Justin Bieber: el chico de oro
Sopa instant¨¢nea. Es la mejor definici¨®n de Justin Bieber, el caldo concentrado de la m¨²sica. Los puristas dir¨¢n que como la sopita casera, cocinada a fuego lento y con buenos ingredientes, no hay nada. No les falta raz¨®n. Pero cuando el cuerpo necesita algo calentito, nada tan efectivo como la sopa de sobre, esa que se vende a millones en todo el mundo. Ah¨ª es donde entra este canadiense. A sus 16 a?os, es evidente que le falta m¨¢s de un hervor en la vida. Y muchos le critican por haberse convertido en la ¨²ltima explosi¨®n musical de un mundo demasiado global, donde las redes sociales propagan los fen¨®menos con la virulencia de una plaga. Pero son todav¨ªa m¨¢s los que convierten al chaval del flequillo en la marca m¨¢s popular del planeta.
"Me veo como un chaval corriente y vulgar de 16 a?os cuya vida ha cambiado"
Es uno de los nombres m¨¢s googleados. En n¨²meros, la bieberman¨ªa se salda con m¨¢s de mil millones de clics en sus v¨ªdeos de YouTube, 8 millones de seguidores en Twitter y 23,5 millones de amigos en Facebook (y subiendo). Ha actuado dos veces para Obama -e hijas- y sus conciertos tienen lleno total (quedan muy pocas entradas disponibles para los de Espa?a, el 5 de abril en Madrid y el d¨ªa 6 en Barcelona, donde contar¨¢ con Willow Smith como telonera). Sus ingresos superaron los 100 millones de d¨®lares en el a?o que lleva en el candelero, lo que le convierte en el artista adolescente mejor pagado.
Nada mal para alguien que tan solo hace dos a?os tocaba la guitarra a la puerta del teatro local de su pueblo, London (Ontario), de 32.000 habitantes. Bieber ha sacado dinero hasta de debajo de las piedras, con nueve millones de ¨¢lbumes vendidos, un centenar de productos con su nombre y una biograf¨ªa que arrasa, First step 2 forever: my story (y eso que el mocoso legalmente ni ha vivido su primera borrachera). A eso se viene a sumar ahora una pel¨ªcula, tambi¨¦n instant¨¢nea: Justin Bieber: Never say never (de estreno en Espa?a el 4 de abril). Una mezcla de documental y concierto en 3D que le sit¨²a adem¨¢s como el primer artista capaz de movilizar a una industria tan lenta como Hollywood para realizar un filme en menos de seis meses desde su concepci¨®n inicial hasta su presentaci¨®n.
En persona, la fiebre Bieber la causa un chaval demasiado normal en apariencia, de no ser por la seguridad que irradia vestido de Dolce & Gabbana. En el momento de esta entrevista sigue ah¨ª el flequillo que ha marcado el look de toda una generaci¨®n de adolescentes y que hasta ha inspirado una p¨¢gina web llamada Lesbians who look like Justin Bieber [lesbianas que se parecen a Justin Bieber]. Un flequillo hoy menos bamboleante de lo normal, pero que enmarca la misma mirada de "s¨¦ que te gusto" que le caracteriza. "Es que hoy me he puesto una especie de sal marina para cambiar un poco. Lo normal es que lo lleve ca¨ªdo y lo pueda sacudir. No hay m¨¢s secreto", explica con uno de sus flequillazos seguido de una sonrisa.
Pocos d¨ªas despu¨¦s de esta entrevista, a finales de febrero, se cort¨® el pelo, provocando el enfado de muchas seguidoras (como protesta, 80.000 dejaron de seguirle en Twitter). Casi premonitoriamente, le pregunto bromeando si piensa que puede acabar como Sans¨®n, perdiendo los superpoderes musicales con el flequillo. "Yo no me veo as¨ª. No veo el ¨¦xito. Me veo como un chaval corriente y vulgar de 16 a?os al que le gustan los deportes, salir con sus amigos, ser normal. Me veo como Justin, al que la vida le ha cambiado, s¨ª, pero porque tengo la posibilidad de hacer lo que quiero. Y no hay nada malo en eso", afirma. "El dinero es un plus, pero lo importante es la m¨²sica", a?ade.
Esa boquita est¨¢ hoy moderada. Est¨¢ preparando su aparici¨®n en los Grammy, donde aspiraba a dos premios (que no gan¨®, para horror de muchos), y tiene otras cosas en la cabeza. Eso s¨ª, nervios, nunca. "Me gusta ser el centro de atenci¨®n, y por eso no me pongo nervioso. Soy as¨ª", resume con naturalidad. Por sus labios han salido comentarios m¨¢s sobrados, sobre el aborto o las relaciones sexuales; palabras de un chaval al que se le da mucho p¨¢bulo y que no todos los padres querr¨ªan escuchar en boca de sus hijos.
Aunque eso no resta orgullo a la madre de esta moner¨ªa, Pattie Mallette, de 35 a?os. Una mujer que, tras sufrir abusos sexuales de ni?a, una adolescencia salvaje de drogas, alcohol y hasta un intento de suicidio, y un divorcio cuando Bieber ten¨ªa 10 meses, vio la luz y se entreg¨® al cristianismo. Considera que ella y su hijo fueron puestos en la faz de la tierra para servir de inspiraci¨®n y alegr¨ªa al mundo. "Mi mam¨¢ siempre est¨¢ conmigo y es la que me ayuda a conservar la cabeza", suelta con otra sonrisa apuntando el flequillo hacia Mallette. Junto a ella, Scooter Braun, el m¨¢nager que le persigui¨® desde que empez¨® a ver sus v¨ªdeos en la Red y le convirti¨® en estrella con la ayuda de Antonio Reid, el hombre que relanz¨® la carrera de Mariah Carey y puso en el mapa a Usher, Kanye West y Rihanna. Tambi¨¦n le acompa?a su guardaespaldas, Kenny Hamand. Ese es todo el s¨¦quito Bieber. Y hoy, Sacha Baron Cohen, que se acerca a saludar porque sabe que cuenta en Justin con un gran fan.
S¨ª, el chaval se empe?a en ser normal. Le gusta Borat para echarse unas risas, Rocky IV en plan acci¨®n y El diario de Noa si se pone rom¨¢ntico. De m¨²sica, le va el rock cl¨¢sico de AC/DC y Led Zeppelin gracias a su padre, aunque su madre le ense?¨® los caminos de Boyz II Men y Michael Jackson. A ¨¦l, si le dejas solo, le ponen Li'l Wayne y Drake. Y como libro, su preferido es la Biblia. Un chaval normal, dice.
"Solo conoces a alguien con tanto talento una vez en la vida", prefiere decir Usher, el rapero que ayud¨® a acabar de parir a este prodigio art¨ªstico. "Es alguien con talento y que sab¨ªa que se ganar¨ªa a las chicas", explic¨® a Hollywood Reporter de quien llama su "hermanito". De eso no hay duda. Bieber les quit¨® las ni?as a los Jonas Brothers, pero tambi¨¦n se llev¨® a las madres. Le ha llovido m¨¢s de un sost¨¦n con el n¨²mero de tel¨¦fono escrito en sus conciertos. "A mi madre no le hace ninguna gracia", agrega, no sin picard¨ªa. ?Qu¨¦ pasa con los sujetadores? "No tengo ni idea. Yo no los guardo, de eso puedes estar segura. Yo prefiero las chicas con m¨¢s clase", dice. ?Como Selena G¨®mez? Sonrisa y silencio. Pasa palabra. De esa chica no habla por mucho que se empe?en en echarle novia. "Claro que me gustan las chicas, pero busco a la persona perfecta", dice con una frase demasiado ensayada.
Los rumores son tantos que ya no les presta atenci¨®n. Hasta llegaron a decir que se hab¨ªa muerto. "En un terrible accidente de tr¨¢fico. ?Te imaginas?". Dice que ha llegado para quedarse. Especialmente si consigue superar la barrera femenina en la audiencia y vende a los de su propio sexo. "Unos sienten celos porque les gusto a las chicas y a otros les preocupa lo que dir¨¢n sus amigos. Los hay que ni escuchan mi m¨²sica porque piensan que soy un cursi. Solo puedo decirles que no hay nada malo en escuchar m¨²sica, de chicos o chicas", resume. Para terminar, ?Mozart o Michael Jackson? Se lo piensa. No estoy segura de que sepa qui¨¦n es Mozart. "La m¨²sica es un lenguaje universal y yo me veo como mi propio artista. Solo puede haber un Mozart o un Jackson. Y yo me veo como yo mismo, Justin Bieber, alguien que hace buena m¨²sica y que trata de ser una buena influencia".
Flequillazos de gloria
A la estrella le divirti¨® que le asesinaran en un cap¨ªtulo de CSI, pero no el retrato que de ¨¦l se hizo en Glee. Justin, al otro lado del aparato.
JUSTIN BIEBER NO EXISTE
Bieber juega a que ¨¦l no es Bieber. Su yo po¨¦tico, el que usa en esta segunda entrevista -esta vez telef¨®nica, con motivo del estreno de la pel¨ªcula-, es un adolescente pr¨¢cticamente ficticio que es ajeno a la industria, no le quita el sue?o que le cambie esa voz, ni le ha cambiado mucho la vida desde que, en julio de 2009, sacara su primer sencillo para convertirse en el ¨ªdolo de masas m¨¢s rentable de nuestros tiempos. Uno que si se corta el flequillo, no lo hace como estrategia de marketing.
-Quer¨ªa un cambio de look y me lanc¨¦.
-As¨ª que sacas un nuevo disco, pero no un nuevo Bieber.
-Bueno, el disco es m¨¢s maduro. No llega a ser adulto, pero es m¨¢s maduro.
-?Como t¨²?
-M¨¢s o menos. Trata de cosas con las que estoy lidiando ahora que antes desconoc¨ªa.
-?Fama internacional y millones de fans?
-Eh, no. Cosas de adultos: relaciones.
TODO POR LAS FANS
-Llevas dos a?os cantando Baby. No es moco de pavo.
-Ya. La canto todas las noches. Es mi canci¨®n.
-Dos a?os son el 13% de tu vida.
-Ya. Pero a mis fans les encanta. As¨ª que a m¨ª tambi¨¦n.
Bieber divide el mundo en tres ejes: ¨¦l mismo, su m¨²sica y sus fans. Los dos primeros ejes est¨¢n justificados por el ¨²ltimo. Sus queridas fans. La cosa roz¨® el extremo el pasado 10 de marzo en Liverpool. En pleno stendhalazo, las miles de seguidoras que rodeaban el hotel casi acaban en la c¨¢rcel porque, tras verlo, rozaron la definici¨®n policial de un disturbio. En respuesta, Bieber tuite¨®: "Me voy a dormir, no me grit¨¦is mucho". Porque le encantan sus fans. Y le encanta encantarles.
EL REY DE LAS REDES SOCIALES
-?Cu¨¢ntos "me gusta" recibe lo que publicas en tu perfil personal de Facebook?
-Miles. Pero no tengo perfil personal. Solo tengo uno p¨²blico.
Bieber es un t¨ªo de lo m¨¢s abierto. Ajeno al esoterismo de estrellas adultas como Lady Gaga, cada tautolog¨ªa nacida en su cerebro de 16 a?os acaba en su boca. De ah¨ª que sus declaraciones en febrero contra el aborto y sobre violaciones causaran tanto esc¨¢ndalo. Pero, descontextualizaciones aparte, su candor le hace carne de Internet: con 23 millones de amigos en Facebook y 8 millones de seguidores en Twitter, se le suele llamar el rey de las redes sociales. Conocerlo por ellas es conocerle a ¨¦l.
LA PEQUE?A PANTALLA
-Eso de morir en TV tiene que ser fuerte.
-Pues es divertid¨ªsimo. Y lo mejor es que estuve en la tele sin tener que ser yo.
Como lo suyo son las masas, a Bieber le quieren en la tele. CSI le dio un papel y se llev¨® 14 millones de espectadores. Pero alguien que despierta pasiones de todo tipo es dif¨ªcil de retener en un medio generalista: CSI lo compens¨® matando a Bieber a balazos en otro cap¨ªtulo. Glee intent¨® abarcar la cr¨ªtica despiadada y el amor entregado, y se qued¨® en menos: 10,4 millones. Un baj¨®n. "No me gust¨®. No s¨¦ qu¨¦ estaban reflejando, pero eso no era yo. Pero, bueno, siempre est¨¢ bien que te dediquen un cap¨ªtulo en Glee".
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