Defensa de la copia privada
La culpa del nacimiento de la copia privada debe atribuirse a la justicia. Fue un tribunal alem¨¢n el que consider¨® que los incrementos de beneficios de los fabricantes de casetes v¨ªrgenes generaban p¨¦rdidas que sufr¨ªan los creadores y las industrias culturales que se construyen a partir de su obra. Era preciso reconocer una compensaci¨®n.
El legislador alem¨¢n tard¨® poco tiempo en convertir en ley lo que los jueces hab¨ªan declarado justo. Y, hoy, 50 a?os m¨¢s tarde, este pacto se respeta en Alemania y en la pr¨¢ctica totalidad de los pa¨ªses europeos. Evidentemente, ya no existen las cintas, pero se aplica sobre sus suced¨¢neos, entre ellos, los florecientes MP3, MP4 o iPod. En Espa?a, la necesidad de trasladar a los creadores una parte de los beneficios de los que se lucra la industria fabricante de aparatos se hizo esperar. Treinta a?os m¨¢s tarde que en Alemania. La pol¨ªtica p¨²blica prefiri¨® favorecer a una industria de escasa implantaci¨®n nacional y demorar la compensaci¨®n a una actividad que genera m¨¢s trabajo y riqueza propia, adem¨¢s de una parte de la marca de este pa¨ªs.
Nada tiene seguro el autor y solo conf¨ªa en la imparcialidad del p¨²blico
Despu¨¦s del tiempo transcurrido, la justicia de la compensaci¨®n por copia privada sigue suscitando controversias inusitadas y singular¨ªsimas en Espa?a y lo m¨¢s preocupante es que ha enturbiado, hasta cierto grado, la consideraci¨®n del derecho del trabajador cultural a participar en los beneficios que genera su trabajo. El viejo aserto de que el autor sigue la suerte de su obra reflejaba la inquietud e incertidumbre con la que se enfrenta quien asume el reto de vivir de su esfuerzo como autor. Nada tiene seguro y solo conf¨ªa en la imparcialidad del p¨²blico al reconocimiento de su talento, su esfuerzo y su aportaci¨®n.
Sin embargo, tengo una firme confianza en la justicia y en aquellos a quienes les agrada leer, disfrutar con la m¨²sica o ver una pel¨ªcula. En su apoyo descansa el futuro de nuestros autores y la garant¨ªa de una cultura sana y sostenible y entre sus elementos se encuentra el reconocimiento del autor a recibir una compensaci¨®n por las copias que se hacen de sus obras en el ¨¢mbito privado.
Eduardo Bautista es presidente del consejo de direcci¨®n de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
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