No, gracias
And¨¢bamos tan embebidos en nuestras fusiones fr¨ªas que de repente estall¨® el petardazo en Jap¨®n (otro m¨¢s en Jap¨®n) y nos pusimos a rezarle a Santa B¨¢rbara, patrona de la pirotecnia, la corriente alterna y el ¨¢tomo. Y mira que nos sab¨ªamos la letra de la canci¨®n e incluso pasamos parte de la juventud (algunos, tampoco muchos) dici¨¦ndole al mundo que "atomkraft, nein danke" porque as¨ª en alem¨¢n sonaba m¨¢s a ciencia aplicada.
Santa B¨¢rbara bendita vino a llenar p¨¢ginas en los diarios y debates en la televisi¨®n y conversaci¨®n en los bares y consultas en los buscadores y Santa B¨¢rbara vino a hacerle un quiebro a aquellos que dec¨ªan que una central at¨®mica val¨ªa m¨¢s que cien renovables y eso que todos porfi¨¢bamos con las cuentas todav¨ªa sangrantes de Three Miles y Chern¨®bil.
Me temo que tambi¨¦n enterraremos Fukushima en la conciencia bajo toneladas de hormig¨®n
Pero bast¨® que Fukushima echara humo y la Merkel mandara revisar el estado de salud de sus plantas para que aqu¨ª empezara el desfile de la victoria: el PP, ahora templadito con la cosa no vaya a ser que pierda votos en las pr¨®ximas citas, ellos tan at¨®micos en general; y el PSOE, con la tibieza habitual que le caracteriza, todav¨ªa pensando en la seguridad del caso, especulando sobre cu¨¢ntos a?os hacen falta para enterrar la chatarra y encontrar el cementerio adecuado.
La moral en cuestiones energ¨¦ticas es muy parecida a la milicia: a algunos como Sarkozy, que es de fusi¨®n at¨®mica, le sobran diez minutos para lanzar un ataque a Libia, aunque nuestro Gobierno es m¨¢s de leer la "mandata" como dicen y saber hasta d¨®nde se puede llamar "guerra" a una "misi¨®n", que esa sem¨¢ntica es muy importante para la vida de los espa?oles. F¨ªjense ustedes en la importancia del asunto solo viendo c¨®mo se relame Rajoy pronunciando la palabra "guerra" y c¨®mo huye de ella ZP como gato escaldado.
Las met¨¢foras (y la energ¨ªa nuclear es una gran met¨¢fora hasta que estalla un reactor) nos evitan a veces descender hasta el fondo del pozo y dejar una cosa clara: esa energ¨ªa no es limpia. M¨¢s o menos como la guerra: uno puede castigar a un s¨¢trapa como Gadafi, pero no puede evitar la destrucci¨®n de un pa¨ªs.
Total que hay guerra en Libia y escape nuclear en Fukushima, para qu¨¦ andarnos con rodeos, con lo cual el tablero de operaciones ha cambiado absolutamente de prioridades y el com¨²n de los mortales pasa m¨¢s tiempo pensando en la calidad del agua que consume que en la lucha antiterrorista, algo que, visto desde otro lado, puede resultar hasta positivo.
De hecho, si pens¨¢ramos m¨¢s en las espinacas y en la leche y menos en el plutonio y en la deuda soberana, el mundo seguir¨ªa siendo el mismo lugar poco recomendable pero muchas cosas cambiar¨ªan de prioridad. Ning¨²n f¨ªsico nuclear apadrin¨® una definici¨®n que se hizo popular en el mundo juvenil de los a?os setenta, justo cuando llev¨¢bamos la chapita de "atomkraft". Hab¨ªa "buena energ¨ªa" y "mala energ¨ªa", "corriente" buena o "corriente" mala, estabas en la "onda" o no estabas, eras un buen "conductor" o no lo eras... Todas esas met¨¢foras de f¨ªsica de andar por casa ayudan a comprender mejor un sentimiento: el ¨¢tomo da miedo, genera inseguridad, produce reacciones incontrolables, y la ciencia no es capaz de ofrecer refugio en la tormenta.
Para muchos vendedores de kilowatios-hora la cuesti¨®n parece ser todav¨ªa un tema de tarifas y de ganancias, pero Santa B¨¢rbara se est¨¢ cansando de que se le rece solo cuando truena. En plena crisis del petr¨®leo (dicen que el libio es de gran calidad), en plena crisis nuclear, hay que encontrar la f¨®rmula para salir del atolladero, pero mucho me temo tambi¨¦n que enterraremos Fukushima en nuestras conciencias bajo unos miles de toneladas de hormig¨®n armado.
Estaremos pendientes de c¨®mo evolucionan nuestros l¨ªderes en materia energ¨¦tica ante las pr¨®ximas elecciones, cuando ya el mercado de los votos y el tr¨¢fico de kilowatios vuelva a silenciar esta peque?a monserga at¨®mica. Galicia, por lo dem¨¢s, est¨¢ en una sensaci¨®n envidiable para encabezar un frente de "energ¨ªa limpia" en el panorama occidental.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.