'Terra incognita'
Hace aproximadamente un a?o, cuando el Ejecutivo espa?ol intentaba los nonatos Pactos de Zurbano, los analistas miraron hacia otros lugares: hacia aquellos pa¨ªses en los que los rigores de la Gran Recesi¨®n (todav¨ªa en su peor momento) lograron que Gobiernos y oposiciones se pusieran de acuerdo, de uno u otro modo, en practicar una pol¨ªtica econ¨®mica consensuada. Ello hab¨ªa tenido un buen precedente cuando Obama lleg¨® a la Casa Blanca y una de sus primeras decisiones fue respaldar a Bernanke al frente de la Reserva Federal.
La crisis todav¨ªa no hab¨ªa llegado a la fase de la deuda soberana sino que su cara dominante era la de la ausencia de dinamismo en el crecimiento econ¨®mico con sus secuelas en forma de restricci¨®n del cr¨¦dito a las peque?as y medianas empresas y a las familias, fuerte incremento del desempleo y reducci¨®n de la renta disponible. Entonces comparecieron juntos en Lisboa, dando envidia a los espa?oles, el jefe del Gobierno portugu¨¦s, el socialista Jos¨¦ S¨®crates, y el l¨ªder de la oposici¨®n, fotografi¨¢ndose y compartiendo uno de los primeros paquetes de austeridad que afect¨® a los ciudadanos del pa¨ªs vecino. Aquello, como hemos visto, dur¨® poco.
?C¨®mo se compatibiliza la legitimidad de una pol¨ªtica rechazada por el Parlamento y avalada por Bruselas?
Independientemente de c¨®mo evolucione el caso de Portugal como nuevo factor de riesgo para la Uni¨®n Monetaria y el euro (y para la credibilidad de las instituciones comunitarias) hay caracter¨ªsticas que merece la pena subrayar. La primera, que las medidas de rigor, que afectan en parte al coraz¨®n del Estado de Bienestar (por ejemplo, a las pensiones p¨²blicas), est¨¢n siendo presentadas por Gobiernos que se definen de izquierdas, siendo las oposiciones de derechas las que se ponen de lado para no desgastarse, las boicotean, se abstienen o, en el mejor de los casos, las avalan con el ce?o fruncido. Es sencillamente incre¨ªble pensar que si el Partido Popular en Espa?a o el Partido Socialdem¨®crata en Portugal llegan al poder en esta coyuntura van a aplicar pol¨ªticas econ¨®micas de distinto ¨¦nfasis de las que exige Bruselas para aplacar la especulaci¨®n de los mercados sobre el endeudamiento p¨²blico (que se contagia al privado).
Por otra parte, el cuarto plan de austeridad portugu¨¦s (Programa de Estabilidad y Crecimiento), rechazado conjuntamente por la oposici¨®n de derecha y de izquierda de su Parlamento, fue presentado previamente a la Comisi¨®n Europea y al Banco Central Europeo (BCE), y avalado por ellos. Lo cual plantea un problema fuerte de legitimidad: ?c¨®mo es posible aplicar una pol¨ªtica econ¨®mica que rechaza la mayor parte de los representantes de la ciudadan¨ªa, por mucho que la misma sea del agrado de Bruselas y la condici¨®n sine qua non para recibir el aval para el fondo de rescate europeo? El conflicto, tantas veces manifestado, entre democracia y mercado se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s expl¨ªcito en la Europa de esta coyuntura, y abunda en esa desafecci¨®n de una parte de la ciudadan¨ªa que se pregunta para qu¨¦ sirve votar si, les represente quien les represente, la pol¨ªtica econ¨®mica va a ser unidireccional. Este tipo de dilemas ata?e tambi¨¦n a los economistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.