Los alcaldes incombustibles

Fueron los conejillos de Indias de la democracia. Los primeros alcaldes que abrieron las puertas de los Ayuntamientos, con muchos planes en la cabeza, ilusi¨®n para llevarlos a cabo y el respaldo de un pueblo que los hab¨ªa elegido en las urnas. Hoy, son pocos los que se mantienen en el cargo desde las primeras elecciones municipales de 1979. En el actual mandato solo quedan 24 de aquellos alcaldes. Muchos han decidido decir adi¨®s despu¨¦s de tres d¨¦cadas y en las elecciones del 22 de mayo al menos ser¨¢n 14 los que vuelvan a estar al pie del ca?¨®n. La cifra es provisional, puesto que CiU, el partido que concentra a m¨¢s alcaldes hist¨®ricos, a¨²n no ha proclamado oficialmente a sus candidatos.

Los alcaldes de El Prat, Seva y Vilanova del Cam¨ª repetir¨¢n el 22 de mayo

"La clave es ser un vecino m¨¢s, la proximidad", dice Llu¨ªs Tejedor

Se lanzaron al reto de gobernar un municipio tras a?os reivindicando la democracia. "Era un tiempo apasionante, irrepetible. Ten¨ªamos ilusi¨®n y compromiso, sin l¨ªmite de horario", recuerda Llu¨ªs Tejedor, alcalde de El Prat (Baix Llobregat, 63.434 habitantes), elegido entonces por las siglas del PSUC. Tejedor lidera la mayor ciudad con un alcalde hist¨®rico, pero a¨²n no ha cumplido los 30 a?os como regidor: tom¨® la vara de mando en febrero de 1982, tras la muerte en accidente de tr¨¢fico de su antecesor. "El compromiso, la ilusi¨®n y la pasi¨®n eran extraordinarios. Ten¨ªamos la posibilidad de que la ciudad corrigiese su d¨¦ficit hist¨®rico", rememora. "Por delante hab¨ªa un camino que seguir", agrega Josep Palmerola (CiU) alcalde de Seva (Osona, 3.418 habitantes) desde 1979. "El programa que dise?amos para cuatro a?os lo cumplimos en uno y medio, con esfuerzo y constancia". Joan Vich (PSC) alcanz¨® la alcald¨ªa de Vilanova del Cam¨ª (Anoia, 12.644 habitantes) tras generar muchas expectativas: "Todos ¨¦ramos novatos. La pol¨ªtica era entonces m¨¢s heroica, m¨¢s voluntariosa".

Los tres miran atr¨¢s desde su silla de alcaldes. De todo lo hecho, Vich se queda con la recuperaci¨®n del r¨ªo Anoia, "una cloaca que convertimos en un espacio fluvial"; Palmerola, renuente a escoger un solo equipamiento, proclama que el suyo "es el mejor pueblo"; Tejedor escoge la red de saneamiento, vital para una ciudad sin cloacas que se inundaba cuando llov¨ªa, y haber logrado que los ciudadanos de El Prat se sientan orgullosos de su ciudad.

?C¨®mo se gana en ocho elecciones consecutivas? El caso de Tejedor, Palmerola y Vich es una excepci¨®n, pues la mayor¨ªa de los alcaldes que han sobrevivido desde 1979 han gobernado pueblos que no superaban los 500 habitantes. Para Tejedor, la clave es ser un vecino m¨¢s. El contacto directo con los habitantes, recalca, se debe mantener pese a las facilidades comunicativas de las nuevas tecnolog¨ªas. Coincide Vich, que subraya el trabajo que supone ser alcalde: "A m¨ª me han consultado cosas a las cuatro de la madrugada en una sala de fiestas". En definitiva, pensar en los vecinos, apostilla Palmerola: "En el Ayuntamiento no hablamos nunca de pol¨ªtica, sino de las necesidades del pueblo".

El trabajo ha cambiado en este tiempo. "Ahora hay m¨¢s dureza que entonces", lamenta Vich. "No tenemos tanto poder de decisi¨®n, hay mucha burocracia", a?ade Palmerola. "Ten¨ªamos un pa¨ªs en blanco y negro, y ahora, una democracia llena de colores", dice Tejedor. Los tres rondan los 60 a?os, pero quieren optar por octava vez al cargo porque se ven con fuerzas para continuar. Vich estuvo a punto de tirar la toalla en 2003. "Somos los ¨²ltimos mohicanos de la democracia, a¨²n estoy ilusionado", confiesa.

"Un proyecto de ciudad es un proyecto siempre inacabado. Y yo no estoy cansado", argumenta Tejedor, que no se plantea abandonar en cuatro a?os. Palmerola dice que este es su ¨²ltimo mandato , pero tambi¨¦n asegur¨® en 2007 que no se volver¨ªa a presentar. "A¨²n quiero servir al pueblo", se justifica, y apostilla: "Siempre queda trabajo por hacer. Es como una casa, siempre en reformas".