Mayo en el horizonte

Las semanas previas al inicio de la campa?a municipal y auton¨®mica hacen temer una reedici¨®n agravada del tono bronco y a la vez vac¨ªo que se impuso en las anteriores elecciones. En esta ocasi¨®n se cruzan, adem¨¢s, las expectativas de que en mayo se verifique el cambio de ciclo pol¨ªtico que augura el Partido Popular y que el Partido Socialista intenta evitar. Seguros de que su victoria ser¨¢ el pre¨¢mbulo de la que obtendr¨¢n en las generales, los populares han pasado a la ofensiva para contrarrestar su punto m¨¢s d¨¦bil: la corrupci¨®n. Eso no significa que hayan apartado de las listas a los dirigentes bajo investigaci¨®n judicial, sino que han decidido ocultar sus esc¨¢ndalos desplazando el foco de atenci¨®n hacia los ajenos. La estrategia adoptada tampoco huye del descaro: la direcci¨®n del PP ha permitido que el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, aparezca firmando junto a otros dirigentes un compromiso contra la corrupci¨®n de efectos simplemente propagand¨ªsticos.

Los socialistas, por su parte, siguen buscando la f¨®rmula para impedir que el desgaste de Rodr¨ªguez Zapatero no se proyecte sobre los resultados municipales y auton¨®micos. Los barones y los candidatos a las principales alcald¨ªas llevan semanas pugnando por desvincular su imagen de la de su l¨ªder. La suspensi¨®n del mitin de Vistalegre con el que los socialistas han lanzado durante a?os la campa?a electoral municipal y auton¨®mica prueba hasta qu¨¦ punto se extiende la consigna de rompan filas, que corre el riesgo de traducirse en una derrota m¨¢s severa. Desde el entorno de Zapatero se se?ala que la suspensi¨®n obedece al deseo de evitar que la campa?a sea un plebiscito sobre su persona. Tambi¨¦n permite, sin embargo, la interpretaci¨®n contraria: la de que los socialistas se enfrentan a las elecciones de mayo como si ese plebiscito ya se hubiera celebrado.

De unos movimientos y otros no se deduce, sin embargo, que los partidos hayan adquirido conciencia de las especiales circunstancias en las que se celebrar¨¢n las elecciones de mayo. El d¨¦ficit auton¨®mico se ha convertido en uno de los principales lastres para la deuda p¨²blica espa?ola, y las cuentas de los ayuntamientos, tanto grandes como peque?os, son causa de creciente preocupaci¨®n. Si a una precampa?a en la que solo se toman posiciones para las elecciones generales sigue una campa?a ajena a las necesidades del poder municipal y auton¨®mico, los problemas pendientes no har¨¢n m¨¢s que acrecentarse.