El debate energ¨¦tico
Las renovables requieren el total apoyo p¨²blico pero con un correcto nivel de incentivos
Todav¨ªa es pronto para sacar consecuencias definitivas del accidente sufrido por los reactores nucleares de Fukushima. Sin embargo ya es posible afirmar que tendr¨¢ consecuencias de largo alcance sobre la difusi¨®n de la energ¨ªa nuclear. Sea en forma de moratorias, cierres o suspensi¨®n de planes de construcci¨®n de nuevas plantas, sea como consecuencia de medidas de seguridad m¨¢s exigentes (y m¨¢s costosas), se producir¨¢ un replanteamiento de la contribuci¨®n del sector nuclear a la disminuci¨®n de nuestra insostenible dependencia de los combustibles f¨®siles. Ello lleva a considerar el aumento del papel de las energ¨ªas renovables como un elemento esencial en el cambio de paradigma energ¨¦tico. En realidad, la importancia de un desarrollo vigoroso de las renovables en el pr¨®ximo futuro no es una consecuencia del desastre de Fukushima; ya antes no hab¨ªa otra alternativa a la situaci¨®n actual. Lo que se puede debatir, y puede variar, es el detalle de la combinaci¨®n entre nuclear y renovables para superar el estadio actual de dependencia de los combustibles f¨®siles, pero no la necesidad de ambas tecnolog¨ªas energ¨¦ticas y, en particular, de impulsar el desarrollo del sector de las renovables.
La energ¨ªa renovable tiene costes m¨¢s altos que los de la energ¨ªa convencional, aunque en clara disminuci¨®n, y es intermitente, lo que crea dificultades para su acomodo a la demanda. De ah¨ª la necesidad del apoyo p¨²blico, en forma de incentivos a la producci¨®n renovable y de recursos destinados a la investigaci¨®n y desarrollo. Justamente, en Espa?a se ha venido produciendo en los ¨²ltimos tiempos un debate sobre el "excesivo" coste del apoyo a las renovables, relacion¨¢ndolo err¨®neamente con el d¨¦ficit tarifario, que tiene otras causas. Fijar la cuant¨ªa de los incentivos es una cuesti¨®n delicada: deben ser suficientes para animar la producci¨®n renovable pero no tan grandes que desanimen la innovaci¨®n. Y deben ser necesariamente evolutivos para adaptarse a las mejoras en costes.
Algunos de los problemas surgidos en nuestro pa¨ªs se relacionan m¨¢s con una incorrecta fijaci¨®n de la cuant¨ªa y modos de aplicaci¨®n de los incentivos que a la propia l¨®gica de su existencia. A su correcci¨®n se est¨¢n aplicando las autoridades del sector, pero deber¨ªa exigirse tambi¨¦n la colaboraci¨®n de los productores m¨¢s favorecidos, renunciando a beneficios exagerados que una Administraci¨®n responsable no puede mantener. Adem¨¢s, debe tenerse en cuenta que gracias a la pol¨ªtica de apoyo a las energ¨ªas renovables, Espa?a es hoy l¨ªder mundial en algunas de las tecnolog¨ªas del sector y ocupa un papel que nunca hab¨ªa jugado antes en ning¨²n otro sector tecnol¨®gico.
No deber¨ªamos renunciar a un sistema que, por un lado, prepara un futuro al que ineluctablemente debemos dirigirnos y, por otro, est¨¢ sirviendo para crear un sector industrial y tecnol¨®gico de enorme valor. Si acaso, debemos corregir sus deficiencias para hacerlo m¨¢s viable.
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