Cuesti¨®n de credibilidad
El letrado de Sortu, I?igo Iruin, confirm¨® ayer, ante el Tribunal Supremo, un dato clave para la historia terminal de ETA: la bomba de la T-4 en diciembre de 2006 fue el origen del enfrentamiento entre la izquierda abertzale y la banda. O, dicho de otro modo, el ¨²ltimo proceso de final dialogado del terrorismo fue clave en el fin de ETA.
En los cuatro a?os que van desde esa fecha hasta la presentaci¨®n de los estatutos de Sortu, el pasado 7 de febrero, la izquierda abertzale ha roto pol¨ªticamente con ETA. El momento decisivo fue febrero de 2010, cuando sus bases votaron mayoritariamente la ponencia Zutik Euskal Herria, que rechaza toda la violencia, incluida la etarra. Los estatutos de Sortu, con su reiterado rechazo a la violencia; la irreversibilidad de su compromiso; la expulsi¨®n de quienes est¨¦n incursos en actos de violencia y la respuesta puntual a las exigencias marcadas por la jurisprudencia de los tribunales se lo ponen dif¨ªcil a la Sala 61 del Tribunal Supremo para dictar un fallo de rechazo a su inscripci¨®n como partido, como pretenden el Gobierno y el PP.
El problema de Sortu, al proceder muchos de sus promotores de la antigua Batasuna, es de credibilidad pol¨ªtica. Incluso entre quienes creen que, esta vez, su apuesta es seria, hay quienes piensan que conviene mantener la presi¨®n sobre Sortu hasta que logre el fin definitivo de ETA, pues una legalizaci¨®n ahora relajar¨ªa su compromiso de terminar con el terrorismo. Otros, por el contrario, creen que la legalizaci¨®n reforzar¨ªa a los promotores de Sortu frente a quienes recelan, en las filas de la izquierda abertzale, del rechazo a la violencia de ETA, e incluso que debilitar¨ªa m¨¢s a la banda. Pero lo deseable ser¨ªa que primaran sobre todo los argumentos jur¨ªdicos.
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