Es horrible, no criminal
Los cineastas defienden la libertad creativa ante la imputaci¨®n del director de Sitges por 'A Serbian film' - Las denuncias pueden llevar al cine a la autocensura
El cine vive con estupor un hecho an¨®malo: un juez ha imputado al director art¨ªstico del Festival de Sitges, ?ngel Sala, por permitir la exhibici¨®n de una pel¨ªcula, A Serbian film, que muestran im¨¢genes [simuladas] de sexo con menores. El debate est¨¢ servido. Las redes sociales echan humo contra lo que consideran una forma de censura. El mundo de la cultura cree que no deben ponerse cortapisas a la libertad de creaci¨®n. Los juristas se?alan que hay un l¨ªmite (el C¨®digo Penal) y que casos como este plantean una colisi¨®n de derechos fundamentales. Y las asociaciones de apoyo a v¨ªctimas de abusos defienden que no todo vale; ni siquiera en la ficci¨®n.
La historia que ha llevado a Sala ante la justicia arranc¨® en la ¨²ltima edici¨®n del Festival Internacional de Cine Fant¨¢stico de Sitges. El director program¨® A Serbian film (Srdjan Spasojevic, 2010), que narra la historia de un actor porno retirado que recibe un cheque en blanco para actuar en secuencias violentas y de sexo extremo. La pel¨ªcula se pas¨® al p¨²blico dos veces, de madrugada.
"Estas pel¨ªculas hacen que la cultura evolucione", afirma Balaguer¨®
La presi¨®n de lo correcto har¨ªa imposible hoy un filme como 'Lolita'
Una asociaci¨®n en defensa de los menores interpuso entonces una demanda. La Fiscal¨ªa de Barcelona inici¨® una investigaci¨®n y concluy¨® que dos secuencias del filme podr¨ªan traspasar la legalidad: la violaci¨®n de un beb¨¦ reci¨¦n nacido -representado por un mu?eco- y otra en la que se intuye la pr¨¢ctica de sexo con un menor. Seg¨²n el fiscal, el delito est¨¢ recogido en el art¨ªculo 189 del C¨®digo Penal, que castiga la exhibici¨®n de material pornogr¨¢fico infantil aunque, como en el caso de la pel¨ªcula, no se use directamente a menores.
Un juzgado de Vilanova ha imputado ahora a Sala, lo que ha indignado a sus colegas: una decena de directores de festivales espa?oles han redactado un manifiesto de apoyo. "Es una situaci¨®n kafkiana. ?C¨®mo se denuncia al director del certamen y no al director de la pel¨ªcula o a la distribuidora?", dice, de entrada, el escritor y cr¨ªtico de cine Jes¨²s Palacios.
Palacios cree que la ley no debe equiparar la simulaci¨®n de un delito -en este caso, la agresi¨®n sexual a menores- del delito en s¨ª mismo. Las dos secuencias pol¨¦micas, a?ade Palacios, son "rid¨ªculas" y aparecen a ojos del espectador "de forma distorsionada". No se trata de una pel¨ªcula pornogr¨¢fica, sino de un filme de terror con planos de extrema violencia.
Eso mismo opina Josemi Beltr¨¢n: "Es una horror movie pura y dura". El nuevo responsable de la Semana de Cine Fant¨¢stico y de Terror de San Sebasti¨¢n, donde la pel¨ªcula no pudo exhibirse el pasado noviembre por orden del juez, es contundente: "La pel¨ªcula est¨¢ ambientada en el mundo del porno, pero sus secuencias no son lo que se entiende por pornograf¨ªa expl¨ªcita. Hay violencia extrema, como en su d¨ªa la hubo en La naranja mec¨¢nica u otros largometrajes perseguidos de la historia del cine".
En Espa?a otros filmes se han visto envueltos en pol¨¦mica: El imperio de los sentidos, de Nagisa Oshima fue calificada en 1976 con una X en un momento en que no hab¨ªa salas X, y pas¨® a ser calificada S, como porno blanco. Sal¨® o los 120 d¨ªas de Sodoma, de Pier Paolo Pasolini, fue acusada de esc¨¢ndalo p¨²blico en 1978, mientras que al a?o siguiente El crimen de Cuenca llev¨® al procesamiento de su directora, Pilar Miro, y en 1991 Roc¨ªo, de Fernando Ruiz, fue secuestrada por un juez de Sevilla por burla a la religi¨®n. Pero ninguna, a excepci¨®n de la obra de Oshima, por asunto sexual, puntualiza Roman Gubern, escritor y experto en la historia del cine.
Palacios califica A Serbian film de "mediocre". Para Beltr¨¢n, es "desagradable y est¨¦ticamente cuestionable". El problema no est¨¢ en la supuesta impericia de Spasojevic, sino en la libertad del artista y la necesidad (o no) de imponerle l¨ªmites. "La creaci¨®n puede ser mejor o peor, aunque ha de poder abordar todos los temas. Hoy, a Vladimir Nabokov le costar¨ªa publicar Lolita", advierte Beltr¨¢n.
Quien no ha visto la pel¨ªcula -"ni ir¨ªa a verla"- es Jaume Balaguer¨®, codirector de Rec y Rec 2. "No har¨ªa una pel¨ªcula as¨ª, supongo que tiene que ver que tengo un hijo peque?o", afirma el director. Balaguer¨® cree que pel¨ªculas como A Serbian film "se han hecho toda la vida y han hecho que la cultura evolucione". A su juicio, la imputaci¨®n de Sala "convierte a Espa?a en un pa¨ªs rid¨ªculo".
Algunos cineastas y expertos van m¨¢s all¨¢ y advierten del riesgo de una involuci¨®n que conduzca a "una especie de sociedad de vigilancia mutua", indica Palacios. "No hay que sacar esto de quicio, pero el derecho a prohibir es muy relativo", insiste. "La violencia va a seguir existiendo aunque la queramos eliminar del cine", remacha.
Agust¨ª Villaronga, director de la multipremiada Pa negre, cree que carece de sentido imputar a Sala. "El problema es que se han tomado esas secuencias como si fueran reales y hay gente que opina de cosas que no sabe", precisa. En 1987, Villaronga estren¨® Tras el cristal, en la que un m¨¦dico nazi experimentaba con ni?os y abusaba de ellos. "Fue muy criticada y en Berl¨ªn me quisieron pegar", recuerda. "Ahora no podr¨ªa hacerla, porque la gente quiere cosas pol¨ªticamente correctas", precisa el director, que el mi¨¦rcoles asegura que vio a ?ngel Sala y que est¨¢ "tranquilo".
A Serbian film se ha exhibido en una docena de festivales internacionales, sin que en ning¨²n caso haya sido objeto de denuncias. Ha recibido premios en tres de ellos (Oporto, Fipresci de Serbia y Montreal) y se ha proyectado en los dos mercados m¨¢s prestigiosos del mundo: Cannes y el American Film Market de California.
Las denuncias de particulares y de asociaciones pueden conducir a directores y programadores culturales a una suerte de autocensura. "Se lo pensar¨¢n un poco m¨¢s para enfrentarse una obra cinematogr¨¢fica radical, por las posibles consecuencias legales", dice Palacios. Una vez m¨¢s, Beltr¨¢n coincide con ¨¦l. "Mentir¨ªa si te dijera que esto no me preocupa y me da pena. ?Acabaremos convirtiendo el g¨¦nero en algo underground y casi maldito!".
La persecuci¨®n, por v¨ªa judicial, a un producto cultural, puede acarrear un efecto perverso, incluso para los autores de esa denuncia: una pel¨ªcula que, por su cuestionable calidad, deber¨ªa pasar inadvertida, se acaba convirtiendo en un fen¨®meno de masas. "A Serbian film es un artilugio pensado para provocar", dice Palacios. Se subvierte, as¨ª, el prop¨®sito del cine: ya no se trata de contar una historia, sino de llamar la atenci¨®n para alcanzar el ¨¦xito comercial. La supuesta met¨¢fora de la Serbia actual que plantea Spasojevic es, en realidad, un se?uelo.
La fiscal¨ªa llam¨® a declarar a Sala, y no a otras personas como el director o el productor, por la dificultad de localizarles y por la disparidad de criterios legales que, en materia de pornograf¨ªa infantil, existen en otros pa¨ªses. "Hay que ver si las im¨¢genes invitan o aleccionan sobre esas conductas. De todas maneras, la decisi¨®n de imputar a Sala sienta un precedente", se?ala Gubern, y reflexiona que "el cine de terror implica cierta simpat¨ªa a conductas perversas. Si hemos de perseguir todo lo s¨¢dico, imputar¨ªamos a 30 directores de pel¨ªculas cada a?o y todo el cine de terror quedar¨ªa cuestionado, porque la mayor¨ªa de las veces plantea cosas que son delito en el C¨®digo Penal".
Los art¨ªculos sobre pornograf¨ªa infantil del C¨®digo Penal se reformaron, en parte, para rellenar un vac¨ªo legal en los delitos a trav¨¦s de Internet. Algunas personas produc¨ªan y distribu¨ªan ese material y, despu¨¦s, camuflaban las im¨¢genes reales de los menores con la apariencia de hologramas o dibujos. Con el nuevo articulado, esa simulaci¨®n tampoco es posible.
El abogado penalista David Aineto, del despacho Aequo Advocats, cuestiona sin embargo que esa tipificaci¨®n permita perseguir obras de ficci¨®n como A Serbian film. El C¨®digo Penal "habla de material pornogr¨¢fico, no de una pel¨ªcula, o sea una ficci¨®n, en la que hay una o dos escenas pornogr¨¢ficas". "No ir¨ªa a verla nunca", advierte, "pero tampoco iniciar¨ªa un proceso contra ella".
El art¨ªculo 20 de la Constituci¨®n garantiza como un derecho fundamental la libertad de creaci¨®n literaria y art¨ªstica, que tiene sus l¨ªmites en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y en la protecci¨®n de la juventud y la infancia.
"En ese punto es donde se produce la colisi¨®n entre dos derechos fundamentales", dice Xavier Camp¨¤, de la secci¨®n de infancia del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona (IACB). "Ante esta colisi¨®n, se ha de atender a la superioridad de la protecci¨®n a la infancia. Denunciamos las situaciones que puedan suponer una apolog¨ªa de los abusos a menores. No entendemos que una imagen tan impactante est¨¦ justificada". Aunque se trate de una obra de ficci¨®n y de im¨¢genes simuladas.
As¨ª lo ve tambi¨¦n Guillermo C¨¢novas, de la ONG Prot¨¦geles: "El contenido de la pel¨ªcula nos parece totalmente excesivo. Esas im¨¢genes hieren a las personas que rechazamos esas pr¨¢cticas. Y da igual que sea una imagen real o que sea simulada, lo importante es el impacto que tienen", abunda. "Al margen de eso", precisa, "no estamos seguros de que el objetivo de esa pel¨ªcula sea sensibilizar".
La Confederaci¨®n Cat¨®lica de Padres de Alumnos (Concapa) respalda la imputaci¨®n de Sala. "Se trata, simple y llanamente, de respetar la legalidad que debe reinar en un pa¨ªs democr¨¢tico", subraya la entidad en un comunicado emitido ayer. "No todo vale, ni en la vida real ni en el cine", remacha.
Marc Carrillo, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, se?ala que "se debe distinguir entre la pornograf¨ªa infantil con fines de consumo y tr¨¢fico entre personas y, lo que es muy distinto, su presencia en el ¨¢mbito de una obra con pretensiones art¨ªsticas". A juicio de Carrillo, "la libertad de crear ha de ser lo m¨¢s amplia posible", con independencia de que, fruto de esa creaci¨®n, se generen "las ideas m¨¢s excelsas o las m¨¢s miserables".
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