?Oh, el 'hiyab'!
Uno podr¨ªa preguntarse, de una manera candorosa, por qu¨¦ una pl¨¦yade de alcaldes, concejales, conselleiros y otras hierbas acuden fervorosamente a las procesiones y ofrendas que forman parte del calendario de festividades cat¨®licas en Galicia. La m¨¢s multitudinaria se produce todos los a?os en Vigo el primer domingo de agosto. El a?o pasado, si uno se f¨ªa de las hip¨¦rboles period¨ªsticas, a esa procesi¨®n acudieron doscientas mil personas, o sea, dos de cada tres vigueses, incluyendo esc¨¦pticos, agn¨®sticos y ateos, notas discordantes en ese mar de efusi¨®n. El Cristo de la Victoria forma parte de la identidad local, que es sagrada. Ese Corpus Mysticum nadie puede tocarlo. Excepto M¨¦ndez Ferr¨ªn que siempre recuerda que, al fin y al cabo, lo que se celebra es la victoria del integrismo absolutista.
La Xunta pone de ejemplo a Turqu¨ªa o Francia donde ser¨ªa imposible que pol¨ªticos acudiesen a procesiones
Como un ejemplo siempre es ilustrativo transcribo de un diario la lista de las autoridades que acudieron en Vigo a la rica miel del ba?o de masas: "Como custodias del Cristo de la Victoria se situaron tanto los representantes de la cofrad¨ªa que tan celosamente guardan la tradici¨®n a?o tras a?o, como la comitiva encabezada por el presidente de la Xunta, Alberto N¨²?ez Feij¨®o; el delegado del Gobierno en Galicia, Ant¨®n Louro; el alcalde de Vigo, Abel Caballero; la delegada de la Xunta, Luc¨ªa Molares o la presidenta de la Autoridad Portuaria, Corina Porro, adem¨¢s de corporativos vigueses. El obispo de la di¨®cesis Tui-Vigo, Luis Quinteiro presidi¨® la Misa solemne".
Ese candor podr¨ªa trasladarse a la ciudad herculina. El d¨ªa de la Virgen del Rosario, que en A Coru?a colabor¨® en la victoria sobre los ingleses, los alabarderos municipales comparecen en la procesi¨®n con vistosas vestimentas, precedidos por el alcalde. Ello sucede despu¨¦s de una misa solemne en la que la ciudad renueva su devoci¨®n por la patrona. En A Coru?a como en Vigo no falta a la cita ninguna autoridad, en la creencia indiscutible de que esa presencia ser¨¢ recompensada en las urnas. Puede hacerse la excepci¨®n del BNG, que, haciendo honor a su fama de raros y esquinados, tienen a gala hacer profesi¨®n de fe laica.
No se agotan aqu¨ª los grandes eventos en que religi¨®n y Estado se confunden m¨¢s all¨¢ de lo que ser¨ªa conveniente y pudoroso en un Estado que dice ser no confesional. El 25 de julio, la as¨ª llamada Ofrenda Nacional al Ap¨®stol Santiago se realiza "en representaci¨®n del pueblo espa?ol". La ofrenda la instaur¨® en 1643 Felipe IV, pero, al parecer, desde entonces a ahora no ha pasado nada. Un decir, el advenimiento de la democracia y la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n.
Son ejemplos de un pa¨ªs en el que ning¨²n presidente de la Xunta, conselleiro o alcalde se interroga a s¨ª mismo antes de acudir a una festividad religiosa representando a las instituciones. Por supuesto, ninguno de esos acontecimientos ha generado declaraciones del presidente Feij¨®o o del conselleiro de Educaci¨®n V¨¢zquez, ni intervenciones parlamentarias. Todos sabemos, sin embargo, que en una sociedad pluralista el Estado no puede confundirse con creencia religiosa alguna y que esos actos no casan bien con los fundamentos filos¨®fico-pol¨ªticos de la Constituci¨®n espa?ola
Un hiyab, un pa?uelo en el pelo llevado por una ni?a de religi¨®n isl¨¢mica en un colegio de Arteixo, ha conseguido, sin embargo, que N¨²?ez Feij¨®o declare que "su uso puede atentar contra la dignidad de los alumnos" y que el secretario general de Educaci¨®n, Jes¨²s Oitav¨¦n, cite jurisprudencia de Turqu¨ªa y Francia. Tal vez Feij¨®o y Oitav¨¦n saben que, si estuvi¨¦ramos en Francia o Turqu¨ªa -s¨ª: ese pa¨ªs isl¨¢mico- ninguna de aquellas procesiones y ofrendas ser¨ªa posible. Sus constituciones rechazan taxativamente toda interferencia entre Estado y religi¨®n. Tanto que la ley francesa de separaci¨®n de la Iglesia y el Estado aprobada en 1905 subraya que "la Rep¨²blica no reconoce, no paga, ni subvenciona ninguna religi¨®n". En Espa?a, el Concordato garantiza privilegios a la Iglesia Cat¨®lica y una financiaci¨®n anual en torno a los 6.000 millones de euros.
Turqu¨ªa, pa¨ªs que suprimi¨® su pasado isl¨¢mico de un plumazo de Kemal Ataturk, hasta el punto de prohibir el fez para promover el uso del sombrero o sustituir por decreto el ¨¢rabe por el alfabeto latino, no s¨¦ si es un ejemplo inspirador. En aquel pa¨ªs, por ejemplo, el proselitismo de la comunidad cat¨®lica est¨¢ prohibido. Entre las paradojas de Turqu¨ªa se encuentra la de que los imanes son funcionarios p¨²blicos y sus sermones semanales est¨¢n dictados por la administraci¨®n ?Quiere el Gobierno gallego en un alarde de laicismo denunciar el Concordato con la Iglesia? ?O curas al dictado?
Bien, en un colegio de Arteixo se ha montado un pollo porque una ni?a lleva el hiyab. Si mi memoria todav¨ªa funciona, ha sido el mayor debate que ha habido en Galicia acerca de la presencia de los s¨ªmbolos religiosos en nuestra vida. La pregunta es obvia ?Por qu¨¦?
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