La receta secreta de la golosina
Detallar los ingredientes de un alimento es obligatorio - Las chucher¨ªas a granel no etiquetan sus componentes - Los expertos reclaman m¨¢s informaci¨®n nutricional
Fresas, pl¨¢tanos, minisand¨ªas, calaveras, dentaduras postizas. La mitad de los ni?os espa?oles toma golosinas al menos una vez por semana y uno de cada tres las come todos los d¨ªas, seg¨²n varios estudios pedi¨¢tricos. Es un h¨¢bito que supone m¨¢s az¨²cares y, en algunos casos, grasas que normalmente no se contabilizan en la dieta diaria. Por no hablar de los aditivos y colorantes. Se trata de un aporte extra muchas veces desconocido. Sobre todo, si esas golosinas se compran a granel, una f¨®rmula en la que los ingredientes y el aporte energ¨¦tico no est¨¢n a la vista. O ni siquiera est¨¢n.
La ley no obliga a informar del valor cal¨®rico de los alimentos. Ni empaquetados ni a granel. Sus componentes, sin embargo, s¨ª deben estar visibles para el comprador. As¨ª lo marca la normativa de etiquetado -Real Decreto 1810/1991-, que dicta que aunque estos alimentos se vendan a granel -como pueden ser, por ejemplo, las legumbres-, el nombre de su fabricante y el listado de ingredientes deben estar en poder del due?o de la tienda y, adem¨¢s, figurar en los envases donde se almacenan y desde donde se cogen (si es autoservicio) por los consumidores. Es algo que, seg¨²n las asociaciones de consumidores, se incumple sistem¨¢ticamente en la mayor¨ªa de las tiendas en las que se venden golosinas por pieza o gramos.
Cada espa?ol consume 2,7 kilos de caramelos al a?o
Los consumidores denuncian el incumplimiento de la ley de etiquetado
La obesidad entre ni?os y j¨®venes se ha duplicado en los ¨²ltimos 15 a?os
Algunas empresas comienzan a elaborar dulces sin az¨²car ni lactosa
Basta darse una vuelta por cualquier quiosco de chucher¨ªas para descubrir bandejas transparentes donde se agolpan caramelos, gominolas, regalices, gelatinas... Y pr¨¢cticamente ninguno de los recipientes que contienen esa mara?a azucarada lleva etiqueta. As¨ª, ?c¨®mo saber lo que nos llevamos a la boca? Se puede deducir que una gominola o un caramelo duro est¨¢ compuesto b¨¢sicamente de az¨²car. Pero mientras que en un paquete de lomo, chorizo o pavo, por ejemplo, los ingredientes (y el lugar de fabricaci¨®n) est¨¢n claros... no ocurre as¨ª en el caso de las golosinas. ?Es acaso su receta secreta?
Un caramelo con palito tiene 34,4 calor¨ªas, seg¨²n la Asociaci¨®n Espa?ola de Fabricantes de Caramelos y Chicles (Caychi) y la Asociaci¨®n Espa?ola de Dietistas y Nutricionistas (Aedn); m¨¢s que 100 gramos de sand¨ªa (22 calor¨ªas). Un chicle sin az¨²car contiene unas 3,8. La Agencia Espa?ola de Seguridad Alimentaria (Aesan) fija el contenido de az¨²cares que deben tener las chucher¨ªas, seg¨²n su tipo. Este organismo, dependiente del Ministerio de Sanidad, define, por ejemplo, una pastilla de goma como un caramelo obtenido de soluciones concentradas de az¨²cares a los que se incorporan gomas y otros gelificantes. "Y eso es algo que los consumidores descubren solo si la golosina viene empaquetada", explica Ruben S¨¢nchez, portavoz de Facua Consumidores en Acci¨®n.
Paula Saiz, Responsable del ?rea de Salud de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu), reclama que se incluya esa informaci¨®n tambi¨¦n en los productos a granel, sean golosinas u otros productos. Saiz pone el ejemplo de las palomitas, que se pueden comprar reci¨¦n hechas en casi todos los cines, en envases en los que nunca aparece su contenido cal¨®rico. Tampoco la sal que tienen. Y no suele ser precisamente poca. "Ah¨ª se ve claramente que no somos conscientes de cu¨¢ntas calor¨ªas y cu¨¢nta sal estamos tomando en una raci¨®n. Si lo supi¨¦ramos quiz¨¢ pensar¨ªamos mejor lo que comemos", dice. Saiz es clara: "El consumidor necesita conocer la informaci¨®n relativa a los nutrientes cuyo exceso tiene repercusi¨®n negativa sobre la salud, como son el az¨²car o la sal, entre otros, tan presentes en todo tipo de golosinas u otros productos que se venden a granel, con el fin de cuantificar lo que est¨¢ tomando".
El nuevo reglamento de informaci¨®n alimentaria al consumidor, que regular¨¢ el etiquetado nutricional europeo -a¨²n pendiente de aprobaci¨®n-, exigir¨¢ esa informaci¨®n (calor¨ªas, contenido de sal, az¨²car, grasas...) a todos los productos preenvasados. Sin embargo, a¨²n no est¨¢ claro qu¨¦ ocurrir¨¢ con los alimentos a granel. Si la nueva normativa no lo soluciona, ser¨¢ cada Estado miembro quien se encargue de decidir si exige que den esa informaci¨®n.
Aunque la ley no les obliga, algunas empresas fabricantes de chucher¨ªas se han apresurado a incluir ciertos datos nutricionales en sus golosinas empaquetadas. El motivo puede ser simple: no solo los ni?os compran nubes o melones azucarados, tambi¨¦n los adultos lo hacen para sus hijos o para s¨ª mismos -seg¨²n los fabricantes de caramelos, cada espa?ol consume 2,7 kilos de golosinas al a?o-. Y frente a un p¨²blico infantil que busca las gominolas en la tienda de la esquina -a cinco c¨¦ntimos las moras, a 10 los regalices rellenos, a 20 los extralargos con pica-pica-, existe tambi¨¦n un p¨²blico cada vez m¨¢s preocupado en buscar esas golosinas algo m¨¢s sanas, si se puede.
Es el caso de empresas como Haribo o Miguel¨¢?ez. Alberto Agui?o, director de marketing de esta ¨²ltima firma cuenta que "es importante que se sepan las calor¨ªas y los ingredientes" de estos alimentos. Dice, adem¨¢s, que su compa?¨ªa est¨¢ desarrollando una gama de productos sin az¨²car o sin lactosa. Tambi¨¦n con zumos de frutas, sin gluten o incluso halal -productos permitidos para los musulmanes, que sustituyen la gelatina de cerdo, que se usa para muchas gominolas, por otra vegetal-. "Todo el mundo tiene derecho a comer chuches", dice.
En cuanto al contenido de las golosinas Agui?o asegura que no hay nada que esconder. "Los ingredientes de las chucher¨ªas no son t¨®xicos. No escondemos que tienen az¨²car y gelatina y reconocemos que todo esto en mucha cantidad puede sentar mal, pero tres o cuatro chuches al d¨ªa no son malas...", dice.
Saber los ingredientes de lo que nos llevamos a la boca es importante. No solo por ser conscientes de su contenido energ¨¦tico. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta las posibles intolerancias que pueda provocar -lactosa, gluten...-. La Aesan afirma que el proceso de fabricaci¨®n de estos dulces est¨¢ muy controlado. Que es seguro y que los ingredientes que contienen est¨¢n perfectamente definidos y controlados. ?Por qu¨¦ no se listan entonces? Los fabricantes no se preocupan de hacerlo y las comunidades, a quienes corresponde las competencias de vigilarlo, tampoco velan por ello. Total, una peque?a nube de az¨²car es inofensiva. ?O no?
No es cuesti¨®n de criminalizar a una simple gominola, pero generalmente aporta un alto n¨²mero de calor¨ªas y pocos nutrientes, algo que hay que tener en cuenta para construir la dieta diaria de adultos y ni?os. "Una golosina puede incluir elementos muy diversos como caramelos, chicles, gominolas, chocolates, etc¨¦tera. Y su efecto es variable en funci¨®n de su composici¨®n, dada la enorme variedad de ingredientes, aditivos, saborizantes, colorantes y/o emulsionantes que pueden contener", explica investigadora cl¨ªnica en endocrinolog¨ªa y nutrici¨®n Gema Fr¨¹hbeck, de la Cl¨ªnica Universidad de Navarra. "En comparaci¨®n con otros alimentos, las golosinas presentan una elevada densidad energ¨¦tica (es decir, la cantidad de calor¨ªas aportada por unidad de peso), proveniente, adem¨¢s, principalmente de grasas e hidratos de carbono de absorci¨®n r¨¢pida", sigue.
Los expertos est¨¢n de acuerdo. Comer dulces no es malo... si se hace con moderaci¨®n. "Si se toman de vez en cuando no hay ning¨²n problema", apunta Felipe F. Casanueva, director cient¨ªfico de la red de investigaci¨®n en Obesidad y Nutrici¨®n Ciberobn. El problema es que para definir esa frecuencia, el aporte cal¨®rico de estos alimentos debe estar muy claro. Para Casanueva, que lleven un etiquetado con los ingredientes y la informaci¨®n nutricional es algo "de sentido com¨²n". Fr¨¹hbeck est¨¢ de acuerdo. "En condiciones normales, en ni?os sanos con un buen nivel de actividad f¨ªsica, no hay problema en que tomen con moderaci¨®n alguna golosina de composici¨®n conocida", a?ade.
Y es aqu¨ª donde vuelve a planear el fantasma de la obesidad, la diabetes o las caries. En Espa?a, el 63% de los hombres y el 45% de las mujeres tiene sobrepeso. Y m¨¢s alarmante a¨²n, el 33% de los ni?os padecen esta enfermedad. Los datos hablan por s¨ª solos: uno de cada tres menores de entre 13 y 14 a?os est¨¢ por encima de su peso -una cifra que ha convertido a este pa¨ªs en el tercero de la OCDE con mayor sobrepeso infantil-; y la obesidad infantojuvenil se ha duplicado en 15 a?os.
Fr¨¹hbeck analiza que ning¨²n estudio clarifica la relaci¨®n entre golosinas y obesidad. "Algunos apoyan la relaci¨®n entre el aumento del consumo de golosinas y la sobreingesta pasiva de calor¨ªas con el consiguiente desarrollo de obesidad. Sin embargo, otros trabajos no han puesto de manifiesto diferencias en el consumo de golosinas entre obesos y no obesos, probablemente debido a la dificultad metodol¨®gica de cuantificar con exactitud la ingesta de estos alimentos y la importancia de otras variables en el peso corporal", dice.
El director cient¨ªfico del Ciberobn apunta que los investigadores no han encontrado ninguna evidencia de que las chucher¨ªas puedan contribuir al desarrollo de la diabetes. "Es el consumo excesivo de calor¨ªas lo que puede provocar obesidad y esta enfermedad puede inducir a una diabetes. El dulce tiene calor¨ªas, si se come en cantidades exageradas puede favorecer que los ni?os engorden, pero son m¨¢s importantes para el desarrollo de la obesidad las bebidas gaseosas edulcoradas y los productos de boller¨ªa, que tant¨ªsimo consumen los menores espa?oles. Tambi¨¦n la falta de ejercicio", zanja tajante.
Para prevenir la pandemia de obesidad que se expande por el pa¨ªs y tratar de evitar que ni?os con sobrepeso se conviertan en adultos enfermos, Aesan ha optado por vetar de los centros escolares todos aquellos alimentos que excedan de 200 calor¨ªas, tengan m¨¢s de 0,5 gramos de sal o lleven alg¨²n ¨¢cido graso trans. Fr¨¹hbeck propone otras soluciones: "Se debe separar el concepto de premio o recompensa de determinados alimentos, y tambi¨¦n hay que inculcar a los ni?os que la fruta tambi¨¦n puede ser una golosina. Podemos elegir piezas dulces como pl¨¢tano, mandarina, naranja, fresas o mango para ofrecer a los ni?os otra alternativa saludable de forma atractiva".
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