Un fallo con varias lecturas

La ilegalizaci¨®n de Sortu en el Tribunal Supremo por tan solo dos votos de diferencia demuestra la complejidad de una decisi¨®n tambi¨¦n pol¨¦mica en la sociedad. Una mayor¨ªa de los vascos quiere su legalizaci¨®n mientras una mayor¨ªa de espa?oles la rechaza.

Pero no s¨®lo eso. La abundancia de votos particulares demuestra que los pasos que ha dado Sortu para desmarcarse de la antigua Batasuna como brazo pol¨ªtico de ETA no han ca¨ªdo en saco roto. Es l¨®gico que haya sido as¨ª porque no en vano su letrado, I?igo Iruin, redact¨® unos estatutos que respond¨ªan a las demandas de la Ley de Partidos y de la jurisprudencia de los tribunales. Conten¨ªan la exigencia b¨¢sica del rechazo expreso al terrorismio de ETA y homologaban a Sortu org¨¢nicamente a un partido democr¨¢tico, algo totalmente in¨¦dito en la historia de la izquierda abertzale,

El problema de Sortu sigue siendo de credibilidad . Una mayor¨ªa de la sociedad espa?ola y de los magistrados del Tribunal Supremo no terminan de fiarse de Sortu porque entre sus promotores est¨¢ la cabeza de la antigua Batasuna.

Ha pesado a¨²n la actitud de Batasuna de mirar para otro lado cuando ETA rompi¨® la tregua de 2006 despu¨¦s de un intento de final dialogado del terrorismo en el que una mayor¨ªa de espa?oles crey¨®. Ha predominado la idea de que a¨²n hay que dar m¨¢s tiempo para que su desmarque de ETA sea creible.

No obstante, un resultado tan apretado en la votaci¨®n del Tribunal Supremo tambi¨¦n significa un reconocimiento a que la izquierda abertzale est¨¢ dando pasos importantes en la direcci¨®n de constituirse en un partido democr¨¢tico y en el alejamiento de ETA.

Y el mismo resultado invita, tambi¨¦n, a que el Tribunal Constitucional, al que recurrir¨¢ la izquierda abertzale, se pronuncie antes de las elecciones municipales de mayo.