Multas y populismo

Intentar atribuir al Gobierno un af¨¢n recaudatorio en su propuesta de limitar a 110 kil¨®metros por hora la velocidad en carretera fue un argumento torticero del PP. As¨ª ha quedado demostrado tras conocerse los primeros datos oficiales una vez ha entrado en vigor la medida. Las multas no solo no han aumentado como predijo el principal partido de la oposici¨®n henchido de populismo, sino que han disminuido (en un 48%) durante las dos primeras semanas de aplicaci¨®n del nuevo l¨ªmite. Las denuncias por radares cayeron durante los primeros siete d¨ªas en un 62%. Tales reducciones quiz¨¢ se deban, en parte, al miedo inicial de los automovilistas ante la nueva medida y las infracciones (y sus consecuentes multas) podr¨ªan abandonar tal tendencia a la baja, pero ciertamente marcan una pauta que deja en evidencia a un partido que, con el camino cada vez m¨¢s despejado hacia La Moncloa, parece incapaz de abandonar su demag¨®gica estrategia.

Ante una medida evidentemente impopular (el 69% de los espa?oles rechaza la nueva limitaci¨®n), el PP ha querido pescar de nuevo en r¨ªo revuelto con un argumento que, antes de ser desmentido por los datos, ya insultaba a la inteligencia. Porque intentar reducir el consumo de carburantes, como pretende el Gobierno para adelgazar la factura energ¨¦tica y la dependencia del exterior, lleva ineludiblemente aparejado un menor ingreso v¨ªa impuestos que algunos expertos han calculado hasta en 732 millones de euros anuales, una cifra muy superior a la que el fisco ingresa anualmente por las multas (409,37 millones para este a?o).

El Estado necesita recaudar m¨¢s y gastar menos para equilibrar las cuentas p¨²blicas, pero resultaba obvio que resolver tal ecuaci¨®n v¨ªa reducci¨®n de consumo de los carburantes (casi la mitad del precio son impuestos) habr¨ªa sido un disparate. El aumento del precio del crudo y la crisis libia exig¨ªan, por el contrario, medidas como la que entr¨® en vigor el 7 de marzo pasado y que lleg¨® acompa?ada por la propuesta de reducir en un 5% el precio de los transportes p¨²blicos. Para ninguna de las dos obtuvo Zapatero el apoyo de la oposici¨®n, si bien a aquel cabe recordarle que lo prudente es negociar previamente con ella ciertas medidas, especialmente si estas no dependen de su Gobierno sino de otros Ejecutivos, como los auton¨®micos, muchos de ellos gobernados por el PP.