Libia, solo petr¨®leo

El caos y la violencia que se han apoderado de Libia durante las dos ¨²ltimas semanas no han tardado en da?ar su econom¨ªa. El duod¨¦cimo mayor exportador de petr¨®leo del mundo sufre la paralizaci¨®n de su industria, la marcha de los inversores extranjeros, el ¨¦xodo de los trabajadores inmigrantes, la escasez de alimentos y la paralizaci¨®n del comercio exterior. Es imposible prever los efectos a corto plazo de esta crisis, pero lo cierto es que ser¨¢ imposible alcanzar el crecimiento del 6,2% previsto a comienzos de a?o por el FMI.

La producci¨®n de la mayor¨ªa de los pozos petrol¨ªferos se ha reducido a la mitad y la exportaci¨®n de crudo est¨¢ paralizada en pr¨¢cticamente todas las regiones del pa¨ªs. El problema es que si el petr¨®leo no funciona, la econom¨ªa de Libia -basada casi exclusivamente en la extracci¨®n de hidrocarburos- tampoco lo hace. Los datos del Banco Mundial indican que el crudo representa m¨¢s del 95% de las exportaciones, el 75% del presupuesto y m¨¢s de un tercio del PIB.

La econom¨ªa est¨¢ muy centralizada, con todo bajo el control estatal

El efecto en los mercados internacionales se ha hecho sentir con una escalada de los precios del crudo. El Brent de referencia en Europa ha subido hasta los 114 d¨®lares por barril, y los m¨¢s pesimistas prev¨¦n que se puedan superar los 120 d¨®lares si los yacimientos libios no vuelven a funcionar en el mediano plazo. El efecto de una subida de 20 d¨®lares en el precio del crudo podr¨ªa recortar un punto de crecimiento al PIB mundial, e incluso algunas econom¨ªas occidentales ya avisan una reducci¨®n en sus previsiones.

Los ingresos por la venta de petr¨®leo son los principales responsables del brillante desempe?o econ¨®mico de Libia, que solo en 2010 creci¨® un 10,3%, con un PIB per c¨¢pita de 15.000 d¨®lares, uno de los m¨¢s elevados de ?frica. Este despegue se ha producido fundamentalmente a partir del a?o 2004, cuando EE UU y la comunidad internacional levantaron el bloqueo comercial a la econom¨ªa libia. A partir de ese momento, empresas como BP, Exxon

o Repsol desembarcaron en el pa¨ªs para gestionar el petr¨®leo de un pa¨ªs que posee una de las mayores reservas probadas del mundo.

Pero el petr¨®leo no es la preocupaci¨®n m¨¢s inmediata de los libios. El desabastecimiento es patente y el efecto en la poblaci¨®n de la paralizaci¨®n de todo el aparato industrial, agr¨ªcola y comercial puede ser importante. La riqueza de los hidrocarburos solo ha llegado a unos pocos, mientras que un tercio de la poblaci¨®n se mantiene por debajo de la l¨ªnea de la pobreza. El desempleo se multiplica entre los j¨®venes, una situaci¨®n que puede convertirse en un serio problema para el Gobierno que nazca de los enfrentamientos. Adem¨¢s de reconstruir el pa¨ªs, el nuevo Ejecutivo deber¨¢ mejorar la inequidad social que est¨¢ en el origen de las revueltas.

El nuevo Gobierno -si es que Gadafi es finalmente apartado del poder- heredar¨¢ una econom¨ªa altamente centralizada en la que todo est¨¢ bajo el control estatal. Antes de la crisis, los analistas extranjeros ped¨ªan reformas y m¨¢s aperturas al r¨¦gimen, necesitado de diversificar su econom¨ªa. La escasa transparencia, la lenta liberalizaci¨®n y la corrupci¨®n enquistada en todos los niveles del aparato gubernamental han minado hist¨®ricamente la confianza de los inversores extranjeros, lo que impide que se desarrollen sectores ajenos a los hidrocarburos, como la construcci¨®n o las infraestructuras.