La secta del vinilo
Espl¨¦ndida entrevista con Elton John en The Word. Una entrevista musical, bendita sea: solemos olvidar su meloman¨ªa. A diferencia de la mayor¨ªa de sus colegas, Elton estudia apasionadamente el devenir de la m¨²sica pop, de modo sistem¨¢tico: el domingo recibe la lista de novedades; el lunes hace su pedido y dedica el resto de la semana a escucharlas.
Elton creci¨® en la era del LP: todav¨ªa recuerda la impresi¨®n de palpar discos made in USA, con sus gruesas carpetas acartonadas. Ya era famoso cuando, algunas ma?anas, ayudaba en una disquer¨ªa del Soho londinense, puro vicio. Pero hoy no hace concesiones a la nostalgia. Por comodidad y universalidad, sigue usando el compacto.
No es un caso ¨²nico. Contradiciendo a esos profetas que llevan a?os proclamando la inminente desaparici¨®n del CD, la evidencia de millones de musiqueros inc¨®modos con el mp3 y el iPod: desean algo f¨ªsico entre las manos, un envoltorio con la informaci¨®n y las im¨¢genes que complementan el soporte sonoro.
El vinilo fresco no mueve ni el 1% del negocio total de la m¨²sica grabada en EE UU
Y luego est¨¢ el clan del vinilo: te¨®ricamente, solo compran elep¨¦s, maxis, sencillos. Recuerdan a aquellos miembros de la clandestinidad literaria de Fahrenheit 451, que pretend¨ªan reconstruir una sociedad cr¨ªtica desde sus cimientos. En este caso, quieren borrar los 30 a?os del imperio del CD. Aman las portadas, disfrutan con el ritual de colocar el pl¨¢stico en el plato, aprecian esos segundos de ruido de fricci¨®n hasta que surge la m¨²sica. Desde luego, juran que tiene mejor sonido: "m¨¢s c¨¢lido, m¨¢s aut¨¦ntico, m¨¢s din¨¢mico".
Algunos de estos conversos teorizan que la vuelta al vinilo supondr¨ªa un renacimiento de la industria de la fonograf¨ªa, redimensionada para los tiempos presentes, despojada de excesos. Un planteamiento atractivo, aunque me siento esc¨¦ptico. Puede que el vinilo est¨¦ de moda pero, a mi alrededor, no veo otro cambio que la codicia de algunas tiendas de segunda mano, que han multiplicado el precio de discos que languidec¨ªan en sus estanter¨ªas.
En EE UU, a pesar de su alto PVP, el vinilo fresco no constituye ni el 1% del negocio total. Repasemos los 10 elep¨¦s m¨¢s vendidos durante 2010, seg¨²n Nielsen SoundScan. En cabeza, Abbey Road, de los Beatles: sus 35.000 copias doblan en ventas al segundo t¨ªtulo, The suburbs. Otros tres artistas de la lista est¨¢n kaput: Michael Jackson (con Thriller, 14.200), Jimi Hendrix (Valleys of Neptune, 11.400) y Pink Floyd (Dark side of the moon, 10.600).
La contemporaneidad est¨¢ representada por Arcade Fire (18.800), The Black Keys (18.400), Vampire Weekend (15.000), The National (13.600), Beach House (13.000) y The XX (10.200). M¨¢s que lo irrisorio de esas cantidades, llama la atenci¨®n que los seis est¨¦n situados en el indie. Por decirlo de otra manera: el movimiento de recuperaci¨®n del vinilo no parece, de momento, un fen¨®meno aplicable a otras m¨²sicas. Los vinilos ?son una necesidad vital o un accesorio fashion?
Carecemos de cifras para Espa?a: la asociaci¨®n gremial, Promusicae, considera alto secreto los datos exactos que revelan la profundidad del pozo en que ha ca¨ªdo la industria. Pero cabe imaginar que los vinil¨®filos son igualmente una minor¨ªa militante, amantes de lo vintage, necesitados de distanciarse de la masa.
Seguramente, no coincidir¨¢n con el diagn¨®stico final de Elton John. ?l cree que ya acab¨® la edad de oro de la m¨²sica grabada, que sit¨²a entre "finales de los cincuenta y 1975. Nunca volveremos a ver esa conjunci¨®n de talentos con ideas y tecnolog¨ªa anal¨®gica. En cuanto entraron los ordenadores y la grabaci¨®n digital, se jodi¨® todo. S¨¦ que son ¨²tiles para algunas cosas, pero acaban con el alma, con la humanidad de unos m¨²sicos tocando juntos en el estudio". Dijo la sart¨¦n al cazo.
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