Verdes: la princesa del futuro
Ser verde no es tan sencillo", cant¨® una vez la rana Gustavo. Es verdad, los conservadores tienen la tradici¨®n, los socialdem¨®cratas el Estado de bienestar y los liberales el individualismo sin l¨ªmites. Los Verdes, por su parte, tienen poco m¨¢s que ofrecer que di¨¢logo, presi¨®n y responsabilidad.
As¨ª que, ?qu¨¦ est¨¢ pasando en Alemania? En las elecciones nacionales de 2009, el Partido Verde logr¨® un resultado r¨¦cord del 10,7%. En la actualidad, el partido alcanza entre un 15% y un 25% en los sondeos. Tradicionalmente un mero compa?ero de coalici¨®n, Los Verdes ahora compiten por el primer puesto en Estados tan completamente diferentes como la capital, Berl¨ªn, en el noreste y tradicionalmente izquierdista (y en quiebra), y Baden-W¨¹rttemberg, en el suroeste, tradicionalmente conservador y centro neur¨¢lgico de la econom¨ªa.
A muchos alemanes no les gusta que se retrase el fin de la energ¨ªa nuclear para que se forren cuatro empresas
La situaci¨®n en Jap¨®n es devastadora y la poblaci¨®n tiene todo nuestro apoyo. La amenaza de un desastre nuclear en Jap¨®n ha trasladado el debate sobre la energ¨ªa nuclear a un primer plano. Incluso Angela Merkel ha admitido que la cat¨¢strofe en Fukushima "es un punto de inflexi¨®n para el mundo". La ejecutoria de la pol¨ªtica nuclear de su Gobierno es nefasta: el Gobierno de Merkel decidi¨® retrasar la eliminaci¨®n progresiva de la energ¨ªa nuclear, que hab¨ªa sido negociada con Los Verdes, para llenar los bolsillos de los cuatro grandes proveedores de energ¨ªa. Nos oponemos a esta "eliminaci¨®n de la eliminaci¨®n" porque est¨¢ en nuestro ADN la oposici¨®n a la energ¨ªa nuclear.
Pero el creciente ¨¦xito del partido Verde alem¨¢n es el resultado de un cambio m¨¢s amplio en la mentalidad alemana. Durante los ¨²ltimos a?os, Alemania se ha ido despojando moderadamente de su miedo al cambio. Ya desapareci¨® la creencia de que, al final, todo lo har¨¢n el marco alem¨¢n, Helmuth Kohl y la Iglesia, o lo har¨¢n mejor. La confianza en los partidos pol¨ªticos y en las instituciones democr¨¢ticas ha ido disminuyendo, y la participaci¨®n en las elecciones, aunque todav¨ªa alta en comparaci¨®n con otras democracias, se va reduciendo. A ese respecto, Europa se mueve en la misma direcci¨®n.
Pero eso no significa que la gente desconozca las cosas. Al contrario, quieren involucrarse en ellas. Reclaman una participaci¨®n directa, especialmente cuando se trata de inversiones p¨²blicas en proyectos de grandes infraestructuras, como el de Stuttgart 21, la vieja estaci¨®n detren de la ciudad que se va a transformar en metro y que costar¨¢ 8.000 millones de euros. Les conceden a Los Verdes credibilidad para una pol¨ªtica de abajo arriba, de transparencia y de inmunidad frente el amiguismo. Los datos demuestran que LosVerdes son el ¨²nico partido apoyado por gente que antes no votaba.
Bajo el tecnocr¨¢tico Gobierno de la canciller Angela Merkel el partido conservador alem¨¢n, mientras manten¨ªa su solidez entre su antiguo electorado, no ha logrado convertirse en un partido moderno, urbano y m¨¢s feminista. Los Verdes llenan el hueco y atraen a votantes que probablemente no hubieran apoyado a "Los Verdes de Birkenstock" de hace 20 a?os. Donde Los Verdes han aprendido a equilibrar ideales y pragmatismo, la CDU de Merkel ha descuidado sus propios valores y no ha logrado formular la respuesta de ad¨®nde conducir al pa¨ªs. S¨ª, Merkel puede que sea la reina de los peque?os pasos, pero Los Verdes son la princesa del futuro.
Aparte del de su propio basti¨®n, Los Verdes siguen obteniendo un considerable apoyo de la antigua base de votantes del SPD. La desastrosa estrategia de los socialdem¨®cratas de aferrarse a la "pol¨ªtica de la tercera v¨ªa" propia de Schr?der, reformando el Estado de bienestar y maldici¨¦ndolo al mismo tiempo, ha llevado a millones de votantes a desertar del partido. Como resultado de ello, los socialreformistas estatistas se unieron al partido sucesor del SED de la Alemania del Este, el PDS, y luego fundaron el nuevo partido izquierdista Die Linke (La Izquierda). Los j¨®venes y progresistas acabaron por votar o a Los Verdes o a nadie. En definitiva, Los Verdes se benefician del cambio demogr¨¢fico: su base de votantes de mayor edad acaba justo de cumplir 70 a?os en tanto que la de los j¨®venes siempre ha sido su fortaleza. SPD, CDU y Die Linke est¨¢n perdiendo votantes debido a que envejecen m¨¢s que otros partidos.
Nuestro tiempo est¨¢ a favor de lo verde. La conciencia medioambiental est¨¢ creciendo y mucha gente est¨¢ dispuesta a preferir impertinencias verdes a utilitarismo materialista. El verde se ha convertido en un estilo de vida concienciado, que se alimenta de comida org¨¢nica, que utiliza el transporte p¨²blico, que consume energ¨ªas renovables, que compra en peque?os comercios del centro de la ciudad y que es cliente de bancos ¨¦ticos.
El a?o pasado Los Verdes alemanes han celebrado su 30? cumplea?os. Los j¨®venes casi nunca miran atr¨¢s. Pero una mirada retrospectiva pone en evidencia que Los Verdes han influido y han contribuido al cambio de la opini¨®n p¨²blica en Alemania, en ocasiones incluso generando un nuevo consenso a prop¨®sito de la igualdad de g¨¦nero, de la democracia interna en los partidos, de la oposici¨®n a la energ¨ªa nuclear y a favor de las renovables, contra los alimentos gen¨¦ticamente modificados, a favor de m¨¢s derechos para los consumidores y de los nuevos modelos de familia. Por supuesto que tambi¨¦n Los Verdes han cambiado. Lo que en sus comienzos era un heterog¨¦neo pu?ado de idealistas extraparlamentarios, con el tiempo se ha convertido en una fuerza s¨®lida en las C¨¢maras y en un socio responsable en los gobiernos de coalici¨®n.
Las encuestas dejan ver que a mucha gente siempre le han gustado Los Verdes por ser quienes fueron, pero que no votaba a ese partido porque pensaba que en realidad no tendr¨ªa el cerebro y el m¨²sculo necesarios para gobernar el pa¨ªs. Esa percepci¨®n ha cambiado en estos ¨²ltimos a?os. Una raz¨®n para ello, independiente del enfoque medioambiental, es la de que Los Verdes han ampliado su espectro de competencias en ¨¢reas importantes, como son las de la econom¨ªa y la educaci¨®n. La clave para comprender nuestro crecimiento es lo que sir Nicholas Stern planteaba como un simple fundamento l¨®gico: adoptar una pol¨ªtica verde ser¨¢ costoso, pero no hacerlo provocar¨¢ un colapso.
Los Verdes alemanes se han dado cuenta pronto de que la econom¨ªa es, al mismo tiempo, el problema y la soluci¨®n, y que por lo tanto la econom¨ªa puede ser verde y crecer. Stern, el premio Nobel Paul Krugman y otros han dejado claro que incluso hay que volverse verde para crecer. Esa es la raz¨®n de que Los Verdes alemanes apelen a un "Nuevo Pacto Verde" en pro de la transformaci¨®n del sector financiero, la econom¨ªa, el mercado de trabajo y la sostenibilidad. Para Los Verdes todav¨ªa "lo peque?o es bello", como escribi¨® E. F. Schumacher en los a?os setenta. Pero no queda tiempo para esperar a que todo el mundo anteponga lo que es cantidad suficiente a lo que es consumismo. Los Verdes abren los brazos a nuevas alianzas porque son necesarias para solventar problemas reales tales como el cambio clim¨¢tico y la pobreza global. A modo de lema, el columnista de The New York Times Thomas Friedman afirm¨®: "Verde es el nuevo rojo, blanco y azul". Los valores y conceptos b¨¢sicos se han hecho tan poderosos que pueden aplastar a partidos verdes menores, como sucede en Estados Unidos. Sin embargo, aqu¨ª, en Alemania, Los Verdes est¨¢n en condiciones de asumir m¨¢s responsabilidades.
Cem ?zdemir es eurodiputado alem¨¢n y copresidente del partido Alianza 90 / Los Verdes. Traducci¨®n de Juan Ram¨®n Azaola.
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