Los rebeldes consolidan su avance
La oposici¨®n arma y adiestra a miles de libios en Bengasi para marchar a Tr¨ªpoli - Los comit¨¦s de las zonas liberadas controlan la mayor parte del sector petrolero
Muamar el Gadafi se siente abandonado y ofrece ya muestras de evidente nerviosismo. El dictador libio, acorralado en su basti¨®n de Tr¨ªpoli, incapaz de revertir la situaci¨®n militar, consciente de que los rebeldes afianzan paulatinamente sus posiciones en las inmediaciones de la capital, y sometido a una presi¨®n internacional enorme y creciente, emple¨® ayer un recurso que de nada sirvi¨® a los tiranos de T¨²nez y Egipto: el de erigirse en muro contra la amenaza de Al Qaeda. Perdido ya el control de la gran mayor¨ªa de las instalaciones petroleras y sin aliados de post¨ªn, ni siquiera en el mundo ¨¢rabe, el destino de Gadafi y sus huestes es sombr¨ªo despu¨¦s de haber provocado m¨¢s de mil muertes e inmensos da?os a la econom¨ªa del tercer productor de petr¨®leo de ?frica desde el estallido de la revuelta el 17 de febrero.
Sirte, la ciudad natal del dictador, sigue frenando la ofensiva rebelde
La aviaci¨®n de Gadafi sobrevuela y bombardea la zona insurgente
Todo apunta a que, tarde o temprano, Gadafi ser¨¢ derrocado tras 42 a?os instalado en el poder. Incluso en Tr¨ªpoli, cientos de personas osaron protestar ayer contra el s¨¢trapa antes de ser disueltos por la polic¨ªa. "Estoy sorprendido porque tenemos una alianza con Occidente para luchar contra Al Qaeda, y ahora que combatimos contra los terroristas nos han abandonado", declar¨® Gadafi a la cadena de televisi¨®n estadounidense ABC. Fue un mensaje desesperado a Barack Obama, a quien calific¨® como "un buen hombre", aunque "desinformado" sobre lo que sucede en el pa¨ªs magreb¨ª. Apel¨®, asimismo, al sentimiento antiestadounidense tan extendido en el Magreb y Oriente Pr¨®ximo. "Am¨¦rica no es el polic¨ªa del mundo... Tal vez quieran ocuparnos", a?adi¨®. Otro s¨ªntoma de que le restan pocos asideros. Y una se?al m¨¢s de su inquietud: Gadafi decidi¨® enviar al jefe de los servicios secretos a Bengasi para negociar con los rebeldes. A estas alturas suena grotesco.
Porque seg¨²n pasan los d¨ªas, los alzados contra el r¨¦gimen -casi todo el pa¨ªs- consolidan sus conquistas sobre el terreno. En Zauiya, ciudad donde radica una importante refiner¨ªa, la lucha prosigue con asaltos espor¨¢dicos de los mercenarios de Gadafi. Algunos lugare?os dec¨ªan que desde el aire se disparaba incluso contra las ambulancias. Pero tambi¨¦n son rechazados en Misrata, una poblaci¨®n 200 kil¨®metros al este de Tr¨ªpoli en la que ayer fueron derribados dos helic¨®pteros pilotados por fieles al dictador. Como queriendo demostrar que cumplir¨¢ su promesa de resistir hasta el final, la aviaci¨®n tambi¨¦n bombarde¨® un dep¨®sito de armas en Ajdabiya, localidad situada 150 kil¨®metros al sur de Bengasi y que es el primer baluarte de defensa de los insurgentes en el Oriente libio. Apenas tiene Gadafi otra baza que aterrorizar a la poblaci¨®n desde el aire. Con todo, y en flagrante ejemplo del delirio al que se puede llegar, apostill¨® en la entrevista: "Todo el pueblo me ama. Morir¨ªan por protegerme".
No est¨¢, no obstante, nada decidido en un pa¨ªs que comienza a sufrir escasez de alimentos y que ve c¨®mo una de sus principales fuentes de riqueza se apaga poco a poco. La gran mayor¨ªa de las refiner¨ªas y pozos petrol¨ªferos escapan ya al control del dictador. La producci¨®n de petr¨®leo -1,6 millones de barriles diarios- ha sido reducida a la mitad y las exportaciones han ca¨ªdo casi a cero.
A medida que el cerco sobre el tirano se estrecha, muchos entre los 6,5 millones de libios creen capaz a Gadafi de perpetrar una carnicer¨ªa. A medio camino entre Bengasi y Tr¨ªpoli, en la ciudad de Sirte, sus leales, unos 3.000 individuos bien pertrechados, son todav¨ªa fuertes. Es su regi¨®n natal y h¨¢bitat de su tribu, los Gadafa. Y es el principal escollo que los insurgentes deber¨¢n salvar para ver expedito el camino a Tr¨ªpoli, a mil kil¨®metros de distancia de la cuna de la revuelta.
Lo sabe bien Idris Yunis, n¨²mero dos del Estado Mayor rebelde, que precisa en el cuartel de Boadni, en las estribaciones de Bengasi, que "a Gadafi no le quedan soldados. La mayor¨ªa de sus hombres son mercenarios de Congo, Chad y asi¨¢ticos y latinoamericanos. Creo que al dictador le quedan d¨ªas".
Yunis indica que sus fuerzas controlan el aeropuerto civil y la base militar a¨¦rea cercana a la ciudad y que disponen "de armas suficientes y tambi¨¦n de aviones", aunque rechaza precisar cifras. Lo que enfatiza sin tapujos es que los militares alzados no adoptar¨¢n las decisiones trascendentales. "Nosotros recibimos instrucciones del consejo civil" que dirige el cambio pol¨ªtico. Una de las medidas a las que alude, y que puede ser inminente, es la orden para que miles de libios orientales se encaminen hacia el oeste para tomar la capital y asestar la puntilla al odiado r¨¦gimen. "Todav¨ªa no es el momento de marchar hacia Tr¨ªpoli". Pero el reclutamiento y el adiestramiento militar de miles de j¨®venes han comenzado.
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